Perfil (Domingo)

En latinoamér­ica, las elecciones se definen ‘por una cabeza’

En los últimos años, las urnas arrojaron resultados ajustadísi­mos en la región. más estabilida­d económica y campañas más profesiona­les explican el fenómeno.

- FACUNDO F. BARRIO

A Lenín Moreno, el candidato presidenci­al oficialist­a de Ecuador, le faltó menos de un punto para ganar en primera vuelta las elecciones del domingo pasado y tendrá que enfrentar mano a mano al banquero opositor Guillermo Lasso el próximo 2 de abril, en un ballottage cuyo resultado es ante todo impredecib­le. Lo cual no resulta extraño: en los últimos cuatro años, la mayoría de los llamados a las urnas en América Latina se definieron por diferencia­s mínimas de votos. Luego de una década hegemoniza­da por las “grandes mayorías” en la región, la incertidum­bre electoral y la paridad entre fuerzas marcan hoy el pulso de una nueva era en la política latinoamer­icana.

El momento bisagra tuvo lugar en los comicios presidenci­ales de Venezuela en 2013. Sólo seis meses antes, un convalecie­nte Hugo Chávez había derrotado a Henrique Capriles Radonski por más de diez puntos porcentual­es. Tras la muerte del líder bolivarian­o, su sucesor, Nicolás Maduro, tuvo que volver a enfrentar a Capriles, pero apenas le sacó un punto y medio de ventaja.

Un año después, el fenómeno se repitió en Brasil. Contra los pronóstico­s de casi todas las encuestas, Aécio Neves (PSDB) superó a Marina Silva ( PSB) como favorito de la oposición y se metió en la segunda vuelta contra Dilma Rousseff. La entonces presidenta obtuvo su reelección por poco más de tres puntos de diferencia. Algo similar ocurrió en la Argentina en 2015: Mauricio Macri se impuso en el ballottage contra Daniel Scioli por menos de tres puntos. En Perú, en 2016, Pedro Pablo Kuczynski venció al fujimorism­o por apenas centésimas: 0,24%.

Aunque los referendos no responden exactament­e a las mismas lógicas que las elecciones entre candidatos, los márgenes mínimos también primaron en las consultas populares convocadas por los

“con alguna excepción, las crisis económicas ya no terminan en colapso político.”

gobiernos de Bolivia y Colombia el año pasado. El No a una reforma constituci­onal para habilitar la re-re-reelección de Evo Morales –quien dos años antes había aplastado por casi cuarenta puntos a sus rivales en las últimas presidenci­ales– ganó por una diferencia de 2,6%. Y el No a los acuerdos de paz negociados entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucion­arias de Colombia (FARC) se impuso por menos de medio punto porcentual.

Factores. ¿Qué causas explican este fenómeno? “El factor principal es la ‘normalizac­ión’ de América Latina: con alguna excepción, las crisis económicas en la región ya no terminan en colapso político –dijo a PERFIL el politólogo Andrés Malamud, investigad­or del Instituto de Ciencias Sociales de la Universida­d de Lisboa–. El resultado es que los gobiernos pueden darse el lujo de perder por poco cuando les va mal. Las grandes mayorías eran producto de grandes colapsos o grandes booms económicos que hoy ya no están ocurriendo. Aunque se sabe que la política, como la economía, es cíclica”. Patricio Navia, politólogo y profesor de la New York University, cree que la profesiona­liza

ción de las campañas electorale­s también ha contribuid­o a una mayor paridad entre fuerzas. “Como se tiene un mayor conocimien­to sobre los electores y sobre lo que va ocurriendo a lo largo del proceso, los candidatos optimizan recursos –explicó Navia a este diario–. Las campañas son caras, por lo que nadie quiere gastar de más. Por eso es inusual ver victorias muy abultadas, especialme­nte en primera vuelta. A su vez, los candidatos que van en segundo y tercer lugar pueden afinar mejor sus estrategia­s de gasto y sus mensajes para mejorar sus posiciones”.

Existe otro factor a tener en cuenta: la paulatina disolución de las lealtades políticas verticales. Aunque estructura­s de masas como el Pa r tido Socialista Unido de Venezuela ( PSU V ) o el Par tido de los Trabajador­es (PT) en Brasil conservan núcleos duros de simpatizan­tes que oscilan en torno al 20% o 30%, estos segmentos de sufragios “previsible­s” han perdido cierta incidencia frente a masas de votos volátiles que no responden automática­mente a identidade­s políticas de configurac­ión tradiciona­l. Por el contrario, muchos de estos votantes son más flexibles para saltar de uno a otro candidato u opción ofrecida en las urnas y proyectan su indecisión hasta último momento, agudizando la incertidum­bre electoral ya típica en la región.

“los candidatos pueden afinar su estrategia de gasto y su mensaje a los electores.”

 ??  ??
 ?? FOTOS: AFP Y AP ?? HACER NUMEROS. La incertidum­bre electoral y la paridad entre fuerzas hoy marcan el pulso de la política latinoamer­icana.
FOTOS: AFP Y AP HACER NUMEROS. La incertidum­bre electoral y la paridad entre fuerzas hoy marcan el pulso de la política latinoamer­icana.
 ??  ?? VOTO A VOTO. Un ciudadano deposita el sufragio en los comicios presidenci­ales del domingo pasado en Ecuador, donde la tendencia regional podría repetirse en la segunda vuelta.
VOTO A VOTO. Un ciudadano deposita el sufragio en los comicios presidenci­ales del domingo pasado en Ecuador, donde la tendencia regional podría repetirse en la segunda vuelta.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina