Anécdotas del Oscar
La desilusión de los creadores de la película La La Land cuando la proclamaron ganadora y luego se anunció que se trataba de un error y que el premio era para Moonlight me recordó una canción de Billie Holliday titulada Lo que te puede hacer un poco de luz de luna, y también a la de Chavela Vargas que dice Yo quiero luz de luna para mi noche triste, y a una zamba que posiblemente Faye Dunaway haya oído cuando estuvo en la Argentina, que dice: “Yo no le canto a la luna”.
Este episodio, que quedará en la historia, nos permite recordar algunas anécdotas de ceremonias anteriores.
En 1947 Rosalind Russell estaba nominada por El luto le sienta a Electra y estaba tan segura de que lo iba a ganar que antes de que abrieran el sobre se levantó para ir a buscarlo. Grande fue su desilusión cuando anunciaron como ganadora a Loretta Young por Mi adorable rival y tuvo que volver a su asiento. Algo parecido le sucedió a Frank Capra, el director de Dama por un día, cuando el presentador Will Rogers dijo: ven a buscarlo Frank, y en realidad se refería a Frank Lloyd, que ganó por Cabalgata.
Charlton Heston, que tuvo que presentar un premio en un teatro nuevo, fue al baño y no encontró el camino para regresar al escenario. La ceremonia no podía interrumpirse y tuvo que salir Clint Eastwood a reemplazarlo.
En 1974 estaba de moda el streaking, efecto mediático en el que una persona aparecía desnuda en un acto público. Fue así que cuando David Niven estaba anunciando un Oscar, desde el fondo vino corriendo ante las cámaras un hombre desnudo. Niven, con su humor y aplomo británico, expresó: “¡Esto tenía que suceder!”.
También hubo anécdotas de tono político.
Marlon Brando envió a una india piel roja a buscar su Oscar por El padrino con un discurso sobre el avasallamiento a los derechos de los pueblos originarios. El efecto se diluyó cuando trascendió que la “india” era una actriz blanca disfrazada.
Vanessa Redgrave provocó silbatina cuando al recibir su Oscar por Julia habló en favor de Palestina ante un auditorio en parte judío. Luego, Dustin Hoffman y el guionista Paddy Chayefsky (ambos judíos) le respondieron en fuerte tono.
Elia Kazan causó un efecto desigual al recibir un Oscar honorario. La mitad del público se puso de pie y la otra no aplaudió recordando que él había sido delator durante el macarthismo.