Perfil (Domingo)

Variacione­s del sincretism­o

- LAURA ISOLA

Con curaduría de Laura Hakel, el artista tucumano Gabriel Chaile presenta una escultura, un mural y una instalació­n, donde los símbolos de la fertilidad quedan resignific­ados y se pone de manifiesto el diálogo entre estética, representa­ción y antropolog­ía.

Por un tiempo limitado, la sala de exposicion­es se transforma en un yacimiento arqueológi­co. El que modifica este paisaje, desde los vestigios de una civilizaci­ón perdida e imaginaria hasta el arte contemporá­neo, ida y vuelta, es Gabriel Chaile. La prospecció­n arqueológi­ca es simple, no requiere excavacion­es ni métodos científico­s para determinar el origen de estas formacione­s, que son tres obras: una escultura, un mural o friso y una instalació­n. Sin embargo, para entrar a Patricia, el nombre de la muestra de este artista tucumano en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, no hace falta el casco de expedicion­ario a la Schliemann sino un kit de herramient­as para pensar el vínculo entre arte y arqueologí­a, campo y ciudad, trabajo y artesanía, racionalid­ad y devoción.

Quizá fue Rufino Tamayo quien tuvo, en Latinoamér­ica, uno de los papeles más prepondera­ntes al pensar el arte precolombi­no menos en su función, como pieza arqueológi­ca, que como “obra de arte”. La primera gran colección de Tamayo que se convirtió en museo fue la de arqueologí­a y el Museo Arqueológi­co de Oaxaca se inauguró en 1974. Esa colección exhibe una mirada estética sobre el ma- terial artístico precolombi­no y no exclusivam­ente su valor histórico. Esa fue la impronta que Tamayo le dio y la manera en la que, ya un artista famosísimo y millonario, quiso devolver a la comunidad algo del éxito obtenido con su trabajo.

Chaile expande esta tradición y la vuelve reversible. La pieza central de la muestra, por su ubicación y resonancia, la que le da nombre, Patricia, es una figura de adobe mitad mujer mitad horno de barro. También su nombre se filia con los que pertenecen a una estirpe y le dieron forma a la Patria. Diosa nutricia, con sus muchas tetas y, en su vientre, el poder de la fecundidad. Del alimento que se cocina; del nuevo ser que crece. Impactante, en su tamaño, la obra propicia la contemplac­ión mística. Esa que unió el arte con algo superior, durante algún tiempo. Para Chaile, no hay diferencia, entonces, entre funciones: lo estético “sirve”. Le da

un sentido que anula la dicotomía. En realidad, la potencia.

Las paredes están escritas en la leng ua imposible de, tal vez, los adoradores de Patricia. El culto a esa divinidad podría estar en esas letras: líneas de polvo de ladrillo de una chocla de albañil. Una civilizaci­ón de trabajador­es que migraron del campo a la ciudad e intentan continuar, en el espacio urbano, sus ritos, plegarias y construcci­ones. Se llama Forma y razón y es la síntesis mitad mujer, mitad horno de barro. perfecta, con los materiales del mundo del trabajo, la chocla y el ladrillo, de decorar las paredes del museo. Los mismos devotos que, en todo caso, montaron Los jóvenes olvidaron las canciones, un altar realizado con encofrado y colchón, como ángeles de lo precario y la intemperie. De lo trágico y sublime.

Laura Hakel, la curadora de la muestra, diseñada especialme­nte para la Sala de Proyectos Especiales, explica que lo de Chaile es una “operación semejante al sincretism­o”. Aquello que, en antropolog­ía cultural y religión, es un intento de conciliar doctrinas distintas. Aunque en Chaile está lo de la combinació­n –“objetos, materiales y métodos constructi­vos vinculados a oficios manuales y a la producción en pequeña escala del hábitat y del alimento”, según Hakel–, se desvía de este proceso en tanto no habría un encuentro de dos culturas cara a cara ni posterior acomodació­n y asimilació­n, después de la crisis. Es preferible pensarlo en términos de una imaginació­n orientada a hacer de lo austero y lo popular objetos de culto. Darse para sí, el lugar del artista que inventa civilizaci­ones menos que el que las analiza. Con algo de místico y de chamán. Un poco de poeta.

Para Chaile, no hay diferencia, entonces, entre funciones: lo estético “sirve” Gabriel Chaile. Patricia.

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FOTOS: MAMBA MATRIZ. Patricia,
 ??  ?? 2011, óleo sobre tabla dorada a la hoja. La sala fue transforma­da en un yacimiento arqueológi­co.
2011, óleo sobre tabla dorada a la hoja. La sala fue transforma­da en un yacimiento arqueológi­co.
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El principio de la belleza está en el fin de la misma,
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CULTO POPULAR.
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