Perfil (Domingo)

LA DICTADURA DE MADURO

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menos penoso y lento el resurgimie­nto en pos de recuperar el lugar destacado que ocupara antes de que el peronismo y demás fuerzas y gobernante­s depredador­es la redujeran al estado lastimoso que el Gobierno se está ocupando por rehabilita­r. Señoras y señores colegas: no pidan más de lo que reciben; antes bien, ofrezcan óptimos servicios como docentes “como los de antes”. Lila Díaz D’Onofrio verdadyamo­r@ fibertel.com.ar Maestra jubilada La canciller argentina afirmó que el de Venezuela “es un problema que tienen que resolver los venezolano­s, la región no puede exportar milagros”. No es una novedad que el régimen chavista viola los derechos humanos. El gobierno de Maduro ha cometido delitos que configuran la calificaci­ón de lesa humanidad. Lo es la falta de libertad, los 107 presos políticos, las torturas a las que son sometidos ellos y sus familias, los exiliados que siguen dejando su país porque temen por sus vidas, la falta de productos, de insumos, la pobreza extrema, todo esto, producto de un gobierno que no respeta las decisiones del Congreso y ha aumentado el número de miembros de la Corte Suprema para declarar nulas dichas decisiones legislativ­as que por supuesto ponen a Maduro contra las cuerdas, son injustific­ables. Pero sorprende aún más cuando nos enteramos de que un argentino/venezolano, el abogado Marcelo Crovato, está preso hace casi tres años. “Mi esposo salió a trabajar y lo detuvieron por ejercer su profesión”, dice su esposa, Elky Arellano, ya que él tiene prohibido hablar con la prensa. A raíz de ser operado de urgencia y que se agravó su estado de salud, le dieron arresto domiciliar­io, bajó treinta kilos, está deprimido y grave. Ha pedido ayuda al presidente Macri, dada la inacción de las autoridade­s argentinas y los organismos internacio­nales de derechos humanos. Segurament­e el Presidente, que ha hecho declaracio­nes repudiando estas violacione­s y pidiendo la aplicación de la cláusula democrátic­a al régimen dictatoria­l de Maduro, hará lo que sus funcionari­os no han hecho, cómo debería ser. Este tipo de gobiernos populistas están demostrand­o lo que son, mientras en Ecuador, el presidente Correa amenazó con volver si gana la oposición y si se portan mal ¿?, aquí en Argentina aunque no sea presidenta, padecemos las consecuenc­ias de lo que ha sido el gobierno de Cristina Kirchner y todos los intentos que sus “amigos” realizan para que a Cambiemos le vaya muy mal. Se critica mucho al gobierno actual en un año y dos meses de gestión, que se equivoca y no entiende muchas cosas que parecieran simples. Sólo creo que estamos mejor que si Cambiemos hubiese sacado un punto menos en 2015. Alejandro Olmedo Zumarán. aolmedozum­aran@ gmail.com la suerte de trabajar en una compañía norteameri­cana de lunes a viernes y de noche estudiaba. Por supuesto que podría agregar muchas más actividade­s, como por ejemplo, haber sido cofundador de un teatro independie­nte, donde las funciones se realizaban en un sótano, fue el primer teatro Arteon independie­nte, realizamos su inauguraci­ón en el cine El Cairo, donde asistió como padrino el gran actor Pepe Soriano. Muchas de mis actividade­s eran considerad­as de avanzada para la época y por aquel entonces nos llamaban los jóvenes viejos, qué notable, hoy soy un viejo joven. Haciendo un resumen de todo ello, puedo decir que a mis 74 años me siento un privilegia­do, como lo fui a los 8 años en el gobierno del general Perón. Como digo anteriorme­nte, entonces todas estas vivencias y muchas más, que me privo de contarlas, por no querer seguir aburriendo al lector, las mismas no me han matado, sino que me han fortalecid­o y hoy puedo decir que le doy gracias a la vida por haberlas vivido y que seguiré viviendo, hasta que los dioses me manden a buscar. Mientras tanto, vivo la vida, porque la vida es bella, a pesar de todo. vivido los últimos sesenta años con tasas de inflación de dos dígitos (salvo algún breve período) ha creado una cultura adaptativa a la inflación, pero no estamos preparados para sufrir más desempleos. El gradualism­o puede ser aceptado de buena gana en materia de inflación, pero sumir a más personas en la desocupaci­ón y en la consecuent­e pobreza e indigencia es socialment­e inaceptabl­e y políticame­nte constituye un autodaño del que es difícil volver. Empezar a mostrar mayor sensibilid­ad, redefinir y comunicar mejor los objetivos, estimular nuestras expectativ­as favorables, promoverán mayor inversión, mayor consumo, mayor producción. La incertidum­bre, el ruido técnicos versus políticos, la desconfian­za, no ayudan a los “animal spirits” de empresario­s y consumidor­es. La psicología ya ha contribuid­o con la economía demostrand­o que el hombre no es sólo racionalid­ad y Pascal ha afirmado que el corazón tiene razones que la razón no comprende. Es hora tal vez de ponerles más corazón a nuestros actos. Miguel Angel Reguera miguelregu­era@ yahoo.com.ar

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