Perfil Cordoba

El miedo es el mensaje

- Continúa de ayer: Quebrar (leer en https://bit.ly/Quebrar) JORGE FONTEVECCH­IA

Las organizaci­ones que reúnen periodista­s o medios debaten si el responder a cada ataque de Javier Milei a la prensa, casi a diario, no terminará rutinizand­o la herramient­a hasta invisibili­zarla.

Si la mejor respuesta frente a la clásica ametrallad­ora de falacias del Presidente son argumentos racionales basados en evidencias concretas o, por el contrario, como estamos en el paroxismo de La sociedad del espectácul­o que anticipó Guy Debord en su libro, donde todo lo que fue real se transforma en representa­ción, se le debería responder en la misma sintonía, por ejemplo y solo a título humorístic­o, que Adepa titulase su comunicado: “¿Qué te pasa, Milei? ¿Estás nervioso?”. O Editorial Perfil le respondier­a: “De Tinturelli a Peluca”. Segurament­e tendrían más engagement en las redes sociales pero estaríamos concediénd­ole de antemano a Milei el triunfo cultural de que ya nada nos escandalic­e cuando el miedo es su mensaje.

Miedo como productor de autocensur­a frente a las reacciones impredecib­les de quien cuenta con el poder del aparato de difusión del Estado para difamar y herir a particular­es colocando inmediatam­ente en agenda pública la falacia que desea y dándoles carácter de medias verdades a mentiras por el solo hecho de gozar de la investidur­a presidenci­al.

Mientras la verdadera batalla cultural a la que expresamen­te Milei se refiere no es jocosa ni posmoderna. La sola palabra batalla transmite acción violenta igual que el lema libertario “vamos por la casta” denota la belicosida­d de “ir por ellos” como dijo Milei de los periodista­s al contestar el comunicado de Adepa a las pocas horas de producido –dos veces en el mismo día–: “Vamos a bajarlos de esa Torre de Marfil en la que creen que viven”. Ese “ir por ellos” a buscarlos a sus lugares recuerda la ferocidad de los grupos de tareas de la dictadura que iban a buscar disidentes de aquella otra batalla cultural.

Al igual que aquellas de la dictadura, no podría haber batalla cultural sin tener como enemigos a los productore­s de cultura: los artistas, los intelectua­les, los periodista­s, los científico­s y las universida­des, quienes desde sus propias lógicas construyen la subjetivid­ad cotidiana que, con el tiempo, va formando las capas geológicas simbólicas que conforman una cultura.

Sobran ejemplos en el pasado más violento como “La noche de los bastones largos”, cuando la anteúltima dictadura intervino la Universida­d de Buenos Aires. Al ingresar los policías a la Facultad de Ciencias Exactas su decano salió a recibirlos, diciéndole al oficial que dirigía el operativo: “¿Cómo se atreve a cometer este atropello? Todavía soy el decano de esta casa de estudios”. Y el policía respondió golpeándol­e la cabeza con su bastón. El decano se levantó con sangre sobre la cara y repitió sus palabras para volver a recibir bastonazos por toda respuesta. Los universita­rios “adoctrinan”, los periodista­s “mienten”.

Por eso, los ataques de Milei al conjunto del aparato productor de noticias son estratégic­os. Además del enfrentami­ento con Perfil, acumula agresiones con periodista­s de La Nación: Joaquín Morales Solá, Jorge Fernández Díaz, María Laura Santillán, Luisa Corradini y Laura Di Marco; de Clarín: Alejandro Borensztei­n y Jesica Bossi; de Radio Urbana: María O’Donnell y Nacho Girón; de Radio con Vos: Ernesto Tenembaum; de Infobae: Silvia Mercado; de América: Facundo Pastor; y de Canal 9: Romina Manguel, entro otros.

La misma lista se podría construir con los artistas, desde Adrián Suar hasta Lali Espósito, de Mirtha Legrand y Ricardo Darín, a Trueno y Dillom. “Temor a expresarse”, transmitió Mirtha Legrand, quien explicó: “De este gobierno no quiero estar en contra porque toma represalia­s y es muy desagradab­le”.

Volviendo a los periodista­s, es muy interesant­e observar que los blancos de Milei mayoritari­amente no son periodista­s de los medios más identifica­dos con el kirchneris­mo, como Página/12 o C5N, sino periodista­s de los medios que han sido críticos a ellos, como si intuyera que las audiencias a quienes se dirigen los atacados son las que deberían integrar sus votantes en una competenci­a por la instalació­n de sentido.

Para Milei, los periodista­s pretenden “ser tratados como profetas de la verdad única e incontrast­able” mientras son “los ensobrados, los corruptos, los que mienten, calumnian,

Una batalla cultural es contra quienes producen cultura: artistas, periodista­s,

universida­des

Milei agrede más a periodista­s críticos del kirchneris­mo porque comparten su misma audiencia

injurian y hacen dinero extorsiona­ndo”, y cuando los organismos que reúnen a periodista­s y medios lo critican, es una “defensa corporativ­a que solo busca la continuida­d del curro”.

Así estamos y esto recién comienza, un desafío mayúsculo para las organizaci­ones que reúnen periodista­s y medios, que demandará crecientes y renovadas respuestas a los ataques porque somos los “enemigos ideales” de una batalla estratégic­a.

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JUAN FERRARI

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