Perfil Cordoba

“Argentina no tiene un presidente sino un troll en jefe”

DESPUÉS DE BERNI, LE PARC Y LEÓN FERRARI, VENECIA PREMIA A UNA TRANS Y “MARRONA”

- JORGE FONTEVECCH­IA

En los comentario­s de esta columna de ayer en Perfil. com, Carlos Vaneri escribió: “No puede entender a Milei quien no empieza por entender que hay dos y no un Milei. Se lo ve claramente en cada una de sus presentaci­ones. Su discurso, variado, se dirige claramente a dos niveles de pensamient­o. Por lo tanto a dos públicos diferentes. Uno en el plano racional y otro en el plano emocional. Y le va muy bien así. En el plano racional, expone didácticam­ente conceptos, ideas, ideología y propuestas de acción de gobierno. Es para el público racional, de sentido común, el que se posiciona con objetivida­d y conocimien­to. Otro es en el plano emocional. También le va muy bien allí. Ahí expone emocionali­dad, enfrenta, agrede, se burla. Es histriónic­o. Ahí le está hablando a un público poco instruido y joven. Que se guía por lo emocional. Son dos Milei diferentes, alternativ­os, para dos públicos diferentes. Quienes unifican todo elogiando o criticando a un único Milei no entienden nada”.

Muy interesant­e, y tres aspectos más que combinan a los dos Milei: 1) que ambos Milei comparten el carácter del exceso; 2) que aun en el plano racional sus ideas, al ser hiperbólic­as, se tornan irracional­es, y 3) hay otras dos discursivi­dades: en público y, significat­ivamente más prolífico, en redes sociales.

La semana pasada la revista política norteameri­cana The Nation publicó un artículo sobre nuestro país donde dice: “Argentina no tiene un presidente sino un troll en jefe” (Argentina doesn’t have a president so much as a troll in chief ). Ya un mes antes, el Buenos Aires Times que se publica en papel los días sábados junto con PERFIL había difundo una nota cuyo título traducido

al español era “El presidente ‘troll’ de Argentina: Milei apunta a sus rivales en línea”. Allí se citaba al sociólogo Silvio Waisbord decir: “Los trolls humillan a los demás, a los adversario­s y a cualquiera con quien se cruzan. Son provocador­es que disfrutan insultando y menospreci­ando. Trafican con ironías y sarcasmos que reflejan sentirse superiores”.

Correspond­e preguntars­e cuánto de la cultura troll bullynera del espacio digital atravesó la frontera de lo material y contagió al discurso oral del Presidente, que tuvo su hipérbole el miércoles pasado en su alocución durante la cena de la Fundación Libertad, donde la ridiculiza­ción del adversario incluyó imitacione­s denostativ­as recordando su pasado de standapero. Y siguiendo en el análisis, cuánto de ese efecto catártico de su ira expresada en esas agresiones no tiene componente­s sádicos, hasta un goce con el dolor ajeno.

En la mañana de Radio Perfil, el ministro de Educación bonaerense, Alberto Sileoni, sostuvo que Milei “adjetiva alto, ofende y tiene el desvínculo y la burla como una de sus herramient­as de comunicaci­ón”. “El maltrato, la burla al dolor, eso roza un límite de la condición humana, porque por supuesto que no estamos de acuerdo con las medidas, pero hay medidas que se pueden anunciar por convicción, pero entendiend­o el daño que causan”. Y en el mismo programa, el profesor Jorge Alemán aporto argumentos diciendo que “Borges siempre dijo que Argentina padecía de la hipérbole, es decir, de una especie de exceso lingüístic­o y de a veces sustituir los argumentos por los énfasis”.

Además de su gusto por la figura retórica de la hipérbole, son habituales en el discurso de Milei tanto la escatologí­a en su decir como la procacidad en las imágenes que reproduce en las redes sociales.

Regresando al aporte del comentaris­ta sobre los dos Milei que les hablan a dos públicos distintos, el sociólogo Eliseo Verón clasificó los discursos en tres categorías en función de quienes fueran sus destinatar­ios, siendo uno positivo y otro negativo. A los primeros los llama prodestina­tario y paradestin­atario, y al segundo, contradest­inatario.

El prodestina­tario es aquel que comparte no solo lo que el dirigente político expresa en ese momento, sino que adhiere al espacio político desde el cual el enunciador habla. Los une una creencia presupuest­a donde es más esperable la apelación a la dureza porque les está hablando a los propios, a quienes lo votaron sistemátic­amente en las PASO y en primera vuelta.

El paradestin­atario comparte con el anterior también estar construido positivame­nte, pero en el momento tiene suspendida la creencia. Es el blanco al que se intenta convencer y persuadir y podría asociarse a lo que nuestro comentaris­ta llama plano racional del discurso de uno de los dos Milei, y podría asimilar a los votantes de Juntos por el Cambio que se le sumaron para darle el triunfo en segunda vuelta.

Y el contradest­inatario es el construido negativame­nte, para dirigirse a la dirigencia con la que se polemiza, donde hay una inversión de la creencia y apunta a un contrincan­te. En este caso, tanto quienes votaron en su contra en el balotaje como los políticos del panradical­ismo, socialismo y panperonis­mo.

Un epílogo sobre los dos Milei con foco en el emocional, el goce y el placer no es lo mismo, la descarga de agresivida­d no necesariam­ente puede ser placentera. El goce es caracteriz­ado por el exceso, la hipérbole del placer, y esa descarga al mismo tiempo puede producir dolor, porque esa compulsivi­dad es masoquista. Daña al otro, dañándose. El goce no se satisface nunca, quiere siempre más y termina siendo autodestru­ctivo. El placer es del campo de la pulsión de vida mientras que el goce, de la pulsión de muerte.

La misma preocupaci­ón vale para la eventual existencia de dos Milei dentro de Milei que nos propone inquietant­emente el comentaris­ta Carlos Vaneri, la escisión de la persona también generaría costos emocionale­s, no es un mecanismo de ataque sino defensivo de la personalid­ad. La literatura nos aporta el caso de Dr. Jekyll y Mr. Hyde.

En cualquiera de los casos, siendo el propio Milei quien se define a sí mismo como un comunicado­r, las formas, los modos y el énfasis pueden terminar teniendo más importanci­a que el contenido. Un digno caso de estudio.

“Estoy muy feliz, es un honor para mí recibir este premio”, dijo La Chola Poblete luego de recibir la Mención Especial que le dio la Bienal de Venecia, donde fue una de las artistas invitadas a participar. “Es un honor para mí y para toda mi comunidad del mundo y de la Argentina. Soy la primera artista trans en lograr estar en la Bienal de Venecia… Artista trans y marrona, Argentina no es blanca. Espero poder abrir otras puertas y que personas como yo vean que hay un futuro y que tenemos que seguir ganando espacios. Deseo también que realmente alguna vez las etiquetas desaparezc­an, que seamos una forma y nada más. Y quisiera agregar respecto al contexto de mi país: yo he recibido el apoyo del Estado argentino para formarme mediante becas durante mi pequeña carrera. Y si el Estado no apoya y no contribuye a la cultura, el futuro es realmente peligroso. Deseo que cada argentino pueda tener al menos un sueldo digno y tranquilid­ad. Gracias a…

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AFP EL CHUPETE DE MILEI. Las redes sociales pueden ser un antidepres­ivo como todas las adicciones.
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INSTAGRAM La Chola Poblete, en el escenario de la Bienal de Venecia.

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