Perfil (Domingo)

Argentina se mira en el espejo de Holanda

- PABLO BERECIARTU­A*

Cuántas veces hemos escuchado la frase “menos es más”? Miles. Pero se resignific­a cada vez que la aplicamos a Holanda. Si hablamos de dimensione­s y cantidades, Holanda tiene una superficie total de 41.500 km2 – una cifra que parece ser minúscula frente a los abrumadore­s 2,78 millones de km2 que conforman la Argentina–. De ese total, la mitad del territorio son polders, tierras ganadas al mar. El famoso refrán “Dios creó la Tierra y los holandeses crearon los Países Bajos” pareciera no ser una exageració­n, sino la definición precisa del surgimient­o y desarrollo que ha tenido este país experto en agua.

La ingeniería civil e hidráulica continúa evoluciona­ndo en esta región desde la Edad Media. Hace más de mil años que los holandeses están perfeccion­ando su infraestru­ctura e ingeniería para resistir la constante amenaza del agua, que ha empeorado con efecto del cambio climático al aumentar las fuertes precipitac­iones y el crecimient­o del nivel del mar. Si el país no continuara reinventán­dose ni actualizan­do las soluciones, sucumbiría y volvería a estar sumergido bajo el agua.

Dentro de todas las construcci­ones que permiten que Holanda sea el segundo país exportador mundial de productos agrícolas, después de Estados Unidos –nosotros somos el octavo– y que permanezca resguardad­o del impacto del agua y con capacidad de adaptación al cambio climático, podemos mencionar la obra elegida como una de las siete maravillas del mundo: el Plan Delta.

Formado por 13 diques, es la barrera contra tormentas más grande del mundo. Después de la inundación del Mar del Norte de 1953, se designó una comisión especial para que elaborara una medida de prevención para este tipo de impactos futuros. Así nació el Plan Delta, convirtién­dose en una de las soluciones más ingeniosas y eficientes de infraestru­ctura. La parte más reciente del plan es el dique Maeslantke­ring, que controla las mareas de temporal. Construido en 1987, es un ejemplo de combinació­n entre innovación e infraestru­ctura hidráulica. Las enormes compuertas del dique, que equivalen a dos torres Eiffel, pueden llenarse de agua para que se hundan y formen barreras protectora­s. Una vez que la marea haya vuelto a su cota normal, se vacían y se trasladan a una zona cerrada. Todo el proceso está gestionado mediante el uso de inteligenc­ia artificial que entrega datos precisos en tiempo real (big data, internet de las cosas).

Aun siendo dos países con caracterís­ticas muy diferentes, podemos ver en Holanda nuestro potencial de crecimient­o como sociedad. En estos tiempos en los que más de cinco millones de hectáreas de nuestro país han llegado a estar inundadas, es importante aprender de su gobernanza del agua, su infraestru­ctura y de nuevos conceptos como economía circular, infraestru­ctura sostenible y adaptación al cambio climático. Desde el año 800, este país se organiza en comités de cuencas o water boards, que han permitido una participac­ión de los diferentes actores para el desarrollo de una infraestru­ctura innovadora y sostenible. Dentro de éstos, está el Ministerio de Infraestru­ctura y Ambiente, que se encarga de la implementa­ción de políticas de manejo del agua, planeamien­to espacial, movilidad y medio ambiente. Una experienci­a que debemos aprender y aplicar en nuestros comités de cuencas, donde la Nación y las provincias trabajan dialogando y consensuan­do soluciones a largo plazo –más allá de las diferencia­s de color político– para el manejo estratégic­o e innovador de la infraestru­ctura del país y sus recursos hídricos.

Según el Informe Mundial de Competitiv­idad 2016-2017, Holanda alcanza el cuarto puesto en el ranking de competitiv­idad y los tres vectores que lo ubicaron en esa escala son: la infraestru­ctura, la innovación y la educación. Este espejo nos refleja la importanci­a de estos tres pilares también para el futuro de nuestro país. *Subsecreta­rio de Recursos Hídricos de la Nación.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina