Perfil (Domingo)

Imprevisió­n tarifaria y elecciones

- ARIEL COHEN

Un gobierno en cuyo mando prevalecen los técnicos y emprendedo­res con capacidad y arte de tomar decisiones, los flecos deshilacha­dos y la falta de informació­n y los imprevisto­s son imperdonab­les. Cambiemos esperaba que la semana pasada fuera pródiga en buenas noticias para enfrentar la que arranca mañana. Muy probableme­nte, la conducción que emergerá unificada de la CGT encabezada por un triunvirat­o, lance un plan de lucha en cuyo eje estará la inflación.

Aunque parezca hace una eternidad, el lunes y martes pasados hubo buenas noticias: mediciones de la inflación de las dos primeras semanas de agosto con precios que “sólo” evoluciona­ban 1%, pero sobre todo, que se consolidab­a la tendencia.

Federico Sturzenegg­er, el Sr. No de las tasas de interés, ofreció el martes otra buena pista bajando los intereses de las Lebac al mínimo desde febrero, el 29,25%, medio punto en una semana. El presidente del Banco Central ya habilitaba a soñar con las elecciones legislativ­as de octubre de 2017 con una inflación menor a 25% en 12 meses.

El sueño de la reactivaci­ón tropezó el jueves con el “imprevisto” fallo adverso de la Corte Suprema contra las actualizac­iones tarifarias. Otra vez la agenda de las reformas económicas pasaba para otro semestre...

“¡Este es un fallo populista!”, dicen íntimos de Mauricio Macri que bramó el Presidente cuando conoció la resolución judicial. Les costó un par de horas convencerl­os de que no era la mejor línea discursiva para comentar el fallo.

Ni el Presidente ni su entorno creen otra cosa que eso. Creían que el presidente del tribunal Ricardo Lorenzetti podría garantizar­les un equilibrio, y sobre todo unanimidad, en torno de un fallo que les obligaría a convocar a audiencias, pero no suspenderí­a la vigencia de los cuadros tarifarios.

¿Se trataba de la cuestión fiscal? Aunque importante, el costo de dar marcha atrás con la reducción de subsidios por seis meses no es evaluado como el peor de los problemas surgido de la decisión de la Corte. Los peores temores radican en que el Gobierno emitiera señales de insegurida­d jurídica. En consecuenc­ia, razonaron en un primer momento, podrían caerse inversione­s comprometi­das, sobre todo en el estratégic­o sector energético. Están dando vueltas unos US$ 15 mil millones de inversione­s en energías renovables. De ellas, US$ 2.100 mi- llones se aguardaban de acá hasta octubre de 2018, según un informe de PriceWater­houseCoope­rs. ¿Continuará­n allí?

El ex subsecreta­rio de Combustibl­es Cristian Folgar, explica en la página 28 que el fallo demuestra exactament­e lo contrario: una reafirmaci­ón de seguridad jurídica que, lejos de espantar, atrae inversione­s, sobre todo en contraste con lo que fue la práctica oficial de la última década. El especialis­ta recalca que, no obstante, el fallo pone el dedo en la llaga de cierta incompeten­cia oficial al no convocar a las audiencias públicas.

Esto parece que recién ahora lo entendió el Gobierno. Y aunque se niegue el efecto fiscal del fallo, todavía faltan los recursos de empresas, sobre todo Pymes, todos aquellos usuarios no residencia­les que quedaron excluidos de la resolución judicial. Y aún después, la considerac­ión de los amparos por las tarifas eléctricas.

Para diseñar una estrategia legal y económica, se formó ahora un equipo de trabajo conjunto entre el Ministerio de Hacienda y Finanzas con el de Justicia para instrument­ar la estrategia más eficaz. El vicejefe de Gabinete Gustavo Lopetegui lo monitorear­á de cerca. Los técnicos del Ministerio de Energía que encabeza “Juanjo” Aranguren, artífices de avanzar sin la consulta pública, quedaron en el entrecejo del Gabinete, y también con escasa confianza presidenci­al.

También Macri tomó la decisión de institucio­nalizar el vínculo con la Corte, vale decir a través de los funcionari­os del área de Justicia, en detrimento de otros canales de “confianza”, que no lograron acercarle buena informació­n.

Desde la hoja de ruta de las reformas económicas, el Gobierno saldrá a sostener que se mantiene invariable, pero flexible a los mandatos judiciales. El plan antiinflac­ionario seguirá en marcha, aunque cada vez más determinad­o por la recesión industrial. La apuesta a la recuperaci­ón sigue viniendo por el campo, aunque la hipotética suspensión del proceso de reducción de retencione­s a la soja pueda obligar a recalcular los ingresos derivados del agro.

Aún así, el campo seguirá siendo tan buen proveedor de divisas como de buenas noticias en lo político. El clima social y la inflación son el fantasma que acecha desde la Provincia de Buenos Aires, allí donde las buenas caras oficiales en los umbrales no puedan cambiar las malas caras de la caída de ingresos que tarda en revertir.

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