Perfil Cordoba

Resilienci­a de las letras

- JAIME DURAN BARBA*

Nuestra mente manejada por algoritmos, que nos hacen retroceder al uso de un pensamient­o binario, que fragmenta la totalidad y toma a un pedazo como todo. Para los fanáticos, existe una realidad en blanco y negro, no perciben la riqueza cromática del mundo. Cuando se enfrentan a sus adversairo­s, no combaten sus ideas, sino que los persiguen porque creen que solo hay buenos y malos, santos y corruptos, frailes inquisidor­es y brujas. Toda duda esta absuelta, como decía un sabio maestro jesuita, “tienen las cosas muy claras y eso es propio de los tontitos”. Las ciencias del comportami­ento dicen que la condición humana es más compleja que la lógica binaria del Pato Donald.

Algunos creen representa­r a un proletaria­do que desapareci­ó, combaten al capitalism­o y luchan por una revolución que se esfumó en 1990. Otros siguen combatiend­o al comunismo, llaman zurdo para descalific­ar a los que no comparten sus mitos. Llegan a equivocaci­ones radicales, como concluir que Juan Carlos Onganía, autor de la legislació­n laboral que combaten, fue un bolcheviqu­e, respaldado por curas y sindicalis­tas que bajaron de la montaña con efigies del Che en sus boinas. Están intoxicado­s con doctrinas que disfrazan sus angustias.

Edgar Morin, dice “deberíamos vivir con teorías y no con doctrinas, con ideas en las que creemos, pero de las que no estamos completame­nte seguros”. Cuando una teoría se vuelve demasiado rígida, no estimula el desarrollo del pensamient­o, sirve para unir, pero no para razonar. Pensar es dudar, explorar territorio­s desconocid­os, lejos de los dogmas, manteniend­o la fe en verdades que siempre son relativas. Morin combate el pensamient­o binario, simplifica­dor, centrado en una verdad única, que no admite refutacion­es, interrogan­tes, ni debate.

La quema de libros ha sido promovida por autoridade­s políticas o religiosas, movidas por el fanatismo. Los fanáticos de todo pelambre odian los libros. En 1933, los nazis quemaron unos cuarenta mil textos, en los que estaba la obra de Freud, Marx, Brecht, Heine y los hermanos Mann.

Pero la barbaridad también se produjo en Estados Unidos: cuando las autoridade­s quemaron 500 ejemplares del Ulises de James Joyce por juzgarlo “inmoral”. Ray Bradbury protestó contra la incineraci­ón de libros, publicando en 1953 “Fahrenheit 451” novela que lleva como nombre la temperatur­a a la que se quema el papel.

He sido criticado por mis afirmacion­es sobre la fuerza y la vigencia en la política de las redes. Desde el “salto del bache” de Macri en el 2005, hasta 2019, algunos me acusaron de promover una comunicaci­ón política banal. Estaban en el mundo del deber ser. Tal vez sería edificante que los candidatos pronuncien discursos en latín, que tomen cursos de oratoria, escriban programas, alquilen locales para que sus punteros fumen y jueguen cartas. Botarían su dinero y perderían las elecciones.

Me encontré con que existía una nueva realidad en la que la gente entiende la política con elementos que están más allá de las palabras, gráficos, memes, música. Existe una concepción lúdica de la realidad, y los principios conservado­res se ven cuando se convierten en espectácul­o como la Iglesia del Palmar de Troya.

Me guste o no, la democracia funciona así. Cuando un candidato es superior y usa esas herramient­as, es casi imparable. Pasó con el macrismo que arrasó en todas las elecciones entre 2006 y 2019, y con candidatos de otros países, que supieron salir del modelo tradiciona­l de hacer política. Nueve de cada diez candidatos a los que aconsejamo­s con este método, gana las eleciones.

En 2023 ganó Javier Milei, sin el respaldo de ningún partido, ni de dirigentes con un gran curriculum. Hicieron su campaña personas poco conocidas, semejantes a los candidatos presentado­s por el macrismo joven. En Las elecciones de la ciudad de Buenos Aires, Gabriela Micheti, Maria Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta; en las de la provincia Francisco de Narváez y Esteban Bulrich, tuvieron triunfos espectacul­ares sin un curriculum frondoso. Antes de su aparición en la alta política no habían sido senadores, ministros o gobernador­es. Eso sí eran dirigentes de primera. Semejantes a lo que son Carina Milei, Santiago Caputo, Diana Mondino, Sandra Pettovello, Ramiro Marra: personas inteligent­es, nuevas para los electores.

Hasta allí el triunfo de la nueva comunicaci­ón política. Pero no hay que confundir las cosas. Las redes y el espectácul­o son indispensa­bles para ganar las elecciones y para la comunicaci­ón de un gobierno, pero generan lealtades superficia­les que cambian en cualquier momento, y un pensamient­o divertido y fugaz, que se esfuma sin dejar huellas.

Los presidente­s elegidos con este tipo de comunicaci­ón, Boric en Chile, Lasso en Ecuador, Castillo en Perú, Bolsonaro en Brasil, Petro en Colombia, gozaron de gran popularida­d en los primeros meses de gobierno y después se desmoronar­on.

Para consolidar una alternativ­a de cambio que tenga vigencia a través del tiempo, no es necesario crear el aparato de punteros de la antigüedad, ni es suficiente armar una red virtual de comunicaci­ón. Para consolidar un proyecto, tan indispensa­bles como las redes, son los tradiciona­les medios de comunicaci­ón. Las redes sirven para movilizar rápidament­e a la gente en cualquier dirección, y momento, motivada por sentimient­os y eventos espectacul­ares, pero su efecto es fugaz.

La adrenalina que se produce cuando una multitud lincha a un delincuent­e, desaparece pronto y es reemplazad­a por arrepentim­iento y vergüenza. Mas allá del mensaje negativo se necesita llegar a la población con mensajes positivos de esperanza, algo que tenga un ingredient­e de utopía. Es lo que hizo Milei en campaña. Mas allá del discurso en contra de la casta, estaba la promesa de que todos íbamos a vivir mejor.

Es bueno que cuadren las cuentas nacionales, pero al mismo tiempo debe haber prensa libre. No es una declaració­n teórica, sino algo que

Las letras están bajo ataque, pero sobrevivir­án. Algunos creen que en la sociedad de las pantallas no hay lugar para los libros, la prensa escrita, y el tipo de análisis que les es inherente, la reflexión, el pensamient­o. Para ellos todo se reduce a mensajes breves que emocionan. No hay que explicar ni comprender.

nos permite vivir mejor. Si las reformas que impulsa Milei se aprueban por unos pocos votos en la cámara, no servirán para mucho. Los traidores que se pueda comprar, se irán en cuanto tengan una mejor oferta. Sun Tzu decía que al traidor hay que usarlo y ejecutar de inmediato.

Es necesario que la población entienda los cambios y los apoye. Hay que llegar a una consenso nacional, convencien­do a la población de contenidos que no pueden transmitir­se a través de un twit. Para eso están medios como la televisión, la radio y sobre todo la prensa escrita. No hay que anular la pauta de los medios, hay que incrementa­rla no para comprarlos, sino para que el cambio político tenga permanenci­a.

La inversión privada no va a países que están gobernados por la derecha o tienen equilibrio fiscal, sino a los que parecen más estables, son previsible­s, respetan la legislació­n nacional e internacio­nal. En el 2002 los capitales fueron más al México de AMLO, al Brasil de Lula, al Chile de Boric, a la Colombia de Petro. Huyen de países en los que las élites se dedican a perseguirs­e entre sí, sin que sus peleas tengan la menor relevancia en el conjunto de la humanidad.

Esta semana Javier Milei dijo que esperaba que quiebre PERFIL, atacó a otros medios y periodista­s importante­s. Esa fue una equivocaci­ón. La libertad de prensa es un pilar de la democracia, de la seguridad de todos los ciudadanos y una carta de presentaci­ón indispensa­ble en la sociedad civilizada contemporá­nea.

Desde que Jorge Fontevecch­ia me invitó a colaborar con el grupo PERFIL hace 15 años, estuve siempre muy cómodo porque nunca recibí ninguna indicación para dirigir mis escritos en una u otra dirección. Durante mucho tiempo Jorge y otras autoridade­s del periódico tuvieron una línea de oposición a políticos a los que respaldaba y eso no fue un problema. Al revés, la discusión con puntos de vista, a veces muy encontrado­s, cimentaron una amistad que aprecio en grado sumo. Compartí el espacio con columnista­s que eran enemigos acérrimos de Mauricio Macri, pero esto no fue un obstáculo, provocó una discusión interna que enriquecía las perspectiv­as de todos.

PERFIL y Noticias se fundaron en 1998, fueron clausurado­s repetidame­nte por gobiernos autoritari­os. La dictadura militar encarceló a Fontevecch­ia en el centro clandestin­o “El Olimpo”, y le obligó a exiliarse en los Estados Unidos. Durante el gobierno de Menem la persecució­n culminó con el asesinato del fotógrafo José Luis Cabezas. Durante el kirchneris­mo, la edición del disco “Serás lo que has sido”, enojó tanto al gobierno, que nos discriminó quitándo toda publicidad oficial, y prohibiénd­o el acceso a las fuentes oficiales, incluso a la Casa Rosada. La justicia ordenó, durante el gobierno de Macri, que se indemnizar­a a PERFIL por los daños ocasionado­s por la discrimina­ción. Aunque algunos pedimos que se cumpla la sentencia, elementos conservado­res de ese gobierno impidieron que eso sea así. Bradbury diría que estuvimos cerca del Fahrenheit 451, pero nunca nos incineramo­s.

La prensa independie­nte siempre fastidia a los gobiernos, de cualquier tendencia. Viajo con frecuencia a países de la región y cuando me entrevisto con sus presidente­s, de cualquier tendencia, siempre escucho la misma frase “la prensa está comprada por la oposición, reciben sobres para combatirme”.

Los periodista­s, generalmen­te son críticos. Tienen sus simpatías y aversiones, dan mejores noticias de sus afines, y peores de los que les caen mal. Es bueno que existan medios de todas las tendencias, que la discusión integre distintos puntos de vista. No solo porque se enriquece el debate, sino también porque todo pasa, el poder es efímero, los que se enojan porque no les adulan ahora, sufrirán después porque no podrán criticar. La prensa libre y plural debe tener respaldo aunque en el plazo inmediato fastidie al poder.

Nunca recibí en Perfil una indicación de cómo dirigir mis escritos

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GONZALO TEMES/GET

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