CRONICA DE UN FINAL ANUNCIADO
Como jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri nombró a Darío Lopérfido director del Teatro Colón desde febrero de 2015, luego de la salida de Pedro Pablo García Caffi. El 28 de diciembre la conducción del Colón se desdobló: Lopérfido pasó a ser director artístico y María Victoria Alcaraz asumió como directora general. Enseguida, Rodríguez Larreta nombró a Lopérfido como su ministro de Cultura, rol desde el cual discutió públicamente la cifra de desaparecidos durante la última dictadura militar; por esas y otras declaraciones, una parte importante de la comunidad artística pidió su renuncia. Esta llegó en julio de 2016; el cargo pasó al actual ministro, Angel Mahler. Mientras tanto, Lopérfido mantuvo su puesto en el Colón, presentó la programación 2017 y, en diálogo con PERFIL, el 29 de noviembre pasado, ante la pregunta de hasta cuándo imaginaba dirigir el Teatro bromeaba: “Me imagino para siempre, ja, ja”. Por su parte, a pocos días de asumir en el Colón, Lopérfido había nombrado al frente del Ballet Estable a Maximiliano Guerra en reemplazo de Lidia Segni. Desde fines de 2016, una parte importante de la compañía le señalaba grandes falencias; él se negó a dar entrevistas. Recién hace menos de un mes se expresó y ratificó su continuidad, pese al escándalo de haber aceptado la programación de sólo 22 funciones anuales para 2017, dentro del coliseo. Hoy ya no está en ese puesto.