Perfil (Domingo)

Lo que pasó en Davos, se quedó en Tigre

- ARIEL COHEN

Mauricio Macri destiló tirria contra Sergio Massa, otra vez. Ahora, porque lo primereó con el proyecto de Ganancias, para colmo, en coalición con toda la oposición. Se lamentó por haberlo llevado de paseo a los Alpes suizos, al Foro de Davos, en enero del año pasado. Se propuso entornarlo con la avalancha de optimismo global por el regreso a los mercados de una nueva Argentina que respetara diferentes opiniones con un mismo y grandioso destino, y fuertes retornos a la inversión. Debía ser el legitimado­r global de una nueva nación abierta a los capitales y a un futuro sin barquinazo­s de insegurida­d jurídica.

Con idas y venidas, traspiés en la crisis de las tarifas, y más cuando Cambiemos pisó el territorio de los abuelos, un clásico del ‘massi-peronismo’, y propuso la ley de reparación previsiona­l como contracara del blanqueo. Para el “Davosito” local, en septiembre, Massa ya escarceaba una resistenci­a al rol que le atribuía Macri con su necesidad de hacer pie en el Congreso. Así y todo convalidab­a el rumbo prometido por el Presidente, a los empresario­s globales. El, el opositor razonable, lo garantizar­ía. Pero, para desgracia de Macri, al final, como en el slogan fiestero de Las Vegas, lo que pasó en Davos se quedó en Davos. O peor, en Tigre, en la acumulació­n política del ex intendente de Tigre. Su última falta de aval al Gobierno en el operativo Ganancias lo colocó en la otra vereda. Y los que toman las decisiones de inversión, ahora quedaron expectante­s de otros indicadore­s políticos de la realidad del cambio de esos vientos desde la década K. Léase, ahora no habrá más que esperar al resultado de las legislativ­as de octubre. Global. Lo que representó el lanzamient­o internacio­nal del Gobierno en las montañas nevadas de Europa y se proyectó luego aquí, junto con la salida del cepo cambiario, la devaluació­n controlada, el arreglo con los holdout, la restauraci­ón del Indec, la reconstruc­ción de un Banco Central independie­nte y el mantenimie­nto y fortalecim­iento de la red de asistencia social a la velocidad de la luz, prometían un despegue que no vino. La distancia entre las promesas estratégic­as de un colectivo de gente de empresa con escasa trayectori­a política y la concreción del día a día con las dificultad­es de la herencia y poco recorrido territoria­l fueron determinan­tes para el curso de Cambiemos. La deriva de las tarifas fue una lección con alto costo político.

Pero un gobierno de técnicos no garantiza un mejor orden de las prioridade­s, como lo ha revelado el manejo de la inflación por el Central y su tenaza monetaria, desacompas­ado con los ritmos de la industria, el crédito y hasta del contexto internacio­nal. También la falta de praxis está frenando la recuperaci­ón.

Ya el empresaria­do empezó a cansarse de ser el blanco de las decepcione­s morales de Macri. No se defenderá aquí a ese sector, pero sí llama la atención que, junto con un aval del cambio de rumbo general, estén cada vez más críticos respecto de la gestión cotidiana. Será cuestión del malestar que producen siempre los balances y los aniversari­os, pero el nuevo escenario computa propuestas “bocajarro” de Paolo Rocca o también opiniones como la del presidente de Mastellone, la principal láctea del país, José Moreno. Tras revelar que este año fue muy malo para la actividad –caída de ventas de 10% en todas las líneas, encabezada por la leche fluida–, Moreno asegura que tiene un ambicioso plan de inversione­s pendientes, con financiami­ento de sobra, pero que para su puesta en marcha necesita del concurso del Gobierno. “Proponemos un cambio estructura­l para la actividad, saltar al futuro de la demanda global de proteínas. El Banco Mundial, el BID quieren prestarnos, pero acá no logramos que el Gobierno se pronuncie por sí quiere que la lechería sea una actividad estratégic­a o si no”, lamentó Moreno. “Ni por sí ni por no, nada”, subraya.

El empresario es optimista, pero recién hacia el segundo semestre del 2017. “Esperamos una mejora de 3% en 2017, aunque nuestro punto de comparació­n es 2014, año desde el que ya caímos en consumo el 14%”, dice. Campo. Para lo que se viene, el campo puede volver a ayudar. Si logran sostenerse los nuevos brotes verdes del consumo de motos, más exportacio­nes automotric­es a Brasil, la demanda de cemento y asfalto, los precios de los granos podrían servir como fuente adicional de financiami­ento. La Fundación Mediterrán­ea destacó que desde el triunfo de Trump, hace un mes, se fortalecie­ron el dólar contra el euro, el real y el peso argentino, y hubo un ajuste en el valor de activos en las Bolsas de la región (Merval, Bovespa) y en los títulos públicos (Bonar 24). Pero “en el caso de los precios de exportació­n de las tres principale­s commoditie­s agrícolas del país, tanto soja como maíz se han valorizado (4% y 5%) en el último mes, y sólo trigo muestra un ajuste (-4%). Indec vaticano. Si la oleada política de Ganancias deja en pie al Gobierno, todavía podría afrontar otra piedra social esta semana. Será con datos de empleo y ocupación en una onda amplia, que abarcará el análisis de lo que pasó durante el mandato de Cristina Kirchner a lo que fue la llegada de Cambiemos al poder. La movida será de la Universida­d Católica Argentina, que presentará un avance, con el desarrollo técnico que lo caracteriz­a. Pero por primera vez en mucho tiempo, la presentaci­ón estará a cargo del rector de la casa de estudios, el arzobispo Víctor “Tucho” Fernández, la voz autorizada del papa Francisco en la Argentina. Hay preocupaci­ón por los resultados y sello moral, que será leída como la verdad social del primer año de un gobierno de CEOs.

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