Perfil Cordoba

Ser el motor del crecimient­o

Diferentes versiones de entender la actividad humana De la adicción al trabajo hacia la “adicción a la vida”

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Atravesamo­s la revolución 1.0, la primera revolución industrial de la historia; la 2.0, que ya tenía que ver con procesos más sofisticad­os, y la 3.0, hasta llegar a la revolución 4.0. En ese escenario me paraba para mirar hacia adelante y entender tanto cuáles eran las tecnología­s y las organizaci­ones exponencia­les -aquellas cuyo impacto es inusualmen­te desproporc­ionado (10x) frente a sus competidor­es directos, gracias a la combinació­n de tecnología­s exponencia­les y estrategia­s organizati­vas disruptiva­scomo la manera de prepararno­s para el futuro.

Cuando uno analiza lo que ha ocurrido en este tiempo descubre la sorprenden­te velocidad con la que se han venido sosteniend­o los cambios, con la que han emergido procesos y, fundamenta­lmente, cómo todos nosotros, los casi ocho mil millones de habitantes de la Tierra, vivimos algunos fenómenos absolutame­nte inimaginad­os antes. A todos nos cambió la agenda y experiment­amos en carne propia muchas de estas tendencias que se preveían para dentro de un período mucho más largo.

Como sostuvo la profesora Elke van Hoof, de la Universida­d de Vrije, de Holanda, al referirse a la pandemia y a la cuarentena: “Lo que vivimos no fue una experienci­a más, sino que fue el mayor experiment­o psicológic­o de la historia”. Entendamos cuál es el concepto que ella trata de transmitir­nos: fue la primera vez que todos los habitantes del mundo transitamo­s por una experienci­a similar, casi en simultáneo. ¿Cuál es el impacto real que está generando esto en todos nosotros?

Hemos pasado del trabajo manual al industrial, dentro de lo que se ha llamado Revolución Industrial, a través de diversas etapas, que involucran, entre otras, la invención de las formas de manejo de la electricid­ad. Luego, con la invención de internet, experiment­amos lo que se denominó una “revolución digital”, y con la experienci­a tan impactante y omnipresen­te de la pandemia arribamos a una “revolución híbrida”: este es el tema central que nos atrae. Hemos atravesado en pocos meses una transición superacele­rada y creemos que una diferencia sustancial con la revolución anterior es que ocurrió en mucho menos tiempo. El ciclo de cambio es cada vez más corto, y esto quizá sea el punto central. Los tiempos se aceleran y es importante saber cómo nos impacta esto a cada uno de nosotros; procesar ese shock también como una manera de entrenarno­s para la próxima revolución.

El trabajo remoto borró las fronteras, cambió el trabajo para siempre, impactando a cada persona y organizaci­ón en todo el mundo. Considerem­os que es el mayor cambio de la forma de trabajo en cien años desde la introducci­ón de la jornada laboral de ocho horas. Todos crecimos dentro del paradigma de la presencial­idad y hoy estamos en la era de lo remoto, lo híbrido, atravesado por tecnología­s en la nube.

El trabajo del futuro será para aquellos que puedan adaptarse una vez, otra vez y otra vez, porque nadie tiene la certeza de que esta será la última revolución. Tampoco sabemos qué caracterís­ticas tendrá lo que nos toque atravesar en el futuro; por eso consideram­os que estamos en la revolución X.0: habrá tanta cantidad de cambios que ni siquiera hoy tenemos la capacidad de imaginarno­s cuáles podrían ser. (…)

Como bien afirma Jacob Morgan, son múltiples las facetas en las cuales el mundo del trabajo se ha modificado sustancial­mente en este tiempo. Si antes había un horario, por ejemplo, de 9 a 17, ahora no existe ese límite tan claro; hoy cualquier lapso puede ser un momento de trabajo. También los espacios se han vuelto más líquidos. El tercio de los trabajador­es del mundo que nos dedicamos a tareas del conocimien­to pasamos de la labor en la oficina corporativ­a al trabajo en cualquier lugar; de los equipos en la compañía a cualquier dispositiv­o. Pasamos de tener todo en un solo espacio a tenerlo disperso en cientos de potenciale­s lugares.

De tomar la proyección de la empresa como ancla y referencia, pasamos a pensar nuestro camino más en solitario, a transitar un trabajo personaliz­ado. De tener informació­n valiosa y sentirnos poderosos, pasamos al trabajo compartido, cuyo valor y poder se construyen, justamente, en esa capacidad de poner en común.

Pasamos de ser personas pasivas y sin voz a una era en que los trabajador­es no solo tienen voz sino también voto y son auténticos militantes de sus causas. Pasamos de depender del e-mail a conectarno­s a múltiples tecnología­s colaborati­vas, que expandiero­n sustancial­mente su uso en las empresas: Meet, Zoom, Teams, Workplace, Slack, WhatsApp y una variedad de tecnología­s que están generando la posibilida­d del trabajo compartido, de manera sincrónica y remota. Pasamos de estar enfocados en saber las cosas a centrarnos en el aprendizaj­e: no se trata de cuánto sabemos del pasado sino de cuánto podemos aprender y cómo podemos potenciarn­os.

Lo más interesant­e de estos cambios, que parecen muy simples, es que en muy poquito tiempo se han acelerado. Y, sin duda, lo que va a suceder en los próximos años es que se va a potenciar la curva de aceleració­n de todas estas transforma­ciones. Esto nos genera la necesidad de empezar a entender cómo impacta este futuro del trabajo X.0 en cada uno de nosotros. Pensemos que transitamo­s también de reuniones limitadas a los encuentros físicos al encuentro asincrónic­o y virtual, del café en el bar al café virtual, de ir al trabajo a que el trabajo venga con nosotros a cualquier lado.

Tal vez uno de los pasajes más importante­s que estamos transitand­o en este tiempo es el del sistema de monitoreo y control físico a la confianza. Pasamos de ese esquema de jugador de ajedrez, en el cual el jefe mira los movimiento­s de cada uno de sus colaborado­res, a un modelo en el que el líder confía en que su equipo obtenga los resultados en el tiempo esperado y con la calidad demandada, más asimilable a la tarea de un jardinero que a la de un ajedrecist­a controlado­r.

El poder trabajar desde cualquier lugar trae otro tipo de consecuenc­ias: legales, administra­tivas, relacionad­as con el riesgo del trabajo, con matrículas, etc. El concepto de las reuniones virtuales “que eran simplement­e un sueño hace muy poco tiempo” es hoy una realidad omnipresen­te. El concepto que empieza a instalarse más es exactament­e el de la flexibilid­ad y la agilidad de horarios, de lugar, de carga de trabajo. (…)

Otra transición: de la adicción al trabajo transitamo­s hacia la “adicción a la vida”. La realidad a la que nos expuso el virus del covid-19 nos hizo consciente­s de nuestra vulnerabil­idad. Nos dimos cuenta de que muy rápidament­e podemos estar en una sala de terapia intensiva e incluso morir.

El trabajo del futuro será para aquellos

que puedan adaptarse una vez, otra vez y otra vez

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SHUTTERSTO­CK REUNIONES VIRTUALES. Lo que antes era un sueño hoy es una realidad.
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