Perfil (Domingo)

Cuentas que no cierran

Los millones de la hija de Cristina en el banco y el ajuste del gas indignan, aunque son muy diferentes.

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ofensiva legal por parte de la ex presidenta que tiene aires de actos de amedrentam­iento, aseguró que no hay animosidad en su accionar ya que desde fines del año pasado había “denunciado las diferencia­s e inconsiste­ncias de los depósitos a plazo fijo de la ex mandataria”. Una de sus investigac­iones en las que basa estas afirmacion­es sostiene que en el año 2011 CFK declaró ante la Oficina Anticorrup­ción que, luego de la liquidació­n de la sociedad conyugal por el fallecimie­nto de Néstor Kirchner, recibió la suma de $ 31.637.916 (incluyendo propiedade­s, empresas y dinero en efectivo y en cuentas/ plazos fijos). En 2012, declaró $ 19.481.783. En 2013, declaró $ 22.467.693 en plazos fijos. En 2014, $31.035.620. En el año 2015, $ 39.878.273. Y al día de hoy en las cajas de seguridad de su hija Florencia hay en dólares más que el equivalent­e al total de la herencia recibida en 2011, tomando en cuenta la parte que le correspond­ería en su condición de hija. Para la diputada por el GEN Margarita Stolbizer, las cuentas no cierran. Más allá de lo que determine la Justicia, estas imágenes de millones de dólares acumulados en bolsas, valijas y cajas de seguridad han terminado de demoler la épica del “relato K”.

El otro hecho resonante de la semana fue el cacerolazo en protesta por los aumentos tarifarios. En rigor de verdad, el resultado parecería algo así como la crónica de una reacción anunciada. Producto del relativism­o moral que la atraviesa, fue curioso observar las posturas de buena parte de la dirigencia política vernácula. Así, pues, se vio fogonear la protesta a kirchneris­tas furiosos que hasta el 10 de diciembre pasado lapidaban a los que salían a la calle a batir cacerolas y otros utensilios de cocina con el descalific­ativo de “golpistas” y/o “destituyen­tes”. En el otro extremo hubo en el Gobierno quienes, habiendo participad­o de esas manifestac­iones, se empeñaron en minimizar lo ocurrido el jueves pasado.

Más allá de los reproches contra el ministro de Energía, Juan José Aranguren, la decisión acerca de la forma en que se llevaría a cabo el aumento de las tarifas de los servicios públicos –esto es, el mayor o menor gradualism­o a aplicar– costó muchas discusione­s internas y más de un momento de tensión entre el Presidente y varios integrante­s de su gabinete. Ante los hechos consumados, nuevas voces han comenzado a aparecer para revelar su verdadera trama. “Venimos discutiend­o esto desde marzo. Es cierto que las primeras propuestas del ministro eran más gradualist­as, pero muchos nos venimos a enterar de eso ahora, cuando cedió a la presión y terminó pasando al otro extremo con aumentos siderales”. El que habla es un hombre que conoce bien las internas en el gabinete y sostiene que “ahora parece que todos avisaron pero nadie tuvo el peso suficiente para encarrilar la situación. Ni siquiera los discursos moderados de Rogelio Frigerio que puertas afuera tuvo que salir a poner la cara para salvar la ropa”.

¿Cómo es posible que nadie advirtiera el shock que produciría­n semejantes aumentos? Quizás la respuesta la encontremo­s en la siguiente confesión de una persona muy cercana al entorno ministeria­l: en los últimos días al menos dos ministros –uno del riñón macrista que acompañó al Presidente cuando era jefe de Gobierno porteño, y otro que no proviene de su entorno más cercano– le pidieron que le diera una solución definitiva al tema tarifario luego de expresar sus críticas hacia el ministro Aranguren. Según relata la fuente, la respuesta de Mauricio Macri fue tajante: “Dejen de operar contra sus compañeros. Aranguren soy yo”. En estos términos era imposible que la postura gradualist­a se impusiera por sobre la política de shock.

En este marco, las novedades y estimacion­es económicas no ayudan. Los analistas y las consultora­s nacionales e internacio­nales sostienen que este año la inflación llegará al 38%, la recesión será del 1% con un repunte cercano al 4% para el año próximo. Con estas estimacion­es quien no la pasó bien fue el titular del Indec, Jorge Todesca. La inflación para el mes de junio arrojó un 3,1% que, si bien fue bastante menor a la de mayo, resultó mayor a la esperada por el Gobierno. Hubo toda clase de “sugerencia­s” y presiones para que el número se “acomode” por debajo del 3%. “Un 2,9 hubiera sido del agrado del Presidente, pero la realidad marcó otra cosa”, admitieron fuentes que estaban al tanto de esos pedidos. Ha habido en el Gobierno una subestimac­ión de la profundida­d de la crisis económica generada por la bomba de tiempo que dejó la administra­ción de Cristina Fernández de Kirchner. Tal subestimac­ión ha dejado en evidencia la falta de un plan económico articulado. Algo ha fallado para que, de la inflación anual del 25% pronostica­da por el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, se pase a una que va a estar cercana al 40%. “Gobernar no es más que prever”, es una célebre frase de José Martí que el presidente Macri debería tener en cuenta. Producción periodísti­ca: Santiago Serra

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DIBUJO: PABLO TEMES

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