La máquina de inscribir
Mi vida fascista y yo Autor: Luciano García Género: novela Otras obras del autor: La máquina de coser paraguas, El cuerpo, excepto, Impertenencias
Editorial: Ediciones del Trinche, disponible gratuitamente: https://drive.google.com/file/ d/0B8u9tTBbQz6YeWU1YllXd09zZEk/view Libros son libros, no importa cómo circulen. Y si la prosa clama por un lector, él mismo discurre entre miles de páginas que ocultan el fin: verdadero goce de la lectura. Una falleba para espiar la diferencia intelectual, he aquí ejemplo. ¿Qué es un escritor cuando lo escrito por sí es también para nadie? ¿Adónde va el yo del creador de un pequeño cosmos? El realismo es imposible, no más que como informe policial o de inteligencia, y así tiene una intención política. García hace política de la inutilidad de todo informe: “Lo que yo tengo que hacer es inventar al autor de mi obra”. Elucubra un cero a la izquierda, el suyo propio, para “demostrar que el mundo existe, escribir el Quijote”.
La voluntad de narrar lleva hacia la dimensión de un ser cuestionado y en cadencia dislocada. Lo que se escribe cuestiona la fe en las palabras, trascendencia, esquema y trama. Los malentendidos de la crítica, de la circulación cultural, relanzan el objeto de fobia en la representación del uno hacia la víctima lectora, mecanismos de un mal generalizado en los ágrafos de turno. La dimensión de Mi vida fascista y yo es la del manifiesto concreto del juego apalabrado, bajo signos rigurosos, sin preferencias ni modales vanguardistas.
“Me encontré un estilo tirado en la calle. Dije es mío. Miré para todos lados. A nadie parecía importarle…”. Y el que habla es Carlos, todos los que no lo son también, porque “la gente se convierte en escritor, gana prestigio o se martiriza, para curase, para soportar y eludir el vacío de sus vidas, de todo”. ¿Adónde va el texto cuando el cuerpo dice basta? ¿Existe la resonancia de un dios lector siempre insomne? A García lo espera el papel encuadernado, como honra.