El Papa envió una carta privada a Dilma ante su inminente destitución
lo hará público, el Vaticano ve al referéndum como una carta que en algún momento deberá ser jugada.
La presión regional también hace lo suyo. Brasil y México se apuraron a celebrar el anuncio prematuro de Samper, luego relativizado por Lombardi. La semana pasada, la canciller argentina, Susana Malcorra, dijo que “da la impresión de que estamos cerca de armar un mecanismo que incluya al Vaticano en el diálogo por Venezuela”. Una intervención vaticana sería un alivio para los gobiernos latinoamericanos, que hoy cargan con buena parte de la responsabilidad de poner paños fríos al delicado escenario político en el país caribeño.
En este marco, un hombre asoma como pieza clave en las gestiones para que intervenga la Santa Sede: el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado y jefe de la diplomacia del Vaticano. Además de ser el actual canciller de Francisco, Parolin fue nuncio apostólico en Caracas durante el último gobierno de Chávez. Conoce a la perfección la naturaleza de la crisis venezolana, así como a todos los actores involucrados en ella. Es quien dirige hoy las negociaciones para una eventual mediación. La comisión de ex presidentes espera que sea Parolin quien logre sacar a la mesa de diálogo del pantano en el que se encuentra. Aunque, se sabe, se necesitan dos para bailar el tango. A días de presentarse ante el Senado y defenderse de las acusaciones que pesan en su contra, Dilma Rousseff recibió un mensaje sorpresivo. El papa Francisco le envió una carta privada, y aunque no se develó su contenido, fue percibida en Brasil como un respaldo implícito del Sumo Pontífice. El texto llegó en momentos en los que la presidenta suspendida enfrenta su segura destitución del poder, acusada de maquillar las cuentas públicas para esconder el déficit fiscal.
“El papa Francisco me ha escrito una carta pero no haré público el contenido. Sólo puedo decir que no era una carta oficial”, reveló el jueves la man-
Francisco ejerció de mediador entre Cuba y los Estados Unidos, posibilitando la reanudación de sus relaciones diplomáticas.
Evitó un bombardeo norteamericano en Siria, ante denuncias sobre el uso de armas químicas por parte de Al-Assad.
Asesorará al gobierno de Colombia y a las FARC en la designación de un tribunal que juzgará los crímenes cometidos en el conflicto armado.
Rezó en el Muro de los Lamentos por la paz entre israelíes y palestinos. dataria. Rousseff decidió no difundir su contenido, ya que una intervención “pública” del Papa podría ser interpretada como una interferencia vaticana en los asuntos internos de Brasil.
La Conferencia Episcopal brasileña ya había manifestado su perplejidad por la rapidez con la que se deterioró la crisis institucional. Algunos obispos incluso criticaron el impeachment contra la presidenta, pidiendo que los políticos trabajaran por la unidad del país.
La gran preocupación del Papa es la crisis económica y la posibilidad de que se deterioren las condiciones de vida de los más pobres. Ese mismo mensaje es el que transmitió al resto de América Latina, en especial a Venezuela y Argentina.
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Geopolítica. Un diplomático italiano de carrera, Pasquale Ferrara, publicó un libro titulado El mundo de Francisco. Bergoglio y la política internacional (Actualidad e historia), donde sostiene que está llevando a cabo una “reconceptualización” católica de la política internacional. El Papa critica los modelos económicos y políticos del capitalismo; la persecución de cristianos y la violencia en Medio Oriente; y la pobreza en América Latina y en las “periferias” del mundo.
Consciente del poder de sus gestos y de sus palabras, Francisco visitará el sábado próximo la isla griega de Lesbos, donde miles de refugiados llegan en precarias barcazas, escapando de la guerra.