Shakespeare, Cervantes... y Trump
En ocasión de la exposición 1616. Shakespeare/Cervantes organizada por la Biblioteca Nacional, Chartier impartió conferencias sobre los posibles encuentros textuales entre los autores y la geografía cervantina, por lo que resultó indispensable conocer su opinión sobre el estado del español en los Estados Unidos, el país con mayor expansión lingüística en el siglo XXI en tiempos de la intolerancia y el racismo de Donald Trump:
“Anteriormente, el inglés era una lengua menor, de mercaderes; Cervantes no pudo conocer al autor, aunque al revés es muy probable que sí, como lo señala el famoso caso de Cardenio. Si pensamos en el presente, en el imperialismo lingüístico del inglés que comprende la mayor parte de la publicación electrónica, se trata de la lengua de mayor intercambio en las disciplinas científicas y de la lengua del comercio. Sin embargo, la fuerza demográfica del español en los Estados Unidos es algo extraordinario; la presencia de inmigrantes de países de habla española, a pesar de la voluntad terrible del señor Trump, constituye una fuerza fantástica en relación con el cine, la música y la literatura. Hay una gran parte de estudiantes de high school y universitarios interesados en conocer la presencia lingüística-estética del español de América Latina, representada por las tradiciones culturales argentinas, chilenas y por la cinematografía mexicana. El problema que veo –doy clases todos los años en Pennsylvania– es que no se pasa del interés por la lengua al reconocimiento de la importancia de lo que se ha escrito y se escribe en español cuando pensamos en términos de filosofía, ciencias humanas o historia. La gente que aprende español para leer directamente a García Márquez o seguir las películas mexicanas no imagina que existe para sus estudios una lengua que produce trabajos y obras fundamentales; existe una distinción entre el español como lengua de cultura y descubrimiento del mundo y el español como lengua del pensamiento y la antropología. Es necesario hacer un esfuerzo para convencer a la gente de que existen obras fuera del inglés indispensables para la investigación, no porque traten del mismo tema, sino porque son modelos de análisis y de prácticas específicas de inteligibilidad. Este me parece el desafío fundamental del español en los Estados Unidos, aunque no sé si se podría pensar en estos mismos términos la problemática fuera del país o en los países del norte de Europa. Acaso también se trata de un conflicto aplicable para el portugués de Brasil. Acá hay una visión más global de la América Latina, desde México hasta Tierra del Fuego”.