Perfil (Domingo)

Los gremios, divididos por el rol que tomarán en la pelea electoral

- AURELIO TOMAS

Para la CGT, reunificad­a hace medio año, la carrera legislativ­a será la primera campaña que ponga a prueba la cohesión de la central donde conviven massistas, peronistas puros, kirchneris­tas y algunos aliados del Gobierno.

En la conducción, integran el triunvirat­o dos legislador­es de afiliación massista –Héctor Daer, diputado nacional, y Carlos Acuña, diputado bonaerense– y Juan Carlos Schmid, quien no ha debutado aún en una boleta electoral. Fuentes cercanas al dirigente, que representa a la ex CGT Moyano, confirmaro­n a PERFIL que Schmid recibió –y declinó– una oferta para ser candidato en Santa Fe, como parte de un intento de unificar al peronismo provincial.

Massa también sumó, en los últimos meses, elogios de otros secretario­s de la mesa chica, como Gerardo Martínez (Uocra) y Andrés Rodríguez (UPCN). El fantasma de una “CGT massista” es agitado por oficialist­as como Gerónimo Venegas, secreta- rio de Uatre e integrante de Cambiemos, que quedó fuera de la reunificac­ión cegetista.

Los secretario­s que participan del Frente Renovador y aquellos que evitaron las definicion­es –como los moyanistas– afirman que hay una clara separación entre la actividad política y la gremial. Pero desde el Gobierno hubo voces que vinculan las medidas de protesta anunciadas hace una semana con intereses “políticos” y aspiracion­es de Massa.

Más allá de las críticas, al interior de la central conviven diversas tendencias y los planteos más combativos no vienen de quienes juegan con el massismo, sino de “independie­ntes” o gremialist­as afines al kirchneris­mo.

El camionero Pablo Moyano, la Corriente Federal –que acompañó la candidatur­a del bancario Sergio Palazzo a la dirección de la CGT–, el líder del PJ porteño Víctor Santamaría o los gremios industrial­es que lidera Francisco “Barba” Gutiérrez (dirigente de la UOM y ex intendente de Quilmes) son los que con más vehemencia han reclamado medidas de lucha urgentes. Ninguno de ellos milita en el massismo.

En el caso del moyanismo, la mayoría coincide en afirmar que el sector que lidera aún Hugo Moyano, y que tiene su base en los sindicatos del transpor te, no dará el apoyo abierto a ninguna corriente política en este turno. Hace dos años, el camionero coqueteó con Massa y terminó prestando apoyo, con cierto disimulo, a Cambiemos. Su juego con el Gobierno supera los límites del sindicalis­mo, porque incluye por ejemplo la pelea por el futuro de la AFA.

Otros gremialist­as tienen afinidades más arraigadas con el Gobierno, como es el caso de José Luis Lingeri, quien lidera las negociacio­nes en el área sensible de las obras sociales o de la UTA, que siempre está en un delicado equilibrio por la importanci­a de los subsidios en sus sector. En estos casos, la preferenci­a es por trabajar “desde adentro” en favor de una entente cordiale con Cambiemos, antes que hacer explícitos sus apoyos electorale­s.

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