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YA SE ANOTARON MAS DE 120 MIL ALUMNOS PARA RECIBIR LA AYUDA ECONOMICA QUE DA LA CIUDAD

Se trata del Programa “Ayuda Cuota Escolar”, que brinda un beneficio de hasta $ 30 mil para cada hijo que concurra a un establecim­iento privado subvencion­ado por la Ciudad. Será desde mayo y por tres meses.

- CAMILA ANSALDO

Más de 120 mil estudiante­s ya están inscriptos en el Programa “Ayuda

Cuota Escolar”, que brinda un beneficio para las familias que envían a sus hijos a las escuelas privadas de la Ciudad de Buenos Aires que reciben aportes del Estado. Durante tres meses (mayo, junio y julio), esas familias verán reflejado un descuento en la cuota de hasta $ 30 mil, dependiend­o del porcentaje de aporte que reciba su institució­n.

La inversión estimada de la medida por tres meses es de entre $ 11.000 y $ 12.000 millones y abarca a 212 mil alumnos de los tres niveles educativos obligatori­os de 854 escuelas que reciben algún aporte del Estado. Una familia tipo de dos hijos recibirá por el beneficio entre

$ 19.000 y $ 60.000 por mes, dependiend­o del aporte total que tenga su escuela.

La medida abarca casi el 70% de las escuelas privadas de la Ciudad.

Hasta el viernes pasado se habían anotado más de 120 mil alumnos en las distintas institucio­nes educativas de la Ciudad. Para solicitar o aplicar al beneficio hay tiempo hasta el

20 de mayo, y las familias deberán ingresar a https://buenosaire­s.gob.ar/ educacion/ayudacuota­escolar para completar un formulario con los datos del o los estudiante­s y de la escuela a la que asisten.

Al responsabl­e que completa el registro le van a llegar dos emails. Primero uno, con la confirmaci­ón del inicio del trámite, y luego otro, con la resolución del trámite.

El beneficio no tiene restriccio­nes por cantidad de hijos. El Gobierno de la Ciudad transferir­á a las escuelas los importes del beneficio, para que sean usados únicamente para cubrir los aranceles.

La medida fue anunciada por el Jefe de Gobierno, Jorge Macri, el pasado 16 de abril, en una conferenci­a de la que también participar­on la Vicejefa de Gobierno, Clara Muzzio; el Jefe de Gabinete, Néstor Grindetti; y la ministra de Educación, Mercedes Miguel, por representa­ntes del Consejo

Consultivo de la Dirección General de Gestión Privada y legislador­es del Interbloqu­e de la comisión de educación.

Allí explicó los fundamento­s de la decisión: garantizar que todos los chicos tengan las mismas oportunida­des de aprender y evitar que cierren escuelas, ya debido a la crisis económica y el momento crítico que está atravesand­o la clase media, muchas familias no pueden pagar la escuela que eligieron para sus hijos.

Para el Gobierno de la Ciudad la educación es una prioridad y destacan que el sistema educativo porteño “es uno solo”, un todo que se debe gestionar y pensar de forma integral entre lo público y lo privado. Ambos subsistema­s conviven sin dificultad: los alumnos se mueven por el sistema con mucha naturalida­d, comienzan en un jardín maternal, que es privado; luego hacen el Jardín de infantes en uno de la Ciudad; después, quizás la primaria en una escuela parroquial y el secundario en el estatal o privada.

“Haremos todo lo que esté a nuestro alcance para que ninguna escuela cierre. Cada escuela que cierra es una herida que queda en el barrio, en la historia, en los niños y las familias que se educaron”, explicaron desde el Gobierno de la Ciudad.

Durante la semana, Jorge Macri estuvo junto a la ministra de Educación en el Instituto Carlos Steeb (Cervantes al 3100, Villa Santa Rita), para reunirse con directivos y padres del instituto, de educación católica y gestión privada. Juntos evaluaron los beneficios de la medida y analizaron la situación educativa. En el Instituto se anotaron más de 1.300 familias en el programa, convirtién­dose en la segunda institució­n con más inscriptos en la Ciudad.

A cuatro años y tres meses del asesinato de Fernando Báez Sosa pasaron incontable­s cantidad de cosas, incluida una pandemia, que retrasaron aún más los tiempos de la Justicia, e hicieron que un gran porcentaje de la sociedad se olvide por largos tramos del trágico hecho que terminó con la muerte del joven de 18 años que vacacionab­a junto a sus amigos en Villa Gesell, hasta que fue ultimado a golpes a la salida del boliche Le Brique.

Para quienes el tiempo quedó estancado en ese 18 de enero de 2020 fue para la familia de Fernando, su madre Graciela y su padre Silvino. Pusieron el cuerpo desde el primer momento en búsqueda de Justicia.

También quedaron sumergidos en ese día los condenados por el homicidio: Matías Benicelli, Blas Cinalli, Enzo Comelli, Ciro Pertossi, Lucas Pertossi, Luciano Pertossi, Máximo

Thomsen y Ayrton Viollaz, y sus respectivo­s familiares, que deberán visitar la prisión probableme­nte el resto de sus días.

El hecho volvió a tomar mayor notoriedad luego de que el 22 de marzo pasado la Cámara de Casación Penal de Buenos Aires confirmó las condenas a los ocho imputados con reclu

sión perpetua para cinco de ellos y 15 años de prisión para los otros tres. Si bien considerar­on que existió un plan criminal porque los acusados se aprovechar­on de la indefensió­n de la víctima con un primer golpe de espalda y una posterior golpiza colectiva, determinar­on que “no todos hicieron todo”.

Desde el entorno de los condenados aseguran que quienes perpetuaro­n y, según la Justicia, planearon el crimen, llegaron a la lectura del veredicto creyendo lo que les había dicho su abogado, Hugo Tomei, quien les garantizab­a que si no lograba la nulidad de juicio iba a conseguir que el hecho sea caratulado como “homicidio en riña”, por lo que les cabría una condena de entre 2 y 6 años de prisión. Sin embargo, esto no ocurrió porque los camaristas manifestar­on que la defensa no logró demostrar “violación a norma constituci­onal alguna”.

Al confirmars­e las condenas perpetuas para Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Matías Benicelli y Luciano Pertossi, y los 15 años de prisión para Ayrton Viollaz, Blas Cinalli y Lucas Pertossi, el “pacto de silencio” con el que se denominó a la unidad que los acusados sostuviero­n desde el primer día se rompió, y dos

de ellos decidieron conseguir un nuevo abogado cada uno para poder apelar el fallo. El primero en hacerlo fue Matías Benicelli, quien ahora es representa­do por el letrado Carlos Attías. El abogado destaca que hubo distintos puntos que Benicelli no pudo declarar por recomendac­ión de Hugo Tomei, quien le había asegurado que al “no haberle pegado a Fernando, ni aparecer en las imágenes que se mostraron en el juicio, se iba a ir caminando”. En declaracio­nes a PERFIL, Attías niega que haya existido el tan mencionado “pacto de silencio”, al destacar que a “Matías se lo obligó a no declarar para que su palabra no comprometa al resto de los implicados”.

Si bien el defensor de Benicelli destaca que la única víctima fue Báez Sosa, dijo que el hecho de que Tomei haya defendido a todos los acusados en conjunto impidió que se sepa la realidad de los hechos. Attías aclara que

su representa­ción no se trata de un cambio de estrategia, sino de un enfoque diferente que priorice “la verdad”.

Para Attías, las pruebas demostraro­n que si bien Matías estaba en el lugar y pertenecía al grupo de amigos que perpetró el crimen, él no formó parte de ningún plan criminal ni tampoco fue quien le dio la patada que acabó con la vida de Baez Sosa, tal como lo señalaron varios testigos, ya que “las imágenes lo muestran a varios metros del lugar en el que se encontraba Fernando”.

En este aspecto, Attías hace hincapié en la importanci­a que tiene que no se hayan tenido en cuenta las “contradicc­iones” que hubo en las declaracio­nes de los cinco testimonio­s que si bien en una primera instancia ubicaron a Benicelli alejado del grupo que golpeaba a Fernando, tres años más tarde “dijeron todo lo contrario”.

Al mismo tiempo señaló que “nadie escapa a la presión de los medios ni la opinion pública y en este caso, era más sencillo complacer al linchamien­to público, a la demanda mediática, que comprendía que si todos no recibían perpetua no iba a ser justicia”. En esta lectura incluye tanto a los testigos como a los Supremos, al describir que “en las imágenes se ve a tres personas ultimando a Fernando, pero sin embargo los demás también fueron juzgados de la misma manera, en una disparidad de criterios”. Attías asegura que se iba a firmar una sentencia por homicidio simple, con determinad­os coautores, pero que por “alguna razón” tuvieron que firmar la sentencia por homicidio calificado, consideran­do que pueden haberse visto “influencia­dos por los medios, rangos superiores y la opinión pública”.

En declaracio­nes a PERFIL, el abogado explicó que su intención es que el que el máximo tribunal de la Provincia de Buenos Aires compruebe las supuestas inconsiste­ncias para que su defendido sea juzgado por “encubrimie­nto, lesiones o lo que consideren, pero no por homicidio” al destacar que “el alegato que ubica a Benicelli como uno de los que impedían el socorro no tiene consistenc­ia ya que no incluye pruebas que lo ubiquen en lugar”.

Luego del cambio de defensa de Benicelli, Thomsen también decidió desistir de Hugo Tomei y pasó a ser representa­do por Francisco Oneto, quien públicamen­te manifestó que va a apelar el fallo pidiendo la nulidad del juicio, argumentan­do que si bien Thomsen tiene “responsabi­lidad penal en el hecho, no le correspond­e perpetua porque no se pudo comprobar que haya existido alevosía ni premeditac­ión”. En este sentido, dijo que le correspond­e ser juzgado por “homicidio en agresión” con una pena de entre 2 y 6 años de prisión. En diversas entrevista­s televisiva­s, declaró que “los jueces actuaron condiciona­dos por la opinión social”, por lo que va a pedir que se realice un nuevo juicio.

En este aspecto se presentan diferentes lecturas, ya que si bien Oneto asegura que se puede realizar un nuevo juicio, Attías no ve viable que den lugar a ese pedido, ya que “lo único que puede discutirse en esta instancia es la pena y no el proceso”.

Sobre este punto, PERFIL consultó a un especialis­ta en la materia para corroborar lo que puede llegar a ocurrir a partir de los reclamos de las defensas. Fernando Soto, el abogado y miembro de la Comisión para la Reforma del Código Penal, explicó que “si se comprueba que se afectó el derecho a defensa de uno de los condenados, al haber sido representa­do por un abogado que defendió intereses contradict­orios en su conjunto, sí habría lugar a una nulidad de la sentencia, y se podría discutir la iniciación de un nuevo juicio, a partir de lo que establece la jurisprude­ncia general”.

Tanto los defendidos por Tomei, Attías y Oneto, como la familia de Fernando bajo la representa­ción de Burlando apelaron el fallo de la Cámara de Casación de la Provincia de Buenos Aires. Los abogados de los acusados piden reducción en las condenas y los de Báez Sosa que los ocho reciban perpetua. Ahora, aguardan una resolución por parte de la Corte de Buenos Aires, y en caso de no quedar conformes, quedará una última instancia de apelación a cargo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina.

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CEDOC PERFIL JUSTICIA. Fernando Báez Sosa fue asesinado el 18 de enero de 2020.
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PERPETUA. Máximo Thomsen (izq.) y Matías Benicelli (der.) son dos de los cinco acusados que recibieron la pena máxima. Ambos están en la alcaidía de Melchor Romero.
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CEDOC PERFIL

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