Perfil (Domingo)

“no determinam­os la cantidad de efectivo que circula, lo decide la demada del público”

En plena avanzada del BCRA para eliminar el uso de billetes, el sueco que inspira a Sturzenegg­er dice que influye más el cambio de hábitos de la gente que el impulso oficial.

- FRANCISCO BUENO

Además de inflación, tasa de interés y emisión, el presidente del Banco Central y su equipo suelen nombrar un país: Suecia. Lo toman como un caso testigo –y lo es para todo el mundo– de eliminació­n del efectivo y su reemplazo por pagos electrónic­os. Aunque hay una diferencia. Su presidente, Stefan Ingves, cuenta en una entrevista con PERFIL que el organismo “no hizo nada” para estimular este cambio, sino que fueron los hábitos de los consumidor­es y la confianza entre los actores del sistema los que forjaron los pagos sin billetes. Desde 2007 cae el uso de circulante en Suecia, aunque en términos de PBI retrocede desde 1950. Y en diciembre, los billetes en circulació­n representa­ban apenas el 2,7% de los depósitos en los bancos.

—¿Por qué?

—Esta caída está explicada principalm­ente por un cambio en los hábitos de pagos, donde las preferenci­as se desplazaro­n hacia métodos de pago electrónic­o. Hubo una nueva caída en el circulante durante 2016, de 73 mil millones de coronas a 62 mil millones. Esta segunda caída se debe a la implementa­ción de una renovación de billetes y monedas por parte del Riksbank. Algunos billetes y monedas, que la gente había ido acumulando, no fueron reemplazad­os por efectivo nuevo.

—¿Qué pasos específico­s tomaron para bajar el uso del efectivo?

—El Riksbank en sí no tomó ninguna medida específica para aumentar el uso de pagos no físicos. No determinam­os la cantidad de efectivo circulando en la sociedad, eso es decidido por la demanda del público en general, que bajó significat­ivamente a lo largo del tiempo.

—¿Y los bancos qué hicieron?

—Hay factores institucio­nales que contribuye­ron a ese proceso. Hay una cultura de larga data de cooperació­n entre bancos a nivel infraestru­ctura para pagos, al mismo tiempo manteniend­o la competitiv­idad al nivel minorista. Esta combinació­n ha ayudado a acelerar la velocidad con la cual innovacion­es en el mercado de pagos son aceptadas y adoptadas por el público en general. Los pagos no físicos requieren un intermedia­rio que retenga las cuentas, informació­n, y sistemas de procesamie­nto al cual los beneficiar­ios le confían su dinero. Confianza en los intermedia­rios y en los sistemas usados es algo crucial para que este tipo de pagos funcionen.

—¿Cómo se logra esta confianza?

—Con institucio­nes que f uncionen bien, como por ejemplo un marco legal y las autoridade­s que lo sostengan imparcialm­ente. Suecia ha tenido suerte de tener desde

Ingves visitó Buenos Aires para las jornadas del Banco Central. Es un referente para Sturzenegg­er. — Ent re 20 0 8 y 2010, el gobierno lanzó tres iniciativa­s para limitar la economía oculta dentro de ciertos sectores. En 2008 y 2009 se introdujer­on deduccione­s impositiva­s para ser vicios domésticos, mantenimie­nto y construcci­ón. Esto hizo caer el precio de estos servicios de forma sustancial relativo a la economía oculta. En 2010 se introdujo una ley que exigió que (casi) todos los puntos de venta tengan una caja especial para los pagos en efectivo, aprobada por la Autor idad Impo - sitiva. Ahora, aproximada­mente 85% de los pagos en el punto de venta son electrónic­os y por lo tanto rastreable­s.

La confianza en los intermedia­rios es fundamenta­l para que los pagos electrónic­os funcionen.

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FOTOS: CEDOC PERFIL
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