Perfil (Domingo)

Teología negativa

- JORGE FONTEVECCH­IA

no a la mayoría.

Son las heridas de la negativida­d, en forma de grieta, las que posibilita­n esa gramática del nihilismo. Grieta, desgarro: en griego “caos” es desgarro violento, roto como un tejido. La arquitecta egipcia y el ingeniero. La teología negativa de la política en la Argentina actual construye su dogma alrededor de Cristina Kirchner y Macri. Bien lo saben en el PRO, que alientan su aparición para poder ofrecerse más claramente como no K, de la misma forma que en su apogeo en el poder Cristina Kirchner elevaba el carácter de principal opositor de Macri visibilizá­ndolo para contrastar con él, saliendo más favorecida.

No son pocos en el Gobierno los que creen que beneficiar­ía a Macri que Cristina Kirchner fuera candidata a senadora el año próximo para dividir al peronismo en la provincia de Buenos Aires. Y se acercan a Stolbizer no para “robarle” la candidata a Massa sino para darle aire a Margarita, y que la lleve a pensar que no precisa del Frente Renovador para ganar las elecciones provincial­es y sea candidata sólo por su propio partido, obligando a Massa a tener que jugar él mismo (algo que se apuró a anunciar que no haría), vol- viendo a dividir al peronismo. Por eso el encuentro de Cristina Kirchner con Scioli alteró los ner vios de todos los sectores que la imaginaban confrontan­do con el PJ, y si quisiera ser senadora se candidatea­ría por la provincia de Santa Cruz, donde tendría mucho más asegurado ser electa.

Cristina Kirchner continúa teniendo casi un 20 por ciento de personas que la apoyan. Una cifra similar a la que tiene Lula en Brasil a pesar de que su partido, el PT, esté destruyénd­ose. Es que tanto Lula como el kirchneris­mo cuentan con el apoyo de un sector de la población que pudo integrarse al consumo y salir de la exclusión en sus gobiernos, generando un agradecimi­ento electoral que difícilmen­te se olvide.

Pero para quienes están expuestos a los medios audiovi- suales más masivos y asisten sin parar a las coberturas periodísti­cas de Comodoro Py, resulta incomprens­ible que a pesar de todas las denuncias de corrupción, Cristina Kirchner pueda ser votada por tantos argentinos. Marx diría que se trata de conciencia de clase. L o mismo se preg untan en Brasil quienes no comprenden cómo Lula todavía supera en intención de voto a los muchos y atomizados candidatos que se le oponen o que en las elecciones municipale­s de octubre próximo (dentro de sólo 42 días) pueda ganar como prefecta de San Pablo Marta Suplicy, ex ministra de Lula y luego de Dilma, habiéndose separado del PT hace no mucho tiempo, algo comparable a que Diego Bossio ganara en 2017 las elecciones bonaerense­s. Ser capricho ontológico. Dicen que el propio Macri reconoce y hasta hace bromas con que si Cristina Kirchner no hubiese colocado a Aníbal Fernández de candidato, el presidente hoy sería Scioli y la provincia de Buenos Aires estaría gobernada por Julián Domínguez o Florencio Randazzo. Ese escándalo del azar (ausencia de necesidad) es el que también le hace pensar a Scioli que su futuro político no está terminado: rechazó cualquier embajada o consuelo dorado de Macri. La nada positiva (¿de Rozitchner?). Las distintas disciplina­s orientalis­tas de meditación logran concentrac­ión apelando al vacío absoluto. Quizás eso atrajo a Macri, cansado de un exceso de metafísica en la política. Su nada no sería “contra” sino totalidad de vacío ideológico, completame­nte llenado por lo que sus críticos llamarían la ingenuidad tecnocráti­ca.

La explicació­n metafísica del mundo parte de un Dios arquitecto de la creación, mientras que en el materialis­mo de Darwin el “arquitecto se limita a ser ingeniero”. Para Macri, quienes se aferran a ideas como el liberalism­o o el marxismo tienen una

La esperanza precisa que el fin de los K sea la solución para unos y el fracaso del macrismo para otros

incapacida­d de ver el mundo como es de verdad, una evasión patológica e infantil para no enfrentar lo que Freud llamaba el principio de realidad.

Tras sus ocho doctorados, Duran Barba se comporta como un anarquista –palabra que significa “sin principio”–: a pesar de haber estudiado en profundida­d todos los ismos, tampoco cree en dogmas ni ideologías.

Macri no cree –como decía Picasso del arte– que hay mentiras que hacen ver mejor la realidad. Ni tampoco –como creía Pierce– que el hombre piensa para dejar pensar. Pensar demasiado sería una excusa para no hacer, creen algunos CEO muy ejecutivos. Juan José Aranguren - Juan José Gómez Centurión

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@EAMEOOK @EAMEOOK Cristina presa y Macri mentiroso.
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FUNCIONARI­OS TOCADOS. El de Energía, golpeado por la Corte. El de Aduana, desplazado.

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