Carola labrador: “hubo una orden para dejar de investigar”
La mamá de la nena secuestrada en 2011 cree que a su hija la mataron porque se metió la policía. perdió el trabajo y le quitaron la custodia.
Carola Labrador se aferra a un retrato de Candela. Está sentada en un sillón ubicado a un lado de un pequeño altar que mantiene viva la presencia de su hija, asesinada en agosto de 2011, tras permanecer nueve días cautiva. Patentes con su nombre, dibujos y efectos personales de la nena conviven con vírgenes, flores y rosarios enviados por personas conocidas y desconocidas que se conmovieron con el caso.
Carola posa para el fotógrafo de PERFIL. Lleva una mirada triste y cansada, producto de la búsqueda de justicia y la ausencia de Candela. “Me acuesto cada noche sin ella y me levanto cada día sin ella. Me acuerdo cada momento, hasta el último minuto, cuando salió por ese pasillo y me dijo ‘te amo’ y yo le dije ‘te amo’. Tuve esa suerte”, confiesa.
Mañana arranca el juicio contra Hugo Bermúdez, Leonardo Jara y Fabián Gómez, acusados por el crimen. La mamá de “Cande” no cree que éste sea el final, sino “el comienzo de un próximo juicio a la Policía”. “Ella estuvo nueve días viva, bien atendida, alimentada, esperando que la salven. Y no la rescataron porque hubo una orden para dejar de investigar”, denuncia.
—¿Por qué cree que se dio esa orden?
—A ella la tuvieron secuestrada en Costa Esperanza, un asentamiento en el que manejaba la droga el hijo del ex intendente Curto. Ella estaba en un ranchito y ése no lo revisaron. Yo, después me metí, anduve por todos lados, conseguí que mucha gente hable. Los vecinos me contaron que la noche del allanamiento estaba ahí y esa misma noche la pasaron. La gente no quiere poner la cara porque ahí están los jefes de la droga y es la Policía la que maneja todo. A ella la mata Bermúdez cuando se la entregan. No sabemos quién. Hay personas responsables que no van a estar en el juicio: (Juan Carlos) Paggi, ex jefe de la Bonaerense; (Roberto) Castronuovo, ex jefe de investigaciones, y todos los que encubrieron, el fiscal (Marcelo) Tavolaro, el juez (Alfredo) Meade y el ex ministro (Ricardo) Casal.
—¿Por qué tuvo ese desenlace?
—Porque se metió la Policía. El juez y el fiscal taparon todo.
—¿Cuándo cambió de opinión ante las conductas de las personas que llevaron la investigación?
—Yo estaba en una nube. Al principio, yo estaba muy dopada buscando a Candela. Después estuve muy depresiva. Con el tiempo, empecé a abrir los ojos. Mi hija misma me dio muchas señales en estos cinco años. El que cree en la conexión entre dos personas y en la espiritualidad por ahí lo entiende. Otro piensa: esta mujer está loca. Yo sé por qué camino seguir. Además, me tirotearon la casa dos veces por salir a hablar mal de la Policía.
—¿Tiene miedo?
—Yo no tengo miedo a nada; si no, no me hubiera enfrentado a semejante mafia. Aparte, esto no termina acá. Hasta que no se haga justicia de verdad, no termina. Tienen que pagar todos. Sí tengo miedo por mis dos hijos.
—¿Los protegen desde el Estado?
—No desde que asumió (Mauricio) Macri. Yo trabajaba en Asistencia a la Víctima y me echaron el 14 de diciembre. Le envié carta al Presidente y me respondió que él no tenía nada que ver, que me dirija al Ministerio de Justicia. A (María Eugenia) Vidal le mandé mails y no me respondió. Ni a este gobierno ni al anterior les importan las víctimas. Estamos desamparados. Yo lo estoy. Me dejaron sin trabajo, sin custodia, sin nada.
—Denuncia al ex ministro de Justicia y al ex jefe de la Bonaerense, pero ¿qué rol cumplió el ex gobernador Daniel Scioli?
—A él lo aparto de todo eso. Se rodeó de gente muy nefasta, oscura. Con el tema de Cande, lo manipularon, lo trajeron a la escena del crimen para la foto. Eso fue todo muy armado. Yo era una simple repostera y me convertí en abogada e investigadora. Con Daniel (Scioli) siempre tuve buena relación. Un día me llamó porque había dicho que Casal era un hijo de puta. Me pidió que no lo haga más, por él. No lo hice más, pero después volví a decirlo.
—¿Cree que Vidal va a poder reformar la Policía Bonaerense?
—Le va a costar mucho. Lo veo muy difícil. Mucha plata manejan. No es el policía que da la vueltita o el “pitufo”, estamos hablando de gente importante. Lo mismo que las cárceles. Ella cambió todo el Servicio Penitenciario, pero no sé si van a alcanzar estos cuatro años de gobierno para hacer una limpieza. Lo que le pasó a Cande es una prueba de lo que son capaces de hacer. No podés luchar contra semejante mafia.
—Una de las hipótesis apunta a una venganza contra su marido o su familia, ¿hubo intención de correr el
eje de la investigación?
—Ellos nunca pudieron asociar al papá con la muerte porque no tiene nada que ver. Intentaban, incluso, meterme presa a mí, pero no pudieron porque no había una sola prueba que nos conecte. Los piratas del asfalto no se manejan así. Querían buscar alguna excusa para cerrar la causa porque venían las elecciones. Y tenía que ganar Scioli. Era tirar mierda para todos lados para taparse ellos. Lo que menos iban a pensar es que en todo esto iba a aparecer (Fernando) Burlando, mi abogado. Quisieron tapar el sol con la mano y la verdad es una: se la robaron de la esquina de mi casa para trata o para cambiarla por droga. “Pegarle a Carola” fue la estrategia que usaron para limpiarse. Yo hoy me baño con vaselina antes de salir a la calle. Hay mucha gente buena, pero también hay personas que me dicen cosas feas y me han tratado muy mal.
—Participó de las manifestaciones por Ni Una Menos, ¿qué percibió?
—Cada vez matan más chicas. No entiendo por qué hay tanta agresividad, tanta maldad. No entiendo qué es lo que está pasando. Angeles, Candela, Lola... Melina vivía a un par de cuadras, lo mismo que Araceli López. La otra vez miraba con Jimena (Aduriz, mamá de Angeles) una propaganda que están haciendo con todas las caritas... ¡No alcanzaba la pantalla de la cantidad de chicas! Es una locura. Sí, todos vamos con el cartelito de Ni Una Menos, pero ¿qué pasó? No se hizo nada. No hay justicia. Acá el problema es que tiene que cambiar la Justicia. El que viola, el que mata, el que roba, tiene que cumplir. Acá no cumple nadie. Entran por una puerta y salen por la otra. Y volvemos a lo mismo, la Policía. Hay que cambiar todo de base. Con lo que me pasó a mí, ¿qué se puede esperar de la Justicia?
—¿Qué espera del juicio?
—Que los tres sean condenados a perpetua. Gracias a Dios que apareció (Mario) Ferrario, un fiscal joven, que no tiene compromiso con nadie. Muchas de las pruebas que se van a presentar en el juicio las conseguí yo metiéndome en los barrios.
—¿Cómo se prepara?
—Psicológica y espiritualmente. Esperé cinco años por este momento.