Perfil (Domingo)

La Justicia fue responsabl­e de la corrupción

- JORGE FONTEVECCH­IA

No hay crimen más grave que la corrupción. Otros delitos violan una ley mientras que la corrupción ataca los cimientos de todas las leyes. En nuestra forma de gobierno, toda autoridad reside en el pueblo y es por ellos delegada a quienes los representa­n en cargos oficiales. No existe delito más grave que el de aquel en quien se ha depositado tan sagrada confianza, que la venda en su propio beneficio y enriquecim­iento; y no menos grave es la ofensa del pagador de la coima. Es peor que un ladrón, porque el ladrón roba al individuo, mientras que el agente corrupto saquea a toda una ciudad o estado. Es tan maligno como el asesino porque el asesino sólo puede tomar una vida en contra de la ley, mientras que el agente corrupto y la persona que corrompe toman parte de la vida de toda la sociedad. El Gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo desaparece­ría de la faz de la tierra si la corrupción fuera tolerada. Tanto los que se benefician como los que pagan las coimas poseen preeminenc­ia en la infamia.

La exposición y el castigo de la corrupción pública son un honor para una nación, no una desgracia. La vergüenza está en la tolerancia, no en la corrección.

No hay otra ciudad o estado, mucho menos la nación, que sea ofendido por la aplicación de la ley. Si falláramos en dar todo lo que tenemos para expulsar la corrupción, no podríamos escapar a nuestra parte de responsabi­lidad por esa culpa. El primer requisito para el éxito de un gobierno es la aplicación de la ley, sin vacilacion­es, y la eliminació­n de la corrupción. (Theodore Roosevelt, discurso del presidente norteameri­cano frente al Congreso en 1903).

*** Este texto leyó el juez del Lava Jato, Sergio Moro (la negrita señala el párrafo que repitió), en la disertació­n final durante su visita a Argentina, que coincidió con el procesamie­nto del juez Bonadio a la familia Kirchner, a Lázaro Báez y a Cristóbal López por asociación ilícita. También se produjeron las acusacione­s cruzadas entre Elisa Carrió y la jueza Servini de Cubría contra el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, casi en simultáneo con la visita del juez Moro a la Corte Suprema, donde Lorenzetti se fotografió con Moro y Bonadio.

Esa imagen no esconde la enorme diferencia entre cómo atacaron la corrupción la Justicia de Brasil y la de Argentina. La foto misma que compartier­on Moro y Bonadio, donde la camisa, la corbata y el saco del juez argentino estaban totalmente desaliñado­s, pareciera ser una metáfora de la diferente prolijidad entre el juez brasileño y el nuestro. En Brasil, el Partido de los Trabajador­es gobernó con Lula y Dilma de 2003 a comienzos de 2016, muy parecido al Frente para la Victoria en Argentina que gobernó con Néstor Kirchner y Cristina de 2003 a fines de 2015, apenas meses de diferencia. Pero en Brasil su Justicia comenzó a procesar funcionari­os a partir de 2005 y, como jefe de asociación ilícita, al jefe de Gabinete de Lula, José Dir- ceu, mientras que en la Argentina tuvimos que esperar que transcurri­eran 12 años de kirchneris­mo para tener el primer procesamie­nto por asociación ilícita. ¿Cuánto se hubiera ahorrado si en 2005, cuando la corrupción kirchneris­ta era evidente, estos jueces hubieran juzgado lo mismo que hoy juzgan?

En Brasil, el primer caso de corrupción condenado fue el Mensalão: mensualida­des pagadas a políticos por agencias que intermedia­ban con la publicidad oficial (idéntico a Argentina); comenzó con una denuncia de la revista Veja a la que rápidament­e se sumó aportando más informació­n el diario Folha de São Paulo. No faltaron denuncias similares de la prensa argentina para que la Justicia actuara: la revista Noticias y el diario PERFIL denunciaro­n sólo entre 2005 y 2006 corrupción en la construcci­ón de cárceles (De Vido), corrupción con la obra pública en Santa Cruz (Lázaro Báez, quien fue tapa al año siguiente con el título “El testaferro de K irchner ” ), el caso Skanska (De Vido), donde aun con grabacione­s de los ejecutivos confesando las coimas la Justicia las descartó como prueba, y la corrupción con la publicidad oficial, por la que se organizó una conferenci­a a la que concurrier­on todos los correspons­ales extranjero­s en 2006. Ninguno de estos cuatro casos tuvo un solo procesado.

Parte de la Justicia argentina es responsabl­e de la corrupción, porque si, como recalca el juez Moro del discurso de Roosevelt: “La exposición y el castigo de la corrupción pública son un honor para una nación, no una desgracia. La vergüenza está en la tolerancia, no en la corrección”, para parte de la Justicia argentina quedó la vergüenza, la desgracia y el deshonor.

Otra diferencia entre la Justicia argentina y la de Brasil no sólo reside en su falta de oportunism­o sino también en su real pluralismo: se investigó y condenó a políticos de todos los partidos. Y se condenó también a quienes pagaban las coimas. ¿Sólo Lázaro Báez y Cristóbal López pagaron coimas? Sería un salto de “madurez institucio­nal”, como definió el juez Moro lo que está ocurriendo con la Justicia en Brasil, que además de condenar a Lázaro Báez y Cristóbal López, también se condenara a todos los otros em-

“La exposición y el castigo de la corrupción son para una nación un honor y no una vergüenza.” (Theodore Roosevelt) “El ladrón viola una ley, la corrupción ataca todas las leyes. El asesino toma una vida, el corrupto la de la sociedad.” (Ibíd.).

presarios que de manera sistémica pagaron coimas para obtener contratos de obra pública y otras concesione­s del Estado, y traficaron con la publicidad oficial. Sólo con esto último: ¿hace falta algo más público y evidente que el tráfico que se realizó con la publicidad oficial? Recién este viernes la Sala V de la Cámara de Apelacione­s en lo Contencios­o Administra­tivo Federal confirmó la sentencia de primera instancia a favor de Editorial Perfil correspond­iente a las revistas y sitios de internet que no estaban incluidos en el primer amparo. Pasaron 11 años y no hay un solo procesado por el uso del dinero de la publicidad oficial para fines políticos, lo mismo que en Brasil le hizo perder su cargo al jefe de Gabinete en 2005, y aún continúa preso. Donald Trump - Claudio ‘Chiqui’ Tapia

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CIJ juntos en la Corte.
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A DESCABEZAR. Uno va contra el presidente sirio Al Assad. El otro, contra el DT Bauza.

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