Los que libran la batalla contra los virus y bacterias
La infectología cobra relevancia frente a la aparición intempestiva de microorganismos. Los expertos afirman que las claves para ganar la batalla son la investigación y las campañas con información precisa y lo suficientemente rigurosa.
“¿Qué efectos tiene la vacuna contra el dengue”; “¿Por qué crecen los casos de Covid?”; “¿Hay un rebrote de gripe aviar?”; “¿Cómo prevenir la tuberculosis?”. Durante los últimos años, se ha registrado en el país un notable aumento en la incidencia y prevalencia de enfermedades infecciosas que desafían tanto a la comunidad médica como a una sociedad que exige respuestas rápidas y efectivas. Allí es donde aparecen ellas y ellos: infectólogas e infectólogos que responden con claridad e información confiable a las consultas que se replican en los ámbitos laborales, escuelas, clubes y cenas familiares.
Como si fueran superhéroes que luchan contra enemigos desconocidos, los especialistas en infectología deben sortear distintos retos que les presentan los virus, bacterias, hongos y parásitos. De hecho, se convirtieron en grandes protagonistas durante la pandemia por Covid. Sus contrincantes resisten, mutan y aparecen ante escenarios afectados por el cambio climático, la precarización habitacional, la desnutrición y encuentran un lugar en sistemas inmunológicos debilitados. Para ganar la pelea, además de cumplir con la asistencia en consultorios e internaciones, deben estudiar los gérmenes, evitar su propagación y contribuir a la creación de vacunas. También se calzan el traje de comunicadores, ponen el cuerpo a las campañas y se convierten en el vínculo con funcionarios para asesorarlos en el desarrollo de políticas públicas.
“No se pueden entender las enfermedades infecciosas sin comprender lo que pasa con la geografía, con el cambio climático o con las condiciones de vida de la gente. Luchamos contra organismos vivos como son los virus o bacterias, a diferencia de otras especialidades, y también contra determinantes sociales de la salud”, asegura a Acciones Pedro Cahn, referente mundial de la lucha contra el HIV.
“La infectología es el puente entre la ciencia y la salud pública o el sanitarismo. Para una prevención efectiva de las enfermedades infecciosas es necesario un Estado presente”, aporta Eduardo López, especialista y uno de los impulsores de la infectología pediátrica en el país.
Investigación e infectología son inescindibles. Sin investigación no se puede saber cómo encarar los tratamientos y, sobre todo, evitar que el virus se extienda como reguero de pólvora en la comunidad. “Forma parte del caminar de la infectología”, asegura López que, además de ser jefe del Departamento de Medicina del Hospital de Niños “Ricardo Gutiérrez” y director del posgrado en Infectología Pediátrica en la UBA, dirige el equipo interdisciplinario que fue designado Unidad Asociada al CONICET en Salud. Desde que egresó como médico de la UBA en 1970, su nombre estuvo asociado a grandes descubrimientos en el abordaje de enfermedades como el Síndrome Urémico Hemolítico, la Hepatitis A o el HIV en niños y fetos.
La forma de investigar tiene dos pilares, según López. Por un lado está la investigación clínica, la que se realiza en consultorio o con el paciente internado; por el otro, la investigación traslacional, que combina los hallazgos en ciencia básica con la práctica clínica, donde interactúan varias disciplinas. “La infectología debe ser interpretada como una especialidad de servicio: tiene que darle un servicio a médicos clínicos o pediatras para un mejor conocimiento o soporte no solo del tratamiento, sino de la prevención de enfermedades”, asegura López, y destaca su relevancia en un mundo donde los efectos de la deforestación, la contaminación del aire y el calentamiento global “han hecho emerger, de forma intensa, enfermedades que históricamente estaban relegadas. El dengue es un buen ejemplo de ello”.
En ese sentido, Cahn -que además de haber prestado servicio durante décadas en el Hospital General de Agudos “Juan A. Fernández” fue presidente de la Sociedad Internacional de SIDA y uno de los creadores de Fundación Huésped- destacó el prestigio internacional que tiene la investigación argentina, particularmente en infectología.
“Argentina es el país de América Latina con más Premios Nobel: cinco de Ciencias y dos de la Paz. Uno de ellos fue otorgado a César
Milstein, por ejemplo, quien descubrió los anticuerpos monoclonales para la prevención de enfermedades muy importantes. Fueron y son profesionales formados en la universidad pública y en el sistema científico técnico argentino”, señala el médico que con el equipo que encabeza en Fundación Huésped halló que se puede alcanzar la misma efectividad del tratamiento combinado del HIV con menos drogas que las que indica el método tradicional.
“El sistema científico técnico está en una situación de desfinanciación y reducción de personal. No se puede investigar lo necesario y se corre el riesgo de que las nuevas generaciones de profesionales se vayan del país, un capital que no vamos a recuperar. Esto pasa no solo porque se les paga muy poco, sino porque hoy no tienen los insumos para poder trabajar”, advierte Cahn.
Si hasta hace unos años había filas de candidatos para formarse en esta importante especialidad, hoy ya no es tan codiciada. “Hay cada vez menos aspirantes pese a que el campo de acción y de investigación es infinito. Está muy mal paga, requiere de mucha dedicación y, si bien es cierto que cada vez tiene más protagonismo dentro de las ciencias médicas, en el mundo existen vacantes disponibles para infectólogos. Hay países como España que ni siquiera tienen la especialidad”, explica López.
Vacunas, antibióticos y mucha información. Varios virus y bacterias fueron la causa de muerte de miles de niños durante el Siglo XX. Enfermedades como la difteria, la poliomielitis y el sarampión se transformaron en el desvelo de padres que buscaban proteger a sus hijos y que, pese a muchos esfuerzos, no lograban evitar las complicaciones en su salud. En ese entonces no imaginaban la tranquilidad que tendrían futuras generaciones con las vacunas, preparaciones que generan inmunidad, frenan la agresividad de virus y bacterias y contribuyen a que en gran cantidad de países del mundo la mortalidad infantil sea muy baja.
“Hay dos factores clave en el combate contra las enfermedades, sobre todo infecciosas: por un lado, la construcción de cloacas y el acceso al agua potable de la población; por el otro, las vacunas. Algunas han sido erradicadas por las vacunas, como la viruela, que fue la primera que se eliminó del mundo gracias a una campaña mundial de vacunación. Lo mismo ocurrió con la polio, que está erradicada en el continente. En Argentina, todavía tenemos un programa de vacunación que es modelo en América Latina”, explica Cahn.
López coincide en la relevancia de la prevención y destaca el calendario de vacunación nacional, aunque lamenta la falta de campañas de difusión y la forma en que accede a la salud la población. “Si algo no se hace en Argentina de forma significativa es concientizar sobre la importancia que tienen las vacunas y facilitar la aplicación de las dosis. El mayor problema es el dificultoso acceso a los vacunatorios, ya sea por un horario restringido como por lejanía”. Para Cahn, la información que circule “debe ser clara y segura”.
Por otra parte, ambos especialistas coinciden en la necesidad de concientizar sobre el uso racional de antibióticos. “La Organización Mundial de la Salud (OMS) está alertando la posible llegada a una situación como la de 1945, en la cual casi no había antibióticos, porque hay gérmenes que son intratables. Pasa porque se van adaptando y mutan”, afirma Cahn.