Nuevas ofertas educativas para los millennials
Las instituciones buscan motivar a los jóvenes, pero aún no se tiene en claro cuáles son las carreras del futuro. La importancia de mantener la rigurosidad en la comprensión de lectura y el cálculo.
Un momento i ncómodo para un maestro es cuando se le menciona que dos de cada tres niños que inician la primaria trabajarán en empleos que aún no existen. Resulta una interpelación a los contenidos que se están impartiendo. ¿Cómo formar a alguien en algo que no se sabe si tendrá relevancia en el futuro? ¿Qué será obsoleto y qué no?
Al llevar este concepto al ámbito universitario, no hay claridad en cuáles serán los desafíos profesionales que tendrán los alumnos que actualmente inician sus estudios. Aquellos que hoy empiezan a recorrer el camino de la profesión tomarán decisiones en un mundo que no será éste. Nuevamente el cuestionamiento y la interpelación. Sin embargo, la mirada debería ser mucho más optimista. Durante todo el siglo XX, nos vimos sorprendidos por el cambio tecnológico que derrumbaba fronteras y conceptos arraigados. El hombre pudo volar, luego llegó a la luna, y terminó el siglo con internet. El punto es que el sistema educativo no se daba por enterado. Ni siquiera en las carreras técnicas se vislumbraba que los docentes eran conscientes del tsunami tecnológico que luego nos atravesó. Un ejemplo es que en la década de los 80 sobraban ingenieros, y dos décadas después, el país se despertó ante una nueva realidad: muy pocos jóvenes quieren estudiar ingeniería.
En ese sentido, el siglo XXI lo iniciamos sabiendo que todo cambiará, no sabemos hacia dónde pero entendemos que nada quedará como es hoy. Desde un punto de vista social, este pasaje de un mundo “moderno” a un mundo “posmoderno” o, como acuñó Zygmunt Bauman, de un mundo sólido a un mundo líquido, produjo cambios en la mirada hacia el futuro. Hay que comprender que la educación es una inversión a largo plazo, se realiza un esfuerzo muy grande y los resultados se visualizarán muchos años más tarde, a veces varias décadas después. Los millennials, que nacieron en el mundo líquido, tienen sus características muy marcadas, prefieren el orden personal al orden social, privilegian la individuación, necesitan sentir que son ellos los que controlan su tiempo, y se mueven dentro del ámbito de la transitoriedad y lo instantáneo. Con estas características, les cuesta definir su rumbo profesional ya que ese proceso está signado por aspectos contrapuestos a sus valores. Estudio. En un sondeo realizado dentro del marco de la