Proponen crear un registro único de obras paralizadas
En la Legislatura porteña se analiza un proyecto de ley que apunta a la creación del Registro Unico de Obras Paralizadas. Esta iniciativa pretende que estos edificios, que nunca se terminaron, se conviertan en espacios públicos o se destinen a vivienda social. La medida fue impulsada por la legisladora del bloque peronista María Rosa Muiños.
La normativa abarca las construcciones que no se continuaron por incumplir alguna ley a la hora de ser habilitadas o por falta de planos. También incluiría los edificios que presentan un alto estado de deterioro o están abandonados.
“Nos enfocamos en obras de grandes dimensiones. Estos esqueletos ocupan tierras de la Ciudad que podrían reutilizarse para otros fines”, explicó Muiños a PERFIL.
Desde 2001 regía la Ley 739, que ya establecía la creación del mencionado registro. Sin embargo, nunca fue actuali- zado, por lo que hasta el momento no se tiene la certeza de cuántas obras abandonadas hay en la Ciudad.
El proyecto ya fue tratado en las comisiones de Planeamiento Urbano y de Presupuesto. La legisladora, integrante de ambas comisiones, propone modificar el artículo 1 de esa ley para darle carácter permanente al registro. “Antes sólo contemplaba las obras interrumpidas hasta el 31 de diciembre de 1999”, afirma Muiños.
Además, el expediente también busca adaptar el artículo 4 de la ley original con el fin de que el Poder Ejecutivo remita informes técnicos a la Legislatura dos veces por año, uno con cierre al 30 de junio y otro al 31 de diciembre, y no cada noventa días.
“El objetivo de esta ley apunta a la intervención del Estado para registrar y, a partir de los informes que se obtengan de esa obra, recuperar esa parcela de tierra ociosa para la Ciudad. La idea es averiguar cuáles fueron las normas que se infringieron y cuáles son las penalidades que debe afrontar el dueño del proyecto edilicio para alcanzar un acuerdo con la Ciudad y evitar, por ejemplo, una expropiación por utilidad pública”, asegura la legisladora porteña.
Desde el sector inmobiliario explican que el abandono de edificios se debe, en la mayoría de los casos, a emprendedores que se volcaron a la construcción o la compra de edificios de viviendas para desarrollar proyectos orientados a la actividad comercial y se encontraron con una crisis que los dejó sin espalda financiera.
“estos esqueletos ocupan tierras en la ciudad que se podrían reutilizar”, afirma Muiños