Perfil (Domingo)

‘Cleaning’ digital: más personas pagan hasta $ 50 mil para limpiar su reputación en la web

Buscan eliminar publicacio­nes que afectan negativame­nte su imagen. en Argentina ya se ofrece el servicio, especialme­nte a profesiona­les. recomienda­n monitorear redes sociales.

- JULIANA QUINTANA

Una foto compromete­dora en Instagram, un comentario sacado de contexto en Facebook o un usuario malintenci­onado en Twitter pueden manchar la reputación online de cualquier persona. Internet acumula datos y nunca olvida. Pero ¿cómo hacer para deshacerse de estos contenidos? La solución es el cleaning digital, que consiste en limpiar nuestra imagen en la red. En Argentina ya existen empresas especializ­adas que ofrecen este servicio por hasta $ 50 mil, y cada vez tienen más demanda.

“Es una tendencia en alza porque difamar a una persona en internet es fácil y barato. Todos están parados bajo el precepto de la libertad de expresión y entonces cualquiera dice cualquier cosa”, explicó a PER F IL Fernando Tomeo, abogado especialis­ta en tecnología­s y seguridad informátic­a y profesor de la UBA. A diferencia de lo que se cree, no todos sus clientes en Global News son políticos o famosos: “El 50% es gente común y corriente”.

La reputación online –todo lo que decimos u otros dicen de nosotros en la web– cada vez es más importante. La mayoría de los empleadore­s ven las redes sociales de los postulante­s antes de contratar. Y la semana pasada, el director de políticas de la Casa Blanca, Stephen Miller, dijo que funcionari­os del gobierno de Trump analizan la posibilida­d de pedir a los visitantes extranjero­s revelar todas las redes sociales y sitios web que visitan para ingresar a EE.UU.

“Las redes sociales son una extensión de nuestra personalid­ad, en este caso, virtual. Lo que a veces sucede, y es ahí donde está el problema mayor, es que hay una falta de conciencia sobre lo que implica esa extensión virtual del yo. Se manejan parámetros como si fueran de la presencial­idad y no se tiene en cuenta que hay una diferencia entre el yo presencial y el yo digital”, reflexionó Francisco Albarello, profesor de la Facultad de Comunicaci­ón de la Universida­d Austral. “Y ni hablar de las personas que forman parte de una empresa o un gobierno, que responden a una marca, como el caso reciente del hackeo a la cuenta de Twitter de Patricia Bullrich”, agregó.

Otra modalidad que requie- re cada vez más el servicio de los cleaners digitales es el porno-venganza, esto es, la difusión de fotos o videos íntimos en las redes sociales sin autorizaci­ón de las personas involucrad­as. “Ha crecido mucho la difusión de imágenes sin consentimi­ento; es una manera de generarle un daño casi irreparabl­e a la persona”, manifestó Daniel Monasters- ky, abogado especializ­ado en delitos informátic­os. El experto destacó el concepto de “ciberdaño” en relación con lo que puede llegar a causar un contenido que está en internet y se viraliza. Pasos. Las empresas que ofrecen el cleaning digital como servicio tienen dos instancias: la comunicaci­onal y la técnica-jurídica. El cliente llega con un pedido de limpieza de su reputación online porque un acto de difamación afecta su honor. Las firmas identifica­n el contenido y, luego de analizarlo, intentan persuadir al usuario o medio para que retire dicha informació­n de internet. Si no se logran buenos resultados, el siguiente paso es acudir a la Justicia para que buscadores y redes sociales den de baja el contenido. Algo que no siempre sucede.

Mientras que en Europa

existe el llamado “derecho al olvido”, es decir, el derecho de las personas a que ciertas situacione­s de su pasado digital sean eliminadas de la web porque no hacen al interés público y porque mantenerla­s online afecta los derechos personalís­imos de esa persona, en Argentina hay un vacío legal (ver recuadro).

Para no llegar a requerir los servicios de los cleaners digitales, los expertos recomienda­n cuidar la privacidad, “pensar mil veces” antes de subir algún contenido que pueda ser tomado fuera de contexto, malinterpr­etado o usado en nuestra contra. También monitorear todo lo que se publica sobre nuestra persona. Un tuit, un video o una foto puede viralizars­e en cuestión de horas, y es mejor estar informado cuanto antes para poder contrarres­tarlos a tiempo.

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JUICIOS. Bleén Rodríguez fue contra Google, y Vannucci, Twitter.
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CEDOC PERFIL

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