Caras ‘plásticas’: advierten que el bótox afecta la interpretación de las emociones
El abuso de las inyecciones paralizantes socavan la capacidad de entender las expresiones faciales de los demás. En el país, la demanda del procedimiento se duplicó en cuatro años.
Cada vez más hombres y mujeres en la Argentina recurren al bótox para atenuar arrugas de expresión y borrar años del rostro. Durante 2013, se hicieron en el país 48.459 aplicaciones de toxina botulínica, según los últimos datos disponibles de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (Isaps por sus siglas en inglés).
La cantidad de procedimientos de 2013 duplicó los realizados en 2010 (21.382), lo que demuestra el creciente interés por este tratamiento estético que se aplica principalmente en la mitad superior del rostro y que actúa paralizando temporalmente los músculos evitando que se contraigan.
Los famosos, desde conductores de televisión hasta políticos, son lo que más recurren a las inyecciones de bótox para lucir una tez lisa y brillante. Por el exceso –y un mal uso de la toxina, según señalan los cirujanos– es habitual ver en los medios de comunicación rostros ‘plastificados’, inmóviles, incapaces de transmitir alguna emoción. Pero la falta de expresión no es la única consecuencia indeseable. El bótox también afecta la habilidad de entender las expresiones faciales de otras personas, una herramienta humana indispensable para la comunicación y la interacción social, según advierte una reciente investigación de la Escuela Internacional de Estudios Avanzados (Sissa), de Trieste, Italia.
“La parálisis de los músculos faciales –afortunadamente temporal– causada por esta toxina afecta la habilidad de interpretar el significado de las expresiones faciales de otras personas”, explicó Jenny Baumeister, investigadora de la Sissa y directora del estudio recientemente publicado por la revista Toxicon. Empatía. Baumeister realizó una serie de experimentos con una muestra de once mujeres de entre 35 y 66 años, inmediatamente antes y
En 2013 se hicieron en el país 48.459 aplicaciones de toxina botulínica, según los últimos datos disponibles de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética.
La cantidad de procedimientos de 2013 duplicó los realizados en 2010 (21.382).
Es el tratamiento antienvejecimiento más demandado. Sólo en 2014 se realizaron 4.830.911 de tratamientos en el mundo. dos semanas después de que se hubieran sometido a inyecciones de bótox. Evaluó en ambos períodos su entendimiento de las emociones ajenas y las comparó con otras once voluntarias que no habían recibido el tratamiento estético.
“El efecto negativo fue muy claro cuando las expresiones que observaban eran sutiles, mientras que si la sonrisa
era amplia y manifiesta, todos eran capaces de reconocerla, aun los que habían recibido el tratamiento estético”, comentó Francesco Foroni, investigador de la Sissa y coordinador del estudio.
Para los científicos, el bótoix bloquea temporalmente la llamada retroalimentación propioceptiva, un proceso que ayuda a entender las emociones ajenas reproduciéndolas en nuestros propios cuerpos. “Por ejemplo, cuando observamos a alguien sonreír, nosotros también tendemos a sonreír, frecuentemente de una manera automática, a medida que tratamos de interpretar esa expresión. Pero si nuestros músculos faciales están paralizados con bótox, el proceso para descifrar la expresión emocional ajena se puede volver más difícil”, explicó Baumeister.
A pesar de las limitaciones del estudio, los expertos señalan que los resultados muestran los efectos del bótox en el procesamiento emocional y proporcionan una base para futuras investigaciones.