Brasil, caso testigo
Puertas adentro, en el Banco Central recuerdan un caso testigo sobre el efecto negativo de modificar la meta de inflación o de simplemente relajar los controles, ante el creciente reclamo de distintos sectores miran el objetivo de 12 a 17% de inflación como un acto de fundamentalismo. Se trata ni más ni menos de Brasil, que en medio de un 2016 de fuerte convulsión política había fijado una meta de suba de precios de 4,5%, pero el vecino país terminó el año pasado con una inflación acumulada de 6,29%. Para 2017, se subió la meta a 6%, casi sin modificar el nivel del año pasado, si bien en el primer trimestre la suba de precios fue 0,91%, los analistas del vecino país atribuyen principalmente a la recesión y estiman una suba muy superior para lo que resta del 2017. El riesgo en la credibilidad, algo que podría ser casi imposible de recuperar, también representa un riesgo para el BCRA.