“Se puede frenar el impulso de dañar a otras personas”
Adolescencia y Género de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires. “España reconoció su problema de femicidios como ‘muy alto’ con 75 casos, y aplicó medidas. Argentina los triplica. El Estado debe cumplir con las leyes vigentes. Debe cumplir con patrocinios gratuitos especializados para acompañar psicológica y jurídicamente a las mujeres. La denuncia es un solo paso y muchas las retiran cuando deben volver al hogar donde las violentan. Ese es el eje del debate en los reclamos de presupuesto. Se votó crear un Centro de la Mujer en cada comuna, y quieren privatizar. Los servicios no se pueden tercerizar a empresas. Ese deber es del Estado. El rol de la Defensoría es controlar acciones. Y eso hacemos”, aclaró.
A partir de investigar el cerebro de los agresores, se intenta encontrar un método preventivo con la terapia.
Tendencia mediática a reforzar prejuicios. El Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA) analizó el discurso en cuatro diarios ( Clarín, Página/12, La Nación y Crónica). En los resultados de las “mujeres mediatizadas”, el 21% tiene de 12 a 19 años. “No figuran como protagonistas del hecho ni son priorizadas en la ‘opinión experta’. Las fuentes ‘mujeres’ son un 14% y no abunda el enfoque en DDHH y género”, resumió Paula Rey. En cambio, “la revista Noticias publicó una nota sobre violencia en las manifestaciones de mujeres. Alguien dijo que la violencia había aumentado por las movilizaciones femeninas. Y fue una mujer”, admitió. $ 67 millones menos. Hubo reducción de fondos y desmentida oficial, no formal. El Poder Ejecutivo achicó el presupuesto del Consejo de la Mujer, aprobado por el Congreso. “El presidente Macri lo desmintió, pero no hay otra decisión administrativa”, dijo Rey. “Eso limita las políticas; pedimos la nulidad y su publicación en el Boletín Oficial”, concluyó. Familia, educación y campañas de concientización como base de tratamiento. Opina la doctora Andrea Abadi, directora del Departamento Infantojuvenil del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco).
—¿Cómo explica desde la neurobiología la violencia que desemboca en femicidios?
—No hay evidencia que demuestre los circuitos neurobiológicos del femicidio. Pero sí los de la agresión. Es una respuesta afectiva a una situación amenazante, inconsciente o premeditada por parte de quien piensa, que organiza y dirige sus acciones para dañar al otro. En el cerebro, las conductas se traducen desde dos áreas: la corteza prefrontal, ubicada en la parte anterior, donde se desarrollan los controles inhibitorios que regulan la acción. Y la amígdala, que procesa la información de las emociones. Hay individuos que tienen baja capacidad de “empatía” para entender el dolor del otro, y son los que pueden expresar reacciones psicopáticas en un accionar dañino, sin importarles que alguien sufra. No es una enfermedad. Son circuitos con funcionamiento atípico, pero conscientes, porque puede diri- mir entre el bien y el mal. Ni la neurociencia ni la biología pueden explicar por sí solas la violencia.
—En el aprendizaje, ¿algunos mecanismos se copian?
—Todos somos a partir de la enseñanza, también. Vivir en una familia o sociedad que deshumaniza los vínculos o no protege al otro se aprende. Hay familias violentas con desbordes de impulsividad donde no tienen en cuenta al otro, pero eso no alcanza como explicación. Hay un temperamento biológico. Se pueden replicar o inhibir respuestas ante la agresión, frenar el impulso o la intención de dañar al otro. Aunque ambas formas hablen de lo mismo.
—¿Ha detectado mayores problemas de violencia hacia niñas?
—Hay una situación diferente. Se protegen más, incluso con conductas agresivas a las violencias del contexto. Es importante enseñar a valorarse y a respetar al otro desde el jardín de infantes. Está demostrado que las tendencias se modifican a través de las buenas campañas.
—¿Qué más podría hacerse?
—La mujer no tiene por qué ser un rol de segunda. Familia y educación son la base. Se debe trabajar desde lo terapéutico para hacer intervenciones puntuales que ayuden a equilibrar las formas de interacción social.