VACIO HISTORICO
En el torbellino político que vive la Argentina es importante señalar un silencio en el período histórico transcurrido entre la asunción de Juan Domingo Perón a la presidencia de la Argentina, su muerte y los días de Isabel Perón y López Rega al frente del gobierno peronista de ese entonces. Militaba en la Franja Morada de la UNL en Santa Fe y conformábamos junto a otras fuerzas las juventudes políticas argentinas (JPA), influenciadas por las brisas socialistas que venían de Cuba y la fuerte utilización de los jóvenes peronistas desde Madrid atizando la lucha frente a la dictadura militar. Conocí a muchos de los desaparecidos y militantes de esa época y llamaba la atención la escasa o nula formación democrática de la juventud peronista de las regionales y de los jóvenes marxistas, quizás sintetizado en las palabras de sus comunicados: “La democracia liberal burguesa”, sin comprender el importante paso cultural que significaba instaurar la participación de las masas en el destino democrático de la Argentina para lograr cambios sociales anhelados por todos. Esta fue una de las causas esenciales que llevó a la JP de las regionales a elegir “la vía armada” para la toma del poder, desechando el camino democrático y de mayorías elegido por la juventud radical y los jóvenes socialistas del 70. Luego vino la muerte de Rucci a manos de los montoneros, la represión ilegal desatada desde el Estado (primero por Perón y luego por Isabel, López Rega y el Consejo Nacional Justicialista contra el peronismo llamado “de izquierda”). La persecución y muerte de los “infiltrados al peronismo”, la modificación del Código Penal por parte de Perón e Isabel, terminó con la palabra “aniquilación” decretada por el presidente Luder y todos los ministros justicialistas con un saldo de cerca de mil desaparecidos y más de 1.500 muertos en esa “guerra” o “aniquilación