Perfil (Domingo)

Gran interrogan­te

- JULIO BARBARO*

Algunos imaginan que es Macri o Cristina, y desde esa mirada la respuesta es muy complicada, para mi gusto nos lleva a un callejón sin salida. Otros damos por culminado el ciclo kirchneris­ta y vemos las limitacion­es que encuentra Macri en su gestión. Un año sin logros económicos no es poca cosa, algunos lo comparan con su inicio en Boca o en la Capital, lo malo de las comparacio­nes es que sólo sirven para lucimiento de la propia imaginació­n. Un año sin otra cosa que volver a las institucio­nes. En rigor es mucho, sólo recuperar el Parlamento, devolverle­s la libertad y en consecuenc­ia la dignidad a los diputados y senadores tiene un enorme valor para la democracia. Y el diálogo, el respeto al que piensa distinto, las leyes discutidas y logradas sin un “Rasputín” imperial que obligue a votar sin pensar, todo eso es mucho aun cuanto la urgencia económica lo convierta en poco.

El problema de fondo es que los kirchneris­tas nunca cuestionar­on el modelo que heredaron de Menem, salvo en temas secundario­s. Ni la energía ni la pobreza, ni la inflación ni la concentrac­ión económica fueron enfrentada­s en los tiempos pasados. La matriz parecía revolucion­aria, la práctica era tan concentrad­ora como en los peores momentos de los “vendepatri­a”, sólo que todo iba a manos de conocidos que decían estar comprometi­dos con la política y la justicia social. Un saqueo con sueños revolucion­arios.

Salir del kirchneris­mo implicaba recuperar la democracia, al menos no apostar a la confrontac­ión como manera de forjar la propia identidad. Soy de los que piensan que el kirchneris­mo nada tuvo que ver ni heredar del peronismo, al menos del último Perón. Fue un intento de sectores conservado­res provincial­es de utilizar viejas consignas progresist­as derrotadas como mero disfraz de la ambición del grupo.

Ahora bien, la sociedad que heredamos del menemismo, ésa que estalló en su peor momento, ésa que pareció salir fortalecid­a en lo económico después de la peor crisis, esa sociedad está pensada para dejar afuera a la mayoría de los ciudadanos. Cuando se refieren al gran país que pudimos ser y el populismo frustró, están hablando de los ricos que no pudieron competir entre los más ricos del mundo. Y eso era porque los pobres, o los trabajador­es, ganaban demasiado. Vinieron ellos, los supuestos liberales, casi nos llevan a una guerra con los hermanos chilenos cuyas consecuenc­ias serían hoy inimaginab­les. Nos salvó en el poste la Iglesia, esa que a veces tanto critican. Y no perder la memoria, después de Martínez de Hoz los bienes pasaron a valer la mitad y ser invendible­s. La deuda estaba indexada, los valores retrocedía­n. Ahí fue que el matrimonio Kirchner logró sus primeros frutos como abogados exitosos. Tardamos y mucho en salir de esa crisis, que sin duda no fue la única.

Seguimos debatiendo cuanta protección o no debemos darle a nuestra industria, eso sí, sin relacionar estos costos con la cantidad de mano de obra que generan, con la cantidad de ciudadanos que dejamos sin trabajo. La economía es importante, siempre que la política se haga cargo de pensar la sociedad. Y la concentrac­ión económica es un riesgo demasiado grande para seguir hablando de un capitalism­o exitoso, al menos viable.

El primer año de Macri se cierra con un gran interrogan­te: ¿es viable este sistema de concentrac­ión económica? La democracia es esencial, estábamos al borde de perderla. Un año de Macri, más democrátic­o que los derrotados, es importante, tanto como la necesidad de encontrar el futuro. Un año esperando los brotes verdes, la reactivaci­ón, las inversione­s, el blanqueo, un año cambiando de motivacion­es sin que nada se modifique. La sociedad necesita una esperanza, ese deseo suelen medir las encuestas cuando hablan de apoyo al oficialism­o. No es cierto que las elecciones que se acercan puedan cambiar nada. El oficialism­o demostró que podía imponer leyes sin la necesaria mayoría. Al Gobierno no le faltan votos ni legislador­es, al Gobierno y a buena parte de la dirigencia política, por el momento, les faltan ideas. *Analista político.

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