Vientos a favor del continuismo
Después de una década de gobierno de Rafael Correa, el Ecuador acude a las urnas el día de hoy para elegir a quien será presidente por los próximos cuatro años.
En una campaña marcada por la denuncia, la descalificación y la agresión, los candidatos se olvidaron de los electores y decidieron dirigirse a las élites, a sus propios partidarios y al círculo rojo en general. Las caravanas, las banderas, las tarimas fueron espacio de una confrontación negativa que no se había visto antes en el país. La primera vuelta electoral. Durante el gobierno del presidente Rafael Correa el Ecuador vivió una bonanza económica producida por el alto precio del barril de petróleo. Las cifras de popularidad del gobierno se mantuvieron altas mientras duró la bonanza, y comenzaron a caer junto con los precios del crudo. El deterioro de la economía hizo pensar a las candidaturas no oficialistas que debían marcar el terreno con el eje de correísmo/anticorreísmo, gobierno/oposición, buenos/ malos, suponiendo que esto era lo único que inquietaba a los votantes.
Olvidados, los electores vieron desfilar a los candidatos de la “oposición” con un discurso político alejado de sus necesidades. El mito de que “ganará quien pase a la segunda vuelta” provocó una guerra entre ellos, que revivió en la ciudadanía los sentimientos negativos que guardaba en contra de lo que el correísmo llamó y llama partidocracia.
El tono de la campaña fue “todos contra Correa” y “todos contra todos”, lo que le dio respiro al candidato oficialista, al que le faltó 0,6% de los votos para ganar en una sola vuelta. La segunda vuelta electoral. El 19 de febrero se llevó a cabo la primera vuelta electoral. Los resultados no fueron dados con premura por el Consejo Nacional Electoral, lo que provocó una ola de sospechas.
Las denuncias de fraude por parte del candidato opositor Guillermo Lasso provocaron una jornada de protesta el 20 de febrero con los ciudadanos de Quito en las calles pidiendo respeto a la decisión popular. Horas más tarde, de manera incomprensible, el partido del gobierno se sumó a las denuncias de fraude y el propio presidente de la república cuestionó al Consejo Nacional Electoral.
Esto dio una oportunidad a Guillermo Lasso, quien pudo ganar aprovechando el ambiente antigubernamental que se instaló en la gente.
La campaña en segunda vuelta no tuvo un giro importante. Las dos candidaturas se mantuvieron en la lógica de la primera vuelta, pero el gobierno manejó una agenda de inauguraciones y puso al presidente a carinar por los pueblos en contacto con la población. Lasso se dedicó a conseguir el apoyo de los antiguos políticos, que en todos nuestros países suman poco y restan bastante.
Los resultados de las encuestas son ajustados, aunque soplan vientos a favor del oficialismo. Guillermo Lasso necesitará casi un milagro para ganar las elecciones.
El Ecuador sale fragmentado, con una economía frágil y un nivel de enfrentamiento que hará difícil la gobernabilidad.
el tono de la campaña fue “todos contra Correa” y “todos contra todos”
*Politólogo ecuatoriano.