Ciudades como texto y escenario
Adrián Gorelik recorre su último libro, “Ciudades sudamericanas como arenas culturales”, un estudio fascinante compuesto por visiones distintas que en su conjunto comprenden aspectos esenciales de las metrópolis de la región.
—La figura retórica de arenas culturales, que en realidad es de Richard Morse, sostiene que la ciudad es el lugar de germinación cultural pero también el ruedo donde se libra la batalla de las ideas, lo que nos permite pensar las ciudades de otra manera. La intención es preguntarse cómo podemos pensar las relaciones específicas entre la forma urbana y la cultura. Cada uno de los trabajos del libro, desde muy diversas perspectivas, intenta responder a la pregunta por la relación entre forma material urbana y cultura, así como explorar los vínculos que pueden trazarse con el trabajo histórico. Se trata de historias intelectuales de distinto signo contadas a través de episodios simbólicos.
—Uno de los aspectos más interesantes del libro es que se ensaya una suerte de etnografía como poética del urbanismo, es decir, se intenta
—Me alegra que eso se note, puesto que se trata de un tema que no está resuelto teóricamente, y esto es cómo se vinculan teóricamente ciudad y cultura, por ello cada texto tiene que ser una forma de interrogar analíticamente cómo hacerlo y eso se abre a múltiples experimentaciones. Cada escrito también recrea la ciudad y la reinventa. Para que un trabajo sobre cultura urbana sea un trabajo que aporte algo sustantivo tiene que preguntarse por el método para rea- lizarlo.
—¿Por qué no incluir la ciudad de México?
—Esa es una gran limitación, pero en el proyecto originario estaba incluido Mauricio Tenorio Trillo, un historiador mexicano, puesto que la idea era que el proyecto tuviera una escala latinoamericana, pero nos dimos cuenta, por un lado, de que las redes intelectuales en Sudamérica ya las teníamos aceitadas, y lo otro hubiera sido un proyecto de una envergadura diferente que será la próxima etapa, donde tiene que estar México, el norte de Sudamérica, La Habana...
—Los Angeles...
—¡Claro que sí! El proyecto incluía la Latinoamérica de París a principios del siglo XX, la Latinoamérica de Nueva York en la década del 20 y el 30 e incluso el México de Chicago a inicios del siglo XX. Nuestra idea es incluir la parte latinoamericana que pudieron tener París, Londres, etcétera.
—Por otra parte, hay una suerte de continuación del examen analítico que viene desde el mítico ensayo de Angel Rama, “La ciudad letrada”, que encuentra ahora una plena profesionalización desde distintos campos de las humanidades y que formula nuevas preguntas ya no sólo desde la literatura. ¿Cómo conjugar estas preocupaciones teóricas con la expresión literaria? ¿ A quiénes está dirigido el libro?
—El tema sobre cómo escribir la ciudad es fundamental, puesto que no se puede escribir de cualquier manera. Morse les decía a los sociólogos, demógrafos y a los economistas qué mas importante que leer toneladas de estadísticas y encuestas era preciso leer a los ensayistas. En este libro las representaciones literarias, artísticas y teatrales de la ciudad ocupan un lugar de igual importancia que el que pueden ocupar estudios más estadísticos, analíticos o demográficos. Se trata de encontrar el territorio donde todas maneras diferentes de abordar la ciudad puedan dialogar entre sí y producir nuevos conocimientos. Los artículos están escritos como ensayos y no cómo papers, no sólo porque queríamos hacer un libro atractivo que pueda ser leído por gente de amplia cultura general sino también porque cada artículo experimenta una manera de interrogarse sobre la ciudad y eso sólo puede hacerse a través del ensayo.