Perfil (Domingo)

En riesgo, más allá del resultado electoral

- AGUSTIN FONTENLA*

Después de que el primer ministro de Holanda, Mark Rutte, derrotara al ultranacio­nalista Geert Wilders en las elecciones parlamenta­rias de ese país, el presidente de la Unión Europea (UE), Jean-Claude Junker, afirmó que el pueblo holandés había votado “abrumadora­mente por los valores que representa Europa” y que el triunfo del político liberal sería “una inspiració­n para muchos”.

Las palabras de Junker son una declaració­n de intencione­s. La Unión atraviesa una crisis estructura­l severa. Esta semana, el Reino Unido quedó autorizado para iniciar su salida; el ultranacio­nalismo se convirtió en la segunda fuerza en Holanda; Turquía amenazó con romper el acuerdo sobre los refugiados, y varios Estados miembros no logran salir de la recesión.

La reina Isabel II, jefa de Estado británica, sancionó la ley que permite al Reino Unido iniciar la desconexió­n de la UE. Se prevé un divorcio pacífico pero no exento de daños. En España, por ejemplo, se perderían 500 millones de euros anuales por la baja en exportacio­nes al mercado inglés.

Sobre las elecciones en Holanda, Junker no reconoció el creciente nacionalis­mo. Matthijs Rooduijn, politólogo y profesor en la Universida­d de Utrecht, señala que además del segundo puesto obtenido por Wilders, y el ingreso al Parlamento de un nuevo partido nacionalis­ta, “el gobierno de Rutte se ha acercado más a posiciones nacionalis­tas: con restriccio­nes a los inmigrante­s y poniendo un énfasis muy fuerte en asuntos de identidad nacional”.

Un indicio de ese giro es la actual guerra diplomátic­a de Holanda y Alemania contra Turquía. Los dos gobiernos europeos impidieron que funcionari­os turcos celebraran mítines con las diásporas turcas en Europa.

En respuesta, el ministro del Interior de Turquía amenazó con romper el acuerdo con Bruselas para contener la ola migratoria y enviar a Europa 15 mil refugiados por mes. Tal escenario retrotraer­ía el caos.

Incluso si se mantuviera el acuerdo, la crisis de los refugiados sigue abriendo grietas en el bloque. Hungría podría encerrar a los inmigrante­s en contenedo- res de mercancías en las fronteras de la nación, tras una ley que votó en mayoría el Parlamento. Según Amnistía Internacio­nal, se violaría la normativa europea y la Convención sobre los Refugiados. Polonia, República Checa y Austria han tomado medidas similares.

En Europa occidental, la situación es delicada. La canciller alemana, Angela Merkel, congeló su plan de acogida de inmigrante­s después de un atentado terrorista en Berlín y un bajón en las encuestas. En septiembre habrá elecciones, y buscará otro mandato.

En España, se recibieron mil refugiados de 17 mil comprometi­dos hasta septiembre de 2017. Francia recibió menos de 10 mil, y la cuestión podría empeorar tras los comicios presidenci­ales de abril si se impusiera la nacionalis­ta Le Pen.

Ruth Ferrero, profesora de Ciencias Políticas de la Universida­d Complutens­e de Madrid, afirma que “el proyecto europeo sufre una crisis institucio­nal”, pero que podría aprovechar­se para revisar lo que no está funcionand­o en el ámbito económico, y también político, donde se observa “el progresivo deterioro de algunas de las democracia­s europeas, como Polonia o Hungría”.

En el ámbito económico, el problema está en dejar atrás la recesión. Grecia es un caso testigo. El fantasma del Grexit reapareció en febrero ante el riesgo de un default. Su deuda es del 180% del PBI. Aunque se aplicaron las políticas exigidas por Bruselas, en 2016 la economía creció un nulo 0,3%, y en 2015 cayó un 1,5%.

Ferrero afirma que las sociedades europeas “no encuentran en la UE ni en sus representa­ntes respuestas a sus necesidade­s: incremento de las desigualda­des, desempleo, recortes en los sistemas de protección social, etc”. En suma, “se han visto ‘estafados’ con la promesa europea de la prosperida­d”.

El 25 de marzo se cumplen sesenta años de la fundación de la Unión Europea. Los 28 miembros se reunirán en Roma con el objetivo de refundar el proyecto y reconquist­ar a los “estafados” que estos días son presa fácil del populismo. *Periodista, cubre la realidad internacio­nal desde Madrid.

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