“Ahora tenés políticos enfocados en los recortes”
El exbaterista de Divididos y Monos con Navajas, fundador del trío Gran Martell, regresa con un nuevo y poderoso disco, Electro, carne y hueso.
Este disco de Jorge Araujo tiene una historia realmente singular. De película, podría decirse. Cuando ya llevaba compuestos y grabados varios temas sobre los que había trabajado durante la pandemia, este músico de gran trayectoria cometió un error fatal y terminó perdiendo todo. Uno de esos errores a los que la mayor parte de los mortales está expuesto por la bendita dependencia de la tecnología y que lo dejó, de repente y sin aviso, con las manos vacías. Pero casi todos los problemas tienen solución: entonces apareció un amigo y le propuso una idea que fue un auténtico salvavidas en pleno naufragio. Y el cuento tuvo un final feliz.
Electro, carne y hueso es el resultado de un proceso largo y accidentado, pero el resultado es óptimo. Jorge Araujo, exbaterista de Divididos y Monos con Navajas, fundador del trío Gran Martell con Tito Fargo y Gustavo Jamardo, amante de la naturaleza y la paz en la vida cotidiana que de a poco se fue instalando en Las Molles, Córdoba, para alejarse de la histeria asegurada de las grandes urbes, acaba de editar un muy buen disco que presentará por primera vez en vivo este martes 21 de mayo a las 21:00 en el Café Berlín del barrio porteño de Villa Devoto.
Y todo gracias a la aparición de Lucas Vidal Dos Santos, un amigo que vive en Cipolletti, Río Negro, y que, al verlo tan amargado por ese error no forzado que tiró al tacho de basura todas las ideas en las que había trabajado durante días y días, le propuso ser el productor ejecutivo de un disco que había que empezar de cero, pero para el que tenía pensado un esquema de laburo novedoso. “Vos me das los temas y yo se los paso a tres productores más relacionados con la música electrónica”, le dijo. “No quiero que los conozcas ni tengas contacto con ellos. Vos me das la música que hiciste en el Ableton (un software utilizado para producir música de manera bastante intuitiva) y yo se la paso a ellos para que hagan lo suyo”.
Y así fue. “Yo grabé sin orden ni indicaciones y entregué lo que tenía. Cuando volvieron las primeras mezclas, me volaron la cabeza”, sintetiza Araujo, que en el Café Berlín subirá al escenario apoyado por Maxi Larreta (batería), Federico Palmolella (bajo, baby bass, synth bass), César Silva (guitarra), Pilar Ezcurra (voz y percusión), Virginia Klammer (coros) y un invitado especial, el experimentado pianista Babú Cerviño (exTantor).
La idea de Araujo es girar con este material por todo el país, aunque en el contexto actual esa proyección requiere de un enorme optimismo. “Es que para los artistas independientes, al margen de los shows que podemos organizar nosotros, el aporte del Estado es importante. Hasta hace poco toda la parte
cultural estaba en manos de artistas, de gente que habla nuestro mismo idioma. Pero ahora tenés políticos que solo están enfocados en los recortes”.
Aún en ese panorama desalentador, Araujo no se rinde. También es uno de los ideólogos y promotores de “Baterías a las plazas”, un evento que con su socio Sergio Masciotra definen como “cultural, popular, familiar e integrador”. Gente que se junta a tocar en plazas de distintas localidades de la Argentina en el marco de una especie de taller musical al aire libre.
Ahí Araujo devuelve con generosidad
a los que llegan con ganas de formarse y progresar todo lo que aprendió tocando él mismo con colegas de la talla de Armando Manzanero, Alejandro Lerner, Luis Salinas, Willy González, el Pollo Raffo, Juan Cruz Urquiza, el Mono Fontana, Adrián Iaies y naturalmente Ricardo Mollo y Diego Arnedo durante los diez años en los que fue parte de Divididos (1995-2004), quizás el momento de mayor exposición y reconocimiento de un músico que, como queda más que claro, nunca da nada por perdido definitivamente.