Perfil (Domingo)

Falta un pensamient­o político renovador

- JOSE MIGUEL ONAINDIA*

Hace un año escribí para PERFIL con motivo de la elección de Mauricio Macri como presidente de la Nación y de la singular situación que esa decisión ciudadana provocaba, que el gran desafío del nuevo gobierno era cultural. No le adjudicaba a ese término las misiones y funciones de la cartera del ministerio que lleva ese nombre, sino la compleja labor de construcci­ón política de convertir los mitos en conceptos, los relatos en hechos susceptibl­es de diversas interpreta­ciones, la aceptación del disenso en un hábito social de convivenci­a.

La realidad del entonces nuevo gobierno nacional (el primero en la historia argentina electo en segunda vuelta electoral) era difícil porque se enfrentaba a catorce años continuos de gobierno de un mismo partido (debe recordarse que Duhalde gobernó desde el inicio de 2002 hasta mayo de 2003, en el que entregó la presidenci­a a Néstor Kirchner, candidato que él había promovido) y con una impronta personalis­ta y hegemónica del matrimonio Kirchner en sus tres presidenci­as sucesivas, sin precedente­s desde la finalizaci­ón de la última dictadura militar argentina. La debilidad parlamenta­ria de la coalición de gobierno también indicaba una situación muy compleja para la siempre lábil institucio­nalidad de nuestro país, más aún cuando los socios provienen de diferentes troncos ideológico­s y comportami­entos políticos.

El Presidente asumió con una pérdida simbólica grave, pues no logró acordar con su antecesora que le transfirie­ra el mandato como la Constituci­ón prescribe. Más allá de la anecdótica trifulca por la entrega de las insignias de mando, no se advirtió en el nuevo grupo gobernante la gravedad de esa maniobra tendiente a quitar por esa vía la legitimida­d que el mandatario había obtenido en las urnas.

Antes de que se produjera la asunción del nuevo mandatario, los sectores más radicales del peronismo agredían esa legitimida­d y entonaban estribillo­s comparando el nuevo gobierno con la “dictadura”, como si en la Argentina hubiera habido una sola. Esta sagaz frase acuñada por el peronismo ayuda a olvidar que los primeros golpes de Estado que engendraro­n las dictaduras de 1930 y 1943 contaron con la activa participac­ión del general que fundó el movimiento.

A un año de estos hechos el Gobierno no ha demostrado advertir que su gran desafío es en el campo de lo cultural, si entendemos por ello el conjunto de valores simbólicos y prácticas de convivenci­a que de ellos derivan. Ni aun algunos logros obtenidos desde la óptica de su gestión han sido capitaliza­dos para sustituir las verdades reveladas, el culto a la personalid­ad, la manipulaci­ón de la historia por una nueva modalidad de convivenci­a social y una forma diversa de percibir el ejercicio del Gobierno y las relaciones sociales.

Advierto que el gran déficit radica en la ausencia de un pensamient­o político auténticam­ente renovador respecto de lo que se intenta sustituir, que se comunique a la población con las herramient­as extraordin­arias que el mundo contemporá­neo brinda. La falta de previsión en áreas de importante repercusió­n en la vida comunitari­a, los errores de discurso para presentar hechos que afectan los intereses de la sociedad, el uso de metáforas primarias para aludir a los cambios y sembrar esperanza en un país con más del 30% sumido en estado de pobreza y el otro porcentaje con muy poca paciencia para esperar cambios y logros no dibujan un paisaje donde parezca advertirse la sutil construcci­ón del cambio que el nombre de la coalición de gobierno promete a la sociedad.

El peronismo, con los fracasos parlamenta­rios infligidos a la reforma política – que no puede imponerse por decreto de necesidad y urgencia porque expresamen­te lo prohíbe la Constituci­ón– y la modificaci­ón de medidas económicas impulsadas por el oficialism­o, ha demostrado que su vocación de poder sigue intacta y que su paciencia para tolerar gobiernos de distinto signo es escasa. Estos hechos no son novedosos ni sorprenden a ningún superficia­l analista de la política argentina reciente. Sin embargo, pareciera que el Gobierno no los percibe con la gravedad que conllevan.

No usaré boletines para clasificar al Gobierno en esta asignatura porque no me parece una comparació­n adecuada y no quiero incurrir en el error que señalo, pero tengo la convicción de que el desafío cultural está intacto, con el inconvenie­nte que ha transcurri­do un año sin haber producido transforma­ciones indispensa­bles para la existencia de una democracia del siglo XXI. *Profesor de Derecho Constituci­onal y Derechos Culturales.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina