EL HUMOR Y LA REALIDAD
—Es muy fácil ir a lo obvio. Los tuits, por ejemplo. Pero hay algo de la perspectiva que sí es necesario, al menos en nuestra comedia. Y hablo de nuestro show. Nunca queremos referirnos a estas cosas directamente. Tuvimos un episodio sobre tuits la temporada pasada, y eso hoy probablemente no lo haríamos. Nos ha pasado de hacer bromas sobre nuestros personajes y su estupidez para después ver esas cosas suceder en el mundo real de la política. Si un escritor hubiera desarrollado determinadas personalidades en tales personajes, hace años hubiera sido acusado de hacerlos demasiado En el show evitan citas directas. estúpidos. Hoy la vara es distinta. —El show no ha parodiado eventos puntuales de la política norteamericana. Incluso, el posee una historia paralela: después de Ronald Reagan, los presidentes en la línea cronológica del show son ficticios. Es una elección. —Al no ser mi personaje la presidenta ya, eso nos da algo de distancia. La distancia de no estar en la Casa Blanca ha sido una ventaja. No es una pa- rodia. No es Saturday Night Live. Ellos ya lo hacen de forma brillante, no es necesario que los ayudemos. Para cuando nuestra broma se emita, si quisiéramos hacerla, ya queda vieja. Habrá que mirar más a Obama. Por ejemplo, ¿cómo es la vida de alguien que es ex presidente? Cuánto cobra por un contrato por un libro, cuánto cobra por una charla, la pelea por seguir siendo relevante. Hemos investigado mucho sobre presidentes que ya no lo son: hablamos con gente que trabaja con ellos, nos encontramos con Mitt Romney. La idea clave es postularse para presidente y no ganar. Gente que trabajó con la primera candidatura de Bush, y también la segunda.