ENCAJAR O NO ENCAJAR, ESA ES LA CUESTION
—¿Qué lección te gustaría dar, si hay una lección, de tu versión del personaje? —Que está bien no encajar y no ser como los demás. Yo entiendo a veces esa sensación. Ella quiere cosas para ella: crecer, viajar, ser inventiva, leer lo más posible, estar enamorada de las creaciones de su padre (y la posibilidad de creer). No ve un límite. Quiere aventura en el mundo, y el mundo se la debe. Poco importa dónde se la encierre, siempre encuentra un camino. —¿Cómo fue el proceso para crear el film tal como se lo ve hoy? —Empezamos con un esquema, con una idea. Después vimos que había ideas que debían comenzar a flotar por sí mismas, ideas que el mismo cuento te pide que ayudes a que tengan otra vida. Si tu personaje se enamora finalmente en un baile, entonces debés comprometer tu corazón en esa escena. No creo en escenas que sean trámites, algo a resolver. Y eso no implica una seriedad cerrada, o solemne. Entonces, cuidar hasta el vestido y la forma en que parece de- bería flotar es un gesto de cariño en medio de una producción donde cada objeto vale millones. Es la película que quería hacer. —¿Cómo fue interactuar con objetos que no estaban ahí, tal como le sucede al personaje con candelabros que hablan, tazas de té que son niños y demás personajes del film animado? —Raro. Por suerte, diez años en el mundo de Harry Potter te dan mucha experiencia trabajando con aquello que está ahí de Harry Potter. —Se habla mucho de la relación entre Bestia y Belle. ¿Cómo la ves vos? —Belle activamente discute y pelea con él. Siempre. Está presa, pero sigue peleando por ser un personaje independiente, y creo que es algo que se tuvo en cuenta desde el primer momento. Sus “no” eran claves para el desarrollo de su relación. Cuando él entiende que ella es otra cosa, no alguien obediente, entonces realmente ve quién es ella y quién debería ser él. Su príncipe azul no es otra cosa que alguien que finalmente la entiende.