25% de niños sin ayuda monetaria
Para las especialistas del Cippec, el sistema de asignaciones familiares y universal por hijo es insuficiente y no cubre todas las necesidades. ¿Por qué una familia es más pobre en la medida que tiene más hijos?
Argentina concentra las peores condiciones de vida en los niños. El 47,4% de los menores de 15 años en los aglomerados urbanos viven en situación de pobreza, porcentaje que casi duplica el 27,9% referido al resto de la población. Este fenómeno no es nuevo y es regional, pero los últimos datos de pobreza publicados por el Indec revelaron su magnitud.
La situación de los más chicos se verifica al medir pobre- za por ingresos, pero también con mediciones que van más allá de lo monetario, como las de necesidades básicas insatisfechas (NBI): en 2010, 20,5% de los niños de 0 a 14 años vivían en hogares con NBI, frente a 9,7% de los mayores a esa edad. También se observa en mediciones realizadas por fuentes alternativas al Indec, como la medición de pobreza multidimensional de Unicef, o los informes de situación social del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA. Además, los datos coinciden en que la situación es aún peor para los niños en su primera infancia.
Este fenómeno, caracterizado por niveles de pobreza más elevados en la infancia, es conocido como infantilización de la pobreza, que viene profundizándose desde 2003: el porcentaje de menores de 18 años con ingreso per cápita fa- miliar correspondiente al 40% más pobre del país aumentó de 57,2% a 58,7% entre 2003 y 2014, mientras que para los de 18 o más se redujo de 34,3% a 32,2% (según Cippec en base a EPH, cuarto trimestre). Esto representa un gran problema, no sólo porque niños y adolescentes cuentan con el derecho a un nivel de vida digno, sino también porque este período es crucial para el desarrollo de las personas. En comparación con otras etapas, lo que ocurre en la infancia y la adolescencia tiene mayores implicancias en cómo se transita el resto de la vida. Es por ello que deberíamos asegurarles las mejores condiciones posibles. Pero estamos haciendo todo lo contrario.
Existen varias razones que explican por qué en Argentina los ingresos per cápita son menores para las personas con hijos. Por un lado, tener hijos disminuye el nivel socioeconómico de la familia (los niños consumen ingresos y, en nuestro país, son las familias las que cubren la mayor parte de ese déficit). Por otro lado, los hogares con niños suelen ser los más pobres, por déficits en la educación sexual, mayor aceptación de la maternidad temprana y/o menor acceso a servicios de control reproductivo, entre otros. Así, la realidad socioeconómica y los patrones reproductivos se vinculan y generan una relación circular en la que ambos se refuerzan retroalimentándose, y sus consecuencias tienden a prolongarse en el tiempo.
Revertir la infantilización de la pobreza y su profundización