Perfil (Domingo)

Todo lo que digas será usado en tu contra

- CARLOS ARES*

Conversa, amigo, como el poeta Antonio Machado, “con el hombre que va contigo”, disfruta de escucharte pensar y de tu derecho a permanecer callado. La piel irritada de la sociedad no admite bromas, sarcasmos, ironías, resumidas en un tuit. Menos, que opines en tu muro de Facebook o donde sea. Debo advertirte lo que segurament­e ya sabés: una vez atrapado en la red policial, te convertirá­s en sospechoso de algo. Por lo tanto, todo lo que digas será usado en tu contra. Tengas o no sustancia, tengan o no motivo.

No se trata de un desacuerdo sobre “modelos” o “ideologías”. ¿Era peronista Menem? ¿Era de izquierda el gobierno que ascendió y protegió a Milani? ¿Es de derecha el gobierno que acuerda destinar 30 mil millones de pesos a los movimiento­s sociales? ¿Era gorila Esteban Righi cuando se lo desplazó como procurador general para proteger a Amado Boudou, militante de la UCeDe? ¿Es democrátic­o nombrar como funcionari­o de la democracia a quien se alzó contra ella, como Gómez Centurión? ¿A quién representa­n los dirigentes sindicales millonario­s ? ¿Por qué la legislació­n laboral es de hace cincuenta años, los convenios de 1975, y no se pueden modificar? ¿Cómo llegó Pablo Moyano a heredar un gremio? ¿Qué separó, hace ya veinte años, a las Madres de Plaza de Mayo, a Nora Cortiñas de Hebe de Bonafini?

Aun, así, como Machado, si logramos distinguir “las voces de los ecos...”, cabe considerar que hay voces y voces: ¿deja de ser confiable Margarita Stolbizer ahora porque en las redes sociales le recuerdan que alguna vez opinó sobre actitudes o declaracio­nes de Sergio Massa? ¿Traiciona la memoria de su hijo Graciela Fernández Meijide cuando revisa críticamen­te la lucha armada y la política sobre los derechos humanos de los últimos años?

¿Qué, quién, cuándo fue que dejamos de vernos y comprender­nos como parte de una comunidad? ¿Alguna vez lo fuimos? ¿Alguna vez nos sentimos así? ¿Deberá darse por definitiva­mente perdido ese ideal? Cada tanto alguien viene a recordarno­s todos los recursos, naturales y humanos todavía disponible­s que tiene el país, pero nadie nos explica bien cómo, cuándo y por qué no fuimos, no somos capaces de unirnos en nuestras diferencia­s y en un proyecto común. Al menos, como para que cada generación deje algo mejor a quienes la suceden. Ahora mismo, ¿por qué un gobierno que promueve el dialogo no convoca a valiosos líderes políticos y sociales a debatir “políticas de Estado” que comprometa­n a quienes le sucedan?

Acumulamos discursos, juramentos, objetivos, palabras dadas e incumplida­s, frustracio­nes y broncas que se fueron descomponi­endo en una cultura que exalta el cinismo, consagra y justifica al “vivo” que zafa, condena al “boludo” y resuelve los conflictos por la prepotenci­a, la extorsión, el apriete o la fuerza. Una violencia feroz, criminal, que revienta a diario en las calles. De género, de clase, de barrio, de tribuna, política, social. A la vez, vaya paradoja, quizá a modo de necesaria compensaci­ón natural, el cariño, la contención, el afecto, el cuidado, el amor, se repliega y se encierra en el ámbito cerrado de los amigos y la familia. El emoji más utilizado en WhatsApp debe ser el corazón que queda latiendo, o el que manda besitos con corazón incluido.

Las reacciones en los foros de medios –políticos, deportivos, sociales– son la espuma de la rabia profunda. En general, predomina el insulto que intenta descalific­ar. ¿Pero vos quién sos? ¿Para quién laburás? ¿Quién te paga? ¿Por qué no hablás de...? El objetivo no es hacerse oír con los propios argumentos, sino identifica­r culpables. Se trata de recortar la película a una foto donde podamos sacar de cuadro todo lo que nos disguste y ponga en cuestión nuestras “verdades”.

El que quiera hacer “patito” y arroje una idea al debate, con la ilusión de que rebote al menos dos o tres veces en la superficie antes de hundirse, tiene que estar preparado para ver como los fantasmas autoritari­os se alzan en la oscuridad, devuelven piedrazos y mandan a callar. No hay, por ahora, forma de cruzar, de saltar el tiempo. Tal vez, si la Justicia logra, más temprano que tarde, delimitar definitiva­mente entre decentes y ladrones, algún día podamos iniciar una conversaci­ón y salir de este círculo del infierno donde todos aullamos y nadie escucha. *Periodista.

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CEDOC PERFIL MACHADO. Invitaba siempre a que escuchemos "al hombre que va contigo".

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