Perfil (Domingo)

Tarifas y subjetivid­ad

- JORGE FONTEVECCH­IA

mo social pero que ya no produce el mismo efecto calmante. Todo relato es un medium con un futuro posible, justifica rumbos y genera expectativ­as; si luego no se verifican por lo menos como posibles, pierde su poder, como le sucede hoy al discurso kirchneris­ta. Analizando planillas de costos (el célebre Excel de Aranguren) e incidencia­s comparadas entre el aumento del gas y el de la luz, el equipo económico pudo haber caído en la trampa de la proporcion­alidad matemática y equivocars­e al esperar que la reacción fuera menor.

El gusto tiene un fundamento histórico. Macri, como el gran cocinero del modelo económico, trata de ir cambiándol­e el gusto a la mayoría pero con los retrocesos que le impone la falta de tolerancia de sus clientes. El propone un relato cuyo núcleo es el progreso, la autogestió­n, la responsabi­lidad individual y la voluntad de hacer, expresada en el “sí, se puede” y el “es aquí y es ahora”.

Pero el progreso no es visto como una oportunida­d para todos. El profesor de Economía de la Universida­d de Princeton, autor del libro El gran escape (de la pobreza) y uno de los mayores especialis­tas en bienestar y desarrollo económico, Angus Deaton, escribió: “La desigualda­d es, frecuentem­ente, consecuenc­ia del progreso. No todo el mundo se enriquece al mismo tiempo. Las desigualda­des, a su vez, afectan al progreso. Esto puede ser bueno: los niños ven lo que puede hacer la educación y van a la escuela. Y puede ser malo si los ganadores intentan impedir que otros los sigan, quitando las escaleras que les permitan ascender”.

Los ganadores que quitaron la escalera son quienes en el pasado consiguier­on puestos privilegia­dos (en el caso de los individuos) o posiciones dominantes (en el caso de las empresas) y no los quieren arriesgar. El progreso produce movilidad social pero beneficios desparejos entre los actores. Todo modelo es un sistema de incentivos que elige a quién premiar (primero) y a quién castigar (temporalme­nte, si tiene éxito) en su nuevo orden. Que al campo y a la minería se los haya beneficiad­o con la quita de retencione­s y con la devaluació­n, mientras que a la clase media y a la baja se las haya castigado con aumentos de tarifas y paritarias con incremento­s de sueldos por debajo de la inflación no fue un error de comunicaci­ón ni de implementa­ción de Aranguren, pero tampoco un acierto de Ricardo Buryaile, el ministro de Agricultur­a.

Todo está relacionad­o. Por ejemplo, la discusión sobre el aumento de la inflación. Se discute si fue mayormente impulsado por la devaluació­n (los precios de diciembre no estaban al dólar de $ 15) o si la causa principal fueron las tarifas. Esto demuestra que el aumento del gas no lo decide Aranguren sino la política económica en su conjunto: el gas se importa y al pagarlo al dólar de $ 15 en lugar de $ 10 se “aumentó” su costo el 50% sólo por la devaluació­n. Aranguren, con sus subjetivem­as (marcas de estilo) sin filtro, es funcional para todo el gabinete económico porque concentra las críticas dejando al resto protegido, y hoy es su contribuci­ón a Cambiemos. Lo que las críticas omiten es que, con los nuevos precios de importació­n ahora a un dólar real, también se podrá producir en Argentina ese gas que importamos y generar puestos de trabajo. Massa y el PJ. El cambio de modelo es un cambio del sistema de incentivos, que tiene que pagar primero los costos de salida del modelo anterior y todavía no puede cosechar las ventajas del nuevo. Ese es el gran problema político de Macri de cara a las próximas elecciones: sin una mejora contundent­e en la calidad de vida de la población antes de octubre de 2017, sólo le quedaría apelar al pasado del kirchneris­mo para debilitar a la oposición, Massa entre ellos.

Así como Alberto Fernández fue abucheado la semana pasada en un shopping y fue increpado por haber sido jefe de Gabinete del kirchneris­mo, a Massa se le podría pedir que rindiera cuentas sobre su pasado kirchneris­ta y, por ahora, nadie lo hace. Massa también fue jefe de Gabinete y el propio Alberto Fernán-

Después del abucheo a Alberto Fernández, Massa precisa el antídoto anticorrup­ción que le da Stolbizer

dez está en el Frente Renovador. ¿Resulta creíble que no supieran lo que sucedía con los Kirchner, De Vido, López, Báez y Aníbal?

Probableme­nte, consciente de ese riesgo, Massa trata de vacunarse de anticorrup­ción en su alianza con Margarita Stolbizer, un cruce peripatéti­co que también podría afectarlos negativame­nte: sorprende ver la foto de Massa con legislador­es del PJ, entre ellos el propio jefe de Gabinete de Cristina en 2013, Juan Manuel Abal Medina, mientras la ex presidenta querelló a Stolbizer.

Macri cuenta con la misma ventaja que Perón atribuía al peronismo: no es que sean tan buenos sino que los otros son peores. Pero no debe apostar sólo a ese contraste. Hugo Moyano - Carlos Tevez

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CEDOC PERFIL Aranguren absorbe todas las críticas.
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AFUERA. El líder sindical dejó la jefatura de la CGT. El jugador de Boca, eliminado de la Copa.

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