Perfil (Domingo)

Nacionalis­mo sudaca

- JAIME DURAN BARBA*

Hasta los albores del siglo XX parecía que la idea de la igualdad de los seres humanos proclamada por la Revolución Francesa se impondría en Occidente. Pero los sectores más conservado­res recurriero­n a mitos arcaicos para demostrar la superiorid­ad de su raza o de su cultura. Los europeos estaban acostumbra­dos a que sus reyes sean extranjero­s, pero habitan en países pequeños con enormes diferencia­s históricas, étnicas, lingüístic­as. Las ideas nacionalis­tas dieron origen a fenómenos tan diversos como el nazismo en Alemania y el estalinism­o ruso que aplastó el internacio­nalismo de Lenin.

Cuando apareció la radio, los países latinoamer­icanos que surgieron de la división de la América española, trataron de crear identidade­s nacionales que los diferencia­ran haciendo más difícil la unidad hispanoame­ricana que promoviero­n Bolívar y San Martín. Algunos intelectua­les y políticos defendiero­n la existencia del genoma mexicano, una mezcla de elementos que habría producido una raza cósmica, superior a las demás. Incluso un gran intelectua­l como Vasconcelo­s, se identificó con esa corriente, denominó al continente Indoaméric­a, reinvindic­ando los valores de los pueblos originario­s. Descendien­tes de colonizado­res y de inmigrante­s europeos, escribiero­n en castellano textos en los que renegaban de España y del descubrimi­ento de América.

Se crearon estereotip­os para devaluar la imagen de habitantes de otras países. Ser colombiano, peruano, boli- viano, porteño, mexicano, fue sinónimo de algún defecto. En Buenos Aires existen templos de todas las confesione­s religiosas y una diversidad cultural que enriquece a la Ciudad, pero desde hace muchos años han existido minorías xenófobas y nacionalis­tas. Durante el gobierno anterior se creó la Secretaria para la Coordinaci­ón Estratégic­a para el Pensamient­o Nacional, oficina que ni los políticos más reaccionar­ios de Europa se atreverían a organizar sin que se arme un escándalo monumental.

En 1977, secuestrar­on en Ecuador al empresario Antonio Briz, lo decapitaro­n, y dejaron su cabeza en la puerta de un colegio de monjas. La dictadura militar anunció que algo tan despreciab­le no podía ser obra de ecuatorian­os y apresó a más de cien argentinos y chilenos, a los que consideró sospechoso­s por haber huido de las dictaduras que padecían sus países. Personalme­nte conocía a una veintena de ellos a quienes ayudé a llegar al país y a conseguir trabajo en la Universida­d Católica del Ecuador y en la Corporació­n Editora Nacional que habíamos fundado con mis amigos Enrique Ayala y Luis Mora. Con la ayuda de mi padre hice gestiones para tratar que los liberen antes de las Navidades. El 22 de diciembre fui al cuartel a donde les habían conducido con una orden de libertad, pero surgió un problema: uno de los presos, mendocino, torturado por la dictadura, tuvo un ataque de pánico y cuando le preguntaro­n si había decapitado a Briz, dijo que sí. Tuve que dar mi garantía personal para que lo suelten. El trámite duró horas y el oficial con el que tuve que hablar mientras se hacía me dijo que nunca ayude a un argentino porque es gente peligrosa. “¿No ha visto cómo hablan? Conjugan mal todos los verbos porque ocultan algo”. Era un nacionalis­ta sudaca.

Al mismo tiempo que las ciencias avanzan a una velocidad vertiginos­a, la política sigue prisionera de paradigmas surgidos en el siglo XIX. La mayoría de la población occidental se siente inconforme con las viejas ideas y los viejos temas. En algunas ocasiones esto abre la puerta a líderes improvisad­os, sin ninguna formación intelectua­l, incapaces de enfrentar el futuro. Con ellos renacen el nacionalis­mo y otras formas anacrónica­s de comprender la realidad. La presencia de un personaje Como Trump en la presidenci­a de los Estados Unidos estimula para que hablen sus copias subdesarro­lladas y reinvindiq­uen dictaduras, propongan construir muros que separen a nuestros pueblos y digan otras tonterías.

El gran desafío consiste en tener la capacidad de criticar el pasado, y proponer nuevas metas que nos permitan afrontar el impredecib­le mundo que germina entre nosotros. *Profesor de la GWU, miembro del Club Político Argentino.

 ?? CEDOC PERFIL ?? NEGOCIACIO­NES. Bolívar y San Martín apostaron por la unidad hispanoame­ricana.
CEDOC PERFIL NEGOCIACIO­NES. Bolívar y San Martín apostaron por la unidad hispanoame­ricana.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina