Divertida comedia que ganaría si fuese un poco más corta
Las obras que ahondan en los vericuetos del mundo femenino no pasan de moda. El Teatro Apolo levantó el telón con una comedia musical en tono de mujer escrita por Alberto Alejandro y Manuel González Gil y dirigida por éste último. La obra cuenta la historia de cinco mujeres; Maribel (Julia Zenko), quien realiza una fiesta de divorcio y a ella asisten Luciana (Natalia Cociuffo), Lucrecia ( Victoria Onetto) y Paloma (Lucila Gandolfo). Sin embargo, a este cuarteto se suma la camarera de la fiesta, Rosa (Candela Vetrano). Juntas comienzan a debatir sobre sus vidas y es así como los distintos temas que preocupan a todas las mujeres salen a la luz, pero, sobre todo, el amor y el desamor. En el medio, suenan varias canciones de rock and roll y el público realiza un viaje al pasado de la mano de grandes voces que cantan desde La Balsa hasta Crimen y deslumbran al público. Las actuaciones son impecables. Julia Zenko se destaca por su voz y su presencia en el escenario, es una de las más aplaudidas. Natalia Cociuffo brilla en cada matiz, su histrionismo hace que se destaque en su actuación y se convierta en la que mayor conexión tiene con el público, además de robarse los aplausos en cada tema que interpreta. Lucila Gandolfo tiene uno de los papeles más difíciles y aún así logra superar el desafío con una muy buena interpretación. En cuanto a Victoria Onetto, la actuación es buena pero en el canto deja mucho que desear y es inentendible por qué se la expone a cantar sola en algunos momentos. En última instancia se encuentra Candela Vetrano que en la función vista por diario PERFIL no pudo asistir y su reemplazo fue Elis García, quien se destacó tanto vocal como actoralmente en cada escena.
La puesta en escena es buena pero podría ser mejor. La escenografía está correcta y la “terraza” nos muestra la elegancia y el lujo de lo que sería la supuesta casa del embajador. Sin embargo, por la puerta que se entra a la “fiesta”, no se asoma ni una luz de color, ruido ni ningún otro indicio de que adentro, efectivamente, hay fiesta. El vestuario de Pepe Uría es preciso y está muy bien pensado y la iluminación es buena. Las coreografías no se lucen como deberían y de a ratos, son demasiado simples.
Mujeres perfectas es una comedia musical ideal para ver entre amigas y pasar un rato disfrutando de las actuaciones de Lucila Gandolfo y Natalia Cociuffo y de las voces de ésta última y de Julia Zenko. Entretenida, simple y un poco larga, pero las actrices salvan el barco.