Perfil (Domingo)

Un año de Mauricio

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La experienci­a de Cambiemos en el gobierno tiene sus bases en cambios profundos que se produjeron en la Argentina en el último cuarto de siglo y que modificaro­n los pilares del sistema político. La reforma que permitió la construcci­ón de representa­ción del poder en el distrito federal y el instituto del ballottage para la elección presidenci­al produjeron al primer presidente en la historia de la Ley Sáenz Peña que no pertenece a ninguno de los partidos tradiciona­les, peronismo o radicalism­o.

Esa novedad la completa otra: Mauricio Macri es el primer presidente conservado­r elegido en este ciclo, si se exceptúa el período del fraude de la década de los años 30. Sin ingresar en el juego de palabras, Macri cree, en el sentido clásico de la palabra, que hay un orden anterior a la praxis política y que ésta debe desplegar. (...)

No cree que el país deba volver a un estado anterior y paradisíac­o de la historia, pero confía en que desplegar las “reglas” heredadas es un camino de progreso. Con ironía, el estratega Jaime Duran Barba ha reivindica­do al PRO como la vanguardia del progresism­o continenta­l.

Con la misma amplitud para la licencia literaria, los adversario­s de Macri lo consideran también un conservado­r y lo saludaron tempraname­nte como un abanderado de una “restauraci­ón conservado­ra”.

Como los conservado­res argentinos, Macri es un laico de costumbres liberales, que defiende para sí y para los demás. Ha tenido todos los matrimonio­s que ha creído necesarios en su vida y los ha defendido para los demás. Como cuando consintió el primer casamiento de personas del mismo sexo en la ciudad que gobernaba. Fue en 2011, y la historia dirá mañana que él fue el pionero en el progreso de las costumbres.

La decisión de no impedir esa boda enardeció al cardenal Jorge Bergoglio (hoy papa Francisco). “Yo soy católico, pero en este caso me correspond­e representa­r a toda la ciudadanía y le expresé que esto tenía que ver con una convicción personal en la defensa de las libertades individual­es”. Eso le ha valido la calificaci­ón de “frívolo” que le aplica Bergoglio cuando lo califica en privado.

También lo miran así sus admiradore­s del extranjero, como José María Aznar –el ex premier español–, que fue su principal aliado y patrocinad­or a través de la FAES (Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales), el think tank del Partido Popular español, que allegó fondos, tecnología electoral y organizó algunos de sus campus para los militantes del naciente PRO. La caída de prestigio de esa formación en España hizo declinar esa influencia, que se ha mantenido. También la Fundación Libertad, la principal organizaci­ón privada del conser vadurismo argentino, tiene a Macri como su estrella principal, y le dedicó un homenaje público en mayo de 2016 en una cena multitudin­aria que contó con la presencia de Mario Vargas Llosa. Quien no crea en Carta Abierta ni en la Fundación Libertad para concluir el conservadu­rismo del presidente argentino, tendrá que rendirse a la evidencia de que en su alianza está el Partido Demócrata, que en sus listas han sido candidatos dirigentes de ese partido, cuyo principal referente histórico es Federico Pinedo, la figura más importante del partido en los últimos treinta años.

La elección de Macri en 2015 es también un caso de victoria de la calle so- Macri confidenci­al Ignacio Zuleta Planeta Política argentina Noviembre de 2016 384 La asunción del cargo comenzó con un paso de comedia (o de bre el aparato. En 2015, el peronismo tenía el gobierno nacional, la mayoría de las gobernacio­nes de provincias, y controlaba el Congreso. Igual fue derrotado, en una elección ajustada como son los ballottage­s, por un proceso de caudillism­o generado por fuera de los aparatos políticos que, probadamen­te, había regulado los procesos electorale­s en el pasado. (...)

¿Qué otra cosa, si no eso, hacía en este siglo Emilio Monzó, arriero de territorio­s, para armar la estructura del macrismo en el interior, convencien­do a artistas (Miguel del Sel, la “Coneja” Héctor Baldassi –para un político, un árbitro de fútbol es un artista–), deportista­s (Orlando “Orly” Terranova, Carlos Mac Allister), periodista­s (Fernando Niembro, Diego Valenzuela) y cocineros (Martiniano Molina), para que hicieran política con él?

Esa composició­n heterogéne­a, y la sociedad con un partido preexisten­te como la Unión Cívica Radical, abren el interrogan­te inevitable sobre la suerte futura de la coalición. Cambiemos ganó las elecciones, si se permite la licencia, haciendo guerra de guerrillas y foquismo, contra un ejército regular, que es el peronismo. El enigma que cabe resolver en el primer año de gobierno es si lo que le permitió ganar las elecciones le sirve para gobernar. (...)

¿Qué es, si no eso, el copamiento de municipios y plazas provincial­es a través de las redes y la acción de los voluntario­s que, por miles, afiliaron y fiscalizar­on las elecciones para el PRO en 2015?

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BASTON DE MANDO.
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