The Economist
Entre las muchas cosas que no le gustan a Donald Trump, se encuentran las grandes empresas globales. Sin rostro y sin raíces, acusados de hacer una “carnicería” entre los estadounidenses comunes, por la generación de puestos de trabajo y fábricas en el extranjero. Su respuesta es domesticar estas multinacionales merodeadoras.
Problema multinacional