Perfil Cordoba

Cobraba sus trabajos al valor de un café con leche, pero ahora sus obras cotizan y se venden en dólares

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Desde hace casi veinte años, Janco dibuja diferentes edificios emblemátic­os de la Ciudad de Buenos Aires. Los realiza a mano alzada, con una lapicera estilográf­ica especialme­nte adaptada para la ocasión.

CLAUDIO CORSALINI

¡Wow! ¡Qué maravilla! ¿Cuánto cuesta? ¿Me puede dibujar tal o cuál edificio? ¿Dónde aprendió a dibujar? Y así, por horas, son algunas de las preguntas e interjecci­ones que escucha a diario Jorge Janco (63) mientras dibuja sobre su tablero portátil algún edificio emblemátic­o de la Ciudad de Buenos Aires o alguna de las esquinas más representa­tivas del tejido urbano porteño.

A todas y a cada de estas preguntas, el artista urbano que nació en Jujuy las responde con suma amabilidad y una sonrisa plena en su rostro. Janco llegó de su provincia natal a Buenos Aires hace casi veinte años, y comenzó a dibujar edificios patrimonia­les como una manera de pasar las horas libres que le quedaban mientras acompañaba a su familia por un tratamient­o médico.

“¡Wow!”, también dijo Jorge cuando le pidió al taxista que lo lleve desde Retiro hasta su hotel de Piedras y Rivadavia por el camino más lindo de la Ciudad que no conocía. Así supo que existía la avenida 9 de Julio, el Teatro Colón, el Obelisco, la Casa Rosada y la Avenida de Mayo. Espacios, que a la larga, iba a terminar dibujando y cambiando su vida para siempre.

Tímido al extremo y de hablar pausado, Jorge cuenta que al principio comenzó a cobrar sus pequeñas postales por el valor de un café con leche con medialunas. Pero ahora, y tras un derrotero que lo llevó a dibujar más de mil edificios emblemátic­os, hacer exposicion­es –tanto en Buenos Aires como en Jujuy– y visitar Europa, sus obras cotizan desde los dos mil o tres mil dólares cada una.

Entre los edificios emblemátic­os dibujados por Jorge figuran el Congreso Nacional, la Casa Rosada, el Palacio de Tribunales, el Teatro Colón, la

Cómo fue su primera visita a la Ciudad y qué le pidió al taxista que lo llevó por las principale­s avenidas porteñas. Sus primeros pasos en el arte urbano porteño el cual comenzó a vender al valor de un

Cancillerí­a, el palacio Estrugamou, el Palacio de las Aguas, la Confitería del Molino, Retiro o la Plaza San Martín, además de cientos de esquinas y edificios porteños, muchas de ellos a pedido de su comprador.

“Al principio doblaba las hojas en cuatro, para achicar costos y hacer dibujos más chicos, pero con el tiempo y a partir de la repercusió­n que tenían mis diseños entre los vecinos de la zona y los ocasionale­s transeúnte­s, me fui animando a hacer dibujos más grandes. Me llamaba la atención el asombro que causaban desayuno o almuerzo de un bar de la Avenida de Mayo y hoy se expone o vende en moneda extranjera. El cambio que le representó dibujar a pedido, tanto edificios patrimonia­les como particular­es. cuando los veían, al punto de conmoverlo­s”, recordó Janco en su charla con PERFIL. Y a partir de ese momento, y de la relación con otros artistas urbanos, y quienes lo alentaron a exponer sus dibujos o a venderlos, ya nada fue igual para Jorge y su familia.

“En Jujuy hacía trabajos de gran volumen en metal, pero a partir de los dibujos en Buenos Aires resolvimos con mi esposa quedarme unas semanas más y dibujar otros edificios. No nos equivocamo­s. Con el correr de los años y la venta de los dibujos, por ejemplo, pude pagar

les los estudios universita­rios a mis tres hijos”, explicó Janco, sin perder de vista el edificio de Alvear y Montevideo que está plasmando por estos días.

En este sentido, Jorge contó orgulloso que una de sus hijas ya es arquitecta, otra es diseñadora industrial y el tercero está a punto de recibirse de arquitecto, también. “Todos estudiaron sus carreras en la Universida­d de Córdoba”, completó.

En relación con su viaje a Europa, Jorge contó que pudo hacerlo antes de la pandemia gracias a la venta de sus dibujos, y que ahora tiene planeado volver a viajar. “En esa ocasión pude viajar mucho y dibujar poco. Ahora voy a dibujar directamen­te”, puntualizó el artista urbano, que en la red social Instagram aparece como @artejanco.

Don y técnica. Según explicó el propio Jorge, la facilidad para dibujar la tuvo desde siempre. “Les hacía los dibujos a mis compañeros de escuela. Me decían que tenía un don”, aseguró.

En relación con su técnica, que es a mano alzada y con tinta, el artista jujeño la definió como vibracioni­sta. “El trazo no tiene estructura ni es lineal, es como que tiene mucha energía en sí mismo, al punto de que no podés volver atrás. Uso una lapicera estilográf­ica adaptada que permite que la tinta salga de una manera distinta a la habitual. Uso tinta Royal Talens, que es de los Países Bajos”, aseguró Janco a este diario.

En relación con el proceso de selección de edificios patrimonia­listas que dibuja, Jorge contó que los elige por su arquitectu­ra y diseño, pero también son a pedido de quién realiza la inversión en su trabajo.

“Una vez que elijo el edificio busco el mejor ángulo, la mejor vista para retratar, la cual va cambiando de acuerdo a la posición del sol, claro está. Un dibujo de 50 x 70 puede llevarme hasta una semana”, señaló, por último, el dibujante que nació en Jujuy pero que Buenos Aires le dio su sello de artista.

“Nací en Jujuy, pero Buenos Aires

me dio el sello de artista”, dijo

Jorge Janco

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FOTOS: SERGIO PIEMONTE EN RECOLETA. En estos últimos días Janco llevó su tablero hasta la esquina de Alvear y Montevideo.
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