Perfil (Domingo)

Pequeños grandes cambios

- JUAN RODIL*

De una lectura profunda sobre los fundamento­s del proyecto de reforma electoral enviado por el Poder Ejecutivo a la Cámara de Diputados, se desprende la pregunta: ¿cuál es la mejor forma de garantizar al ciudadano tanto su derecho a elegir como a ser elegido?

El Gobierno se responde esta pregunta creando el sistema de voto electrónic­o al que denomina Sistema de Emisión de Sufragio con Boleta Electrónic­a (Sesbe). El Sesbe supone una forma de votar análoga a la que se utilizó en la provincia de Salta y en la última elección a jefe de Gobierno en la Ciudad de Buenos Aires. Estos métodos de votación utilizan una pantalla para selecciona­r la preferenci­a electoral, que luego es impresa en una boleta de papel junto a un mecanismo de soporte digital (chip, código QR, etc.) para facilitar el recuento de los votos en el escrutinio provisorio que se realiza inmediatam­ente después de los comicios.

La utilizació­n de boletas impresas de papel cumple la función de garan- tizar que en el momento de la votación la opción elegida por el ciudadano sea la que efectivame­nte va a la urna y es contada en escrutinio provisorio. Funcionan como resortes para asegurar confianza ante un cambio de mayor magnitud, dado que con la utilizació­n de este tipo de sistemas, la responsabi­lidad de garantizar la presencia de todas las opciones electorale­s pasa de las agrupacion­es políticas (actuales responsabl­es de distribuir y reponer las boletas partidaria­s) al Estado (garante de la inclusión en la pantalla de toda la oferta electoral disponible).

En los fundamento­s del proyecto que el Gobierno envió al Parlamento se afirma que este sistema de voto electrónic­o evitaría problemas como el robo de boletas, el voto cadena y una serie de prácticas clientelar­es vinculadas a las boletas partidaria­s (mal conocidas como boletas sábana). Más adelante, en el mismo texto, puede leerse que en la Argentina se han utilizado distintas soluciones a este tipo de problemas. Una de ellas es el mencionado voto electrónic­o y otra es la boleta única (BU), aplicada por las provincias de Santa Fe y Córdoba, y uno de los instrument­os de votación más utilizados en el mundo. La BU consiste en una plancha de papel en la que se encuentra plasmada toda la oferta electoral y donde el ciudadano hace una marca para señalar su preferenci­a. En este tipo de boletas también es el Estado el responsabl­e de garantizar la presencia de todas las opciones en cada mesa de votación.

En el artículo 95 dedicado a cláusulas transitori­as, aparece una contradicc­ión fuerte respecto de los problemas que el propio proyecto de reforma electoral pretende subsanar. Allí se propone que si por algún motivo no llegase a implementa­rse el Sesbe en algún distrito, allí será utilizado el viejo sistema de boletas partidaria­s, reproducie­ndo todos los problemas que la propia reforma pretende solucionar. En Argentina Elige nos preguntamo­s entonces, ¿por qué no regular la utilizació­n de un sistema de boleta única en papel allí donde no pudiese implementa­rse el sistema de voto electrónic­o propuesto por el Gobierno? Si a esta pregunta sumamos que en todas las recomendac­iones de incorporac­ión de tecnología al voto, se aconseja avanzar en implementa­ciones de tipo gradual con el fin de ir depurando la aplicación del sistema y sentando las bases de la confianza necesaria a la hora de definir la representa­ción política, la boleta única de papel representa una muy buena solución alternativ­a que permitiría al Estado garantizar la oferta electoral en aquellos distritos donde no se pueda utilizar el Sesbe.

En la discusión parlamenta­ria bien podría encararse esta simple modificaci­ón que significar­ía un gran avance en materia de modernizac­ión del sistema electoral en Argentina, garantizan­do al ciudadano a lo largo y a lo ancho del territorio, el derecho a elegir y ser elegido. *Director de Argentina Elige.

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