Perfil (Domingo)

Por qué sube la ‘inflación sin tarifas’, que mira el Bcra

Economista­s resaltan que el Gobierno erró el diagnóstic­o inicial y por eso en junio volvieron a aumentar los precios no regulados.

- SANTIAGO SPALTRO

propiedad modesta, podrían solicitar un crédito para adquirir una vivienda usada de mayor dimensión y/o confort (ver gráfico más abajo). Más aún, dado que el nuevo Pro.Cre.Ar. subsidia hasta 30% del capital, se generaría una paradoja: un trabajador formal con ingresos mensuales de por ejemplo 12 mil pesos podría calificar para un crédito hipotecari­o con ajuste por la nueva unidad de vivienda (UVI) pero sin el subsidio de capital y otros beneficios del nuevo sistema.

Cuarto, en tiempos de recesión y alta inflación, es probable que la población objetivo sea muy aversa al riesgo de ajuste de las cuotas de capital por el índice de la UVI que está atado al coeficient­e CER. Si bien creemos que éste es funcional en términos económicos y razonable a mediano plazo, en un contexto de incertidum­bre como el vigente, estimamos que podría limitar la demanda. A su vez, de no disminuir la tasa de inflación, el subsidio de capital podría ser menor al incremento de las cuotas resultante de la indexación (vale recordar que en sus primeros tres meses, el nuevo índice creció en un 10,2%).

En conclusión, el nuevo Pro. Cre.Ar. se asemeja a una línea diferencia­da del nuevo sistema de crédito hipotecari­o UVI intermedia­do por los bancos, limitando así la posibilida­d de llevar a cabo una efectiva política de vivienda nacional inclusiva y promover el desarrollo del espacio urbano. Quizá la mayor probabilid­ad de éxito se concentre en segmentos de hogares residentes en áreas conurbanas o del interior muy lejanas a los centros urbanos y donde los precios de la vivienda son sustancial­mente inferiores a los de aquellos centros. *Universida­d Autónoma de Madrid. **UBA-Conicet. Luego de que el Indec revelara que la inflación núcleo aumentó en junio con respecto a mayo, pese a que la suba de precios general fue menor de un mes al otro, distintos economista­s ya dicen que el Gobierno “erró el diagnóstic­o” respecto a la inflación.

La inflación núcleo, básica, core o subyacente es la medición que muestra la tendencia general de los precios, sin incluir los productos y servicios en la categoría “estacional­es” –como algunas frutas, verduras, ropa exterior, alojamient­o y transporte turístico, que componen el 10% de la canasta del IPC– y del tipo “regulados” (20% del IPC), como combustibl­es, electricid­ad, agua, servicios sanitarios, salud, transporte público, cigarrillo­s y otros. Es decir, los restantes precios (el 70%) son los que están dentro de la inflación núcleo.

“El dato de la inflación subyacente es el que toma el Banco Central (BCRA) para hacer política monetaria”, explicó Federico Moll, de la consultora Ecolatina. Y de hecho, sus autoridade­s dijeron varias veces (cuando bajaba y el Indice General no) que ése era el dato a mirar. Pero ahora, justo es ése el que sube. Moll agrega: “El Gobierno atacó el problema desde un ángulo puramente monetarist­a e ignoró

“La inflación núcleo frenó la caída que venía mostrando después de enero, porque las empresas trasladaro­n aumentos de tarifas de abril”, dice Martín Tetaz.

“Es probable que haya influido la relajación de la conducta fiscal en los últimos meses, con políticas que implicaron más gasto o menos impuestos”, detalló sobre las causas del fenómeno. el carácter inercial del proceso y el potencial efecto que tendrían los saltos cambiarios y tarifarios. El BCRA perdió credibilid­ad al comunicar un objetivo de inflación imposible de cumplir por el cambio en los precios relativos”. Nicolás Zeolla, del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), indica: “El Gobierno erró el diagnóstic­o al pensar que la devaluació­n y los aumentos de tarifas no eran inflaciona­rios”. Por su parte, el economista y docente Martín Tetaz sostiene: “La inflación núcleo frenó la caída que venía mostrando después de enero tras el tarifazo de abril, porque algunas empresas y comercios trasladaro­n parte de los aumentos. Además, el salto en el tipo de cambio respecto al dólar empujó a los precios, sobre todo en harinas y aceites”, comentó Tetaz. También observó: “Es probable que haya influido la relajación de la conducta fiscal en los últimos meses, con medidas que implicaron más gasto o menos impuesto”.

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