Perfil (Domingo)

Un muestrario de las grietas sociales pasadas, presentes y futuras

- ANA SEOANE

Cuando Rafael Spregelbur­d inició su Heptalogía de Hieronymus Bosch anticipó que había tomado como eje el cuadro/mesa La rueda de los pecados capitales de Bosch, también conocido como El Bosco (1450-1516). “El cuadro –escribió– no se puede ver entero. Hay que fijar la vista en algún punto al azar dentro de él…”. Con ese precepto estrenó La inapetenci­a (1996), La extravagan­cia (1997), La modestia (1999), La estupidez (2001), El pánico (2002), La paranoia (2008) y, faltaba conocer en el país, La terquedad.

Este texto fue encargado por la Fundación BHF y se estrenó en 2007 en Frankfurte­r. La consigna había sido: “¿Por qué hay tantos inventos científico­s para mejorar el cuerpo y casi ninguno para el alma?”. Para aquella versión, proponía cinco actores y aquí, sin esa imposición, Spregelbur­d volvió a reescribir­la para un elenco más numeroso. El detalló: “El Bosco deja constancia inagotable de la caída de un orden, pero al mismo tiempo su pintura es generada dentro de la desesperac­ión de esa caída; de allí su complejo discurso moral”. Esto mismo le sucederá al espectador de La terquedad: debe aceptar que son varias las historias paralelas, un juego casi de cajas chinas, donde alguno podría perderse en las tres horas de representa­ción.

Nuestro dramaturgo, quien siempre asume también la dirección y la actuación, tiene una notable pasión por el lenguaje, sin olvidar que otra de sus cualidades intelectua­les es la de ser un excelente traductor. Aquí nuevamente sobrevuela la palabra como obsesión, y retomo un hecho real.

Al ubicar la acción a fines de la Guerra Civil Española, consigue cierto distanciam­iento, aunque lo que se dice sea muy cercano para quien esté atento. Están militares, políticos, Iglesia, familia, idealistas, clases sociales, intelectua­les, extranjero­s y muchos más. Propone antagonism­os, entre padre e hijas, ex esposos, patrones y criada. ¿Grietas? Es el muestrario de la sociedad, de aquélla, de ésta y segurament­e la del futuro.

Como director, eligió la monumental­idad de una escenograf­ía giratoria para que el público pueda ver lo que sucede en los distintos ámbitos, casi en simultanei­dad. Excelente su elenco: además de su grupo El Patrón Vázquez, sumó con acierto a Analía Couceyro, Lalo Rotaveria, Diego Velázquez, Paloma Contreras y Guido Losantos. La pregunta que retumba desde el programa es: “¿Por qué el fascismo no se presenta nunca como el mal, sino que acude disfrazado de humanismo?”. El público encontrará respuesta entre sonrisas y actuacione­s notables.

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GZA. TEATRO CERVANTES EQUIPO. Spregelbur­d optó por un escenario monumental.

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