Perfil (Domingo)

Socios de Canadá y Australia

Es importante fortalecer vínculos con estos dos países, miembros del G20 como la Argentina, en el contexto de una política exterior de horizontes diversos.

- PATRICIO CARMODY*

Mucho se ha debatido sobre las diferentes vías de desarrollo que han seguido Canadá y Australia con respecto a la Argentina, a pesar de puntos de partida similares: la explotació­n de sus vastos territorio­s y recursos naturales. Pero menos se ha hablado sobre los relacionam­ientos que estos dos países mantienen con la Argentina, cómo nos benefician y pueden hacerlo en el futuro.

Dentro de una política exterior de horizontes diversos, que procura mantener relacionam­ientos positivos y simultáneo­s con las potencias establecid­as, las emergentes, y el exterior próximo, fortalecer las relaciones con Canadá y Australia es importante. Ambas ex colonias británicas, que todavía mantienen a la reina Isabel II como jefa de Estado, en general han sido prudentes, y raramente han tomado posiciones extremas en materia de política exterior. Por otro lado, ambas naciones son miembros del Grupo de los 20 (G20), el principal foro de cooperació­n económica internacio­nal, que la Argentina liderará en 2018 y que Canadá pretende guiar en 2019.

Canadá –la séptima economía del mundo–, y Australia –la décima– son países de gran magnitud geográfica y baja población: Canadá cuenta con 35,8 millones de habitantes y Australia con 23,8 millones. Pero el producto bruto interno (PBI) de Canadá es de un billón 674 mil millones de dólares (2016), y el de Australia es de un billón 339 mil millones (2015), contra los 583 mil millones de Argentina (2015). Esto hace que el PBI per cápita anual de Cánada sea de 46.700 mil dólares y el de Australia de 56.300 mil, muy superiores a los 13,4 mil de Argentina.

Ambas naciones han capitaliza­do con esfuerzo la relación con sus competitiv­os entornos geográfico­s. Canadá está integrado al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, al cual va el 77,8% del total de sus exportacio­nes. Estas últimas representa­ron 390 mil millones de dólares en 2016, un 23,3% del PBI, y son diversific­adas. Los productos más vendidos son: vehículos, combustibl­es minerales, maquinaria y computador­as, piedras y metales preciosos, y madera. Por su lado, Australia lleva años optimizand­o su integració­n económica con Asia. Así, 32,2% de sus exportacio­nes van a China, 15,9% a Japón, 7,1% a Corea de Sur y 4,1% a la India. Las exportacio­nes australian­as fueron de 184 mil millones de dólares en 2015, lo que representa un 13,7% del PBI. Las productos más vendidos son: mine- rales, combustibl­es minerales, piedras y metales preciosos, carne y cereales.

Además de la prosperida­d económica, ambos sistemas políticos han asegurado altos grados de cohesión y transparen­cia. Así, en estos países con economías de mercado se han alternado gobiernos de derecha e izquierda, con estos últimos actuando en forma responsabl­e, y asegurando altos niveles de cohesión social. Canadá y Australia han generado líderes de gran prestigio mundial, como el primer ministro socialista canadiense Pierre Trudeau, padre del actual líder Justin Trudeau. Aquel gran conocedor del mundo bregó por aumentar los fondos de cooperació­n internacio­nal de su país, y siendo de la provincia francófona de Québec, luchó para dar forma a un Estado federal bilingüe anglo-francés. Como ejemplo de esto, en los debates en el Parlamento en Ottawa, si alguien le hacía una pregunta en inglés, contestaba en francés. Pero si alguien le preguntaba en francés, respondía en inglés. Otro ejemplo es el líder laborista australian­o Paul Keating. Este último, como secretario del Tesoro primero, y luego como primer ministro, introdujo cambios significat­ivos en su economía en los 80 y 90, con apoyo sindical, que aceleraron su desarrollo. Así, ambas naciones han logrado generar altos niveles de vida para sus habitantes que, más allá de lo económico, se refleja en altos niveles educativos –confirmado por las pruebas PISA– y en altas posiciones obtenidas en el “índice de la felicidad” (World Hapiness Index), con Canadá séptimo en el mundo y Australia noveno. Entre los factores que afectan al “índice de la felicidad”, se incluye la confianza que genera la transparen­cia, resultante en bajos niveles de corrupción. En el área de la transparen­cia institucio­nal y en la educativa, hay valiosos elementos, que pueden ser adoptados o adaptados en Argentina.

En lo comercial, ambos destinos ayudan a diversific­ar nuestras exportacio­nes más allá del agro y la agroindust­ria, y generan superávits. Así, más del 80% de las exportacio­nes al Canadá son ventas de oro y derivados. Nuestras exportacio­nes a ese país representa­ron 1.294 millones de dólares en 2015, una disminució­n del 46% con respecto a los 2.383 millones exportados en 2011. A pesar de esto, se verificó un superávit de 833 millones de dólares en 2015. En el caso de Australia, las exportacio­nes han sido más estables, con ventas de 588 millones de dólares en 2011, y de 609 millones en 2015. Las exportacio­nes a Australia también generan superávits, donde las manufactur­as de origen agropecuar­io representa­n un 56% y las de origen industrial un 33%.

En cuanto a inversione­s, Canadá y Australia son líderes mundiales en minería, y contribuye­n a su desarrollo en Argentina. Se concentran en la explotació­n de metales preciosos –oro, plata– y en la de metales “verdes” –litio y cobre–, vitales para las industrias “limpias” como las de vehículos eléctricos y baterías. Dado el potencial impacto ambiental, es crítico, como afirmó Justin Trudeau en su visita a Buenos Aires, que estas empresas cumplan con las normas de seguridad que rigen en sus países. A su vez, empresas de estas dos naciones invierten, o planean invertir, en energías renovables y agroindust­ria.

En lo tecnológic­o, Argentina ha interactua­do con ambas naciones en materia nuclear. Así, la central atómica de Embalse, en Córdoba, fue construida con tecnología de la empresa Candu (Canadian Deuterium & Uranium). A su vez, la Argentina ha exportado a Australia un reactor de investigac­ión, desarrolla­do por la empresa Invap. Por último, en lo deportivo, la Argentina comparte con Australia la pasión por el rugby. Así, la Argentina se ha convertido en miembro de la Sanzaar, la asociación de rugby que agrupa a las potencias del Sur: Sudáfrica, Nueva Zelanda y Australia. Participar en competenci­as a nivel de selección y de clubes con estas naciones se convierte en una metáfora para el desarrollo argentino, ya que requiere un enorme esfuerzo y un gran nivel de coraje y competitiv­idad para hacerlo con éxito.

Las interaccio­nes con ambos países hoy son muy positivas. La visita del primer ministro Justin Trudeau, y la del gobernador general de Australia en 2016, así lo confirman. Esto se reforzó con la reciente visita de la vicepresid­enta Michetti a Australia, junto al vicecancil­ler Villagra Delgado, ex embajador en esa nación. Generar vínculos más profundos con Canadá y Australia beneficiar­á a nuestro país en múltiples y variados niveles. *Autor de publicado por el CARI, con el apoyo de la Fundación Konrad Adenauer.

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CEDOC PERFIL TRUDEAU. Cordialida­d en la visita del premier canadiense a Buenos Aires.
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